Constitución: deber de memoria

lunes, 24 de diciembre de 2012

Los que con mayor vehemencia se oponen a cualquier modificación de la Constitución española son, en buena medida, los que menos intervinieron en hacerla posible. Parece que han olvidado o que desconocen, en particular, las circunstancias que rodearon la redacción del capítulo 8º, dedicado a la estructuración del Estado en Comunidades Autónomas. 

El auténtico encaje de bolillos que fueron capaces de llevar a cabo, con innumerables presiones, los "padres de la Constitución", permitió hacer efectiva la transición a un sistema democrático, con un pluralismo político, cultural y lingüístico encomiable, aconfesional, ... a pesar de la creciente "tensión" originada por las discrepancias de quienes, desde algunos sectores nostálgicos de las fuerzas armadas, consideraban que se había ido demasiado lejos tanto en el reconocimiento de partidos como en la delegación de competencias de gobierno a las Comunidades Autónomas. 

Y, en consecuencia, la prevista "federación", sin privilegios "históricos" para Comunidad alguna, quedó en "sinfonía inacabada" en palabras del "mago" de la transición, el Presidente Adolfo Suárez. Con su dimisión, tan dolorosa como bien calculada, trató de evitar el golpe de Estado que, de todos modos, tuvo lugar. Y no resultó, por milagro, en una auténtica tragedia. 

La Constitución no sólo deberá ponerse al día serenamente -sin el acoso de los mercados que paradójicamente, increíblemente, motivó la única reforma efectuada- sino que debe aparecer como solución y no como problema, como la Carta Magna de un Estado donde quepan todos los españoles con una gran capacidad de autogobierno y unos principios comunes bien establecidos y generalmente aceptados. 

Hay que completar ahora la "sinfonía inacabada", después de 35 años con unos resultados excelentes, en lo que a la descentralización se refiere, que no deben desvirtuar cuestiones económicas relativas a la deficiente gestión de algunas Comunidades. 

Sí: mejorar y actualizar lúcidamente, cuando haga falta, la máxima referencia jurídica del Estado. 

Completar cuando sea necesario lo que tuvo que quedar inacabado. 

Hace tiempo que debía haberse hecho, pero ahora es muy urgente. 

Deber de memoria.

5 comentarios

Siempre pongo el mismo ejemplo al respecto: el fútbol empezó con una pelota, y hoy hay 4 árbitros y cámaras de revisión sobre línea de gol.

¿Qué interés hay en no evolucionar?. Hagamos ya de una vez la Constitución del Siglo21. La España del Siglo21 lo necesita.

Abrazos, Feliz Navidad.

24 de diciembre de 2012, 12:44
Juliana Luisa dijo...

Estoy de acuerdo en la necesidad de modificar la Constitución española, pero, a pesar de esa urgencia, no creo que este sea el momento más oportuno, porque en estos momentos quienes realmente gobiernan son "los mercados": desde mi punto de vista, no tenemos un gobierno democrático sino una dictadura, una plutocracia o un estado feudal. Como usted bien dice, paradojícamente, increiblemente, la única modificación, estuvo protagonizada por los mercados, sin que fuera consultada a la ciudadanía. ¿Cuándo una Constitución puede ser alterada a espaldas de los ciudadanos?
Necesitamos pero no podemos.

Un saludo

25 de diciembre de 2012, 12:12
Camino a Gaia dijo...

Me temo señor Federico que los mercados ya han hecho la modificación de la Constitución a su conveniencia.
La misma propuesta por parte de los dos partidos mayoritarios ya nos decía sobre el artículo 135 "que justifica su consagración constitucional, con el efecto de LIMITAR y ORIENTAR, con el mayor rango normativo, la actuación de los poderes públicos"
En esta modificación se establece que "Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de PRIORIDAD ABSOLUTA."
Solo hace falta rescatar a los bancos con dinero público y dar PRIORIDAD ABSOLUTA al pago de intereses a estos mismos bancos y el saqueo está servido. Ningún otro artículo de la Constitución establece ese rango de forma tan clara y precisa.

La única forma que tenemos de orientar nuestra economía a la satisfacción prioritaria de las necesidades básicas es promover una reforma de la Constitución que de PRIORIDAD ABSOLUTA a satisfacer las necesidades básicas de la población: alimentación, sanidad, trabajo, educación y vivienda. La supervivencia de los mas indefensos está, hoy por hoy, al margen de la ley.

25 de diciembre de 2012, 23:29

Desde el punto de vista de la libertad de decisión: digamos que en estos treinta y cuatro años ha cambiado la marca de la pistola, pero seguimos teniendo una apuntada contra el pecho. Qué se le va a hacer, será un destino histórico.

Así y todo, han cambiado tantos factores importantes desde el 78, que es imprescindible una reforma en profundidad. Por citar sólo un puñado de grandes cuestiones: la forma del estado -nuestra articulación interna y nuestra Jefatura-, nuestra integración en la Unión Europea (que es un proceso permanente, Consejo tras Consejo), la inadecuada separación de poderes, el debilitamiento del Estado ante fuerzas privadas macroestatales, los fenómenos migratorios, la digitalización y expansión de las comunicaciones, el desencanto ciudadano con el sistema de partidos, y el consiguiente descenso de la participación ciudadana... y por supuesto la tremenda crisis de distribución de riqueza (que no de riqueza, se diga lo que se diga, ni económica ni financiera) que nos desgarra... Demasiados grandes temas chirrían...

Ahora bien, ¿cómo hacerla prácticamente? Me gustaría saber su opinión.

Por mencionar críticamente algunas de las posibles vías: se me abren las carnes al pensar que el actual Parlamento, que expresa todo el cansancio de la partitocracia, pudiera encargarse de tal tarea. La vergüenza de la modificación del Art. 135 que la comentarista precedente señala lo pone de manifiesto. ¿Un 'grupo de sabios'? Apañados estamos, si miramos cómo la política ha condicionado los 'sabios' que debían gestionar la aplicación de la Constitución - el Tribunal Constitucional.

¿Una asamblea constituyente? Sería lo oportuno, ¿pero cómo convocarla, como hacerla trabajar? ¿Cómo asegurar que la sociedad civil es escuchada?

Dicho todo esto: enhorabuena por llamar al pan pan y al vino vino, y expresar esta necesidad. Las dificultades que cito no expresan un cierre pesimista, todo lo contrario - todas las empresas que valen la pena son difíciles. Y es importante que personalidades independientes como usted se pronuncien con fuerza, expresando aquello que muchos miles de ciudadanos ya piensan: simplemente, que el contrato máximo de convivencia se ha gastado, y que toca renegociarlo en profundidad.

Saludos y felices fiestas,

27 de diciembre de 2012, 13:05

buena entrada, preciso pensarse como sujetos políticos y sociales que somos, gracias por este espacio, felicidades.

26 de junio de 2013, 4:50