Cuatro contratos para un mundo nuevo

miércoles, 28 de marzo de 2012

Hay propuestas que, con el tiempo, permanecen de actualidad e incluso se hacen más urgentes.

He releído los “cuatro contratos” que propuse en el libro “Un mundo nuevo”, publicado en el año 2000 cuando terminaba mis funciones como Director General de la UNESCO. Conté con un excelente grupo de información y prospectiva coordinado por Jêrome Bindé. Tenía entonces, como tengo ahora, la seguridad de que se iniciaría, con el siglo y el milenio, una nueva era en que la humanidad –todos los seres humanos y no sólo unos cuantos privilegiados- podría vivir plenamente el misterio de la existencia humana, capaz de crear, de pensar, de anticiparse.

La solución está en medidas políticas, porque los políticos, en democracias genuinas, tienen que reflejar el clamor del pueblo. Por eso es tan preocupante que, en la actualidad, tras haberse cometido el gravísimo error de sustituir los principios éticos fundamentales por las leyes del mercado, fueran éstos los que acosan a los políticos de tal modo que, como ha sucedido en Grecia e Italia, son quienes designan a los gobiernos en lugar de las urnas.

La solución, no me canso de repetirlo, está en observar los principios democráticos, que con tanta precisión y lucidez establece la Constitución de la UNESCO, a escala personal, nacional y mundial. Actualmente estamos comprobando en la Unión Europea que las democracias, aunque observen las apropiadas separaciones de poder, ven disminuida o incluso anulada su capacidad de actuación porque, a escala mundial, no son las Naciones Unidas “democráticas” que integraban a todos los países de la Tierra sino un grupo de 7, 8 o 20 Estados prósperos los que han intentado, con el fracaso que era previsible, dirigir la gobernación planetaria.

Los problemas mundiales requieren, está muy claro, una institución mundial, por lo que será preciso, con apremio, refundar un Sistema de Naciones Unidas que esté a la altura de las circunstancias y pueda hacer frente a los grandes y complejos desafíos del momento.

Los cuatro contratos que proponía para un mundo nuevo eran los siguientes:

-Un nuevo contrato social. Incluía las tendencias en la población, la pobreza y la marginación; cambiar la ciudad, cambiar de forma de vivir; el porvenir de los transportes urbanos; la lucha contra el consumo de drogas y el narcotráfico;… Los objetivos eran la paz y la justicia, ingredientes indispensables para un desarrollo sostenible que asegure la igual dignidad de todos los seres humanos.

-Nuevo contrato natural. Abordaba los temas propios de la calidad del medio ambiente; ciencia; desarrollo sostenible; desertificación; las fuentes de alimentación y energéticas; … de tal manera que fuera posible la sustitución de una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra en una economía basada en un desarrollo que garantizara la habitabilidad de la Tierra a las generaciones venideras. El compromiso intergeneracional es uno de los ejes que debe guiar nuestro comportamiento cotidiano.

-Nuevo contrato cultural: de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Abordaba la revolución de las nuevas tecnologías; el futuro del libro y la lectura; el valor patrimonial mundial de las lenguas y la educación en el horizonte del año 2020. Queda claro que se trata de contribuir a la formación de ciudadanos que actúen en virtud de sus propias reflexiones, que sean “libres y responsables”, como se refiere a las personas educadas el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO.

-Nuevo contrato ético. Dentro de este capítulo junto a los “dividendos de la paz”, la seguridad planetaria y el Sistema de las Naciones Unidas, se trataba también de una manera especial, por la deuda contraída durante siglos con la raza negra, de las especiales necesidades de África, que siempre compensa con su sabiduría y creatividad los intercambios que puedan efectuarse para su desarrollo socioeconómico y plena emancipación. Este importantísimo capítulo termina con el estudio socialmente importante para este por-venir que está por-hacer, que requieren con urgencia la transición desde una cultura secular de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz.

La gran transición de la fuerza a la palabra. De la mano armada a la mano tendida.

Al final de cada capítulo se proponen soluciones concretas, basadas en la movilización popular, en la implicación personal, en expresarse libremente, en dejar de ser súbdito para “dirigir la propia vida”.

Todas las acciones que se proponen requieren ineludiblemente un contexto democrático, como ya se ha indicado, a escala personal, local y global. Es imprescindible volver a situar los valores –¡no los bursátiles!- en el centro de nuestra vida cotidiana. Y promover un inmenso clamor popular en favor de la igual dignidad humana y para encarar adecuadamente los desafíos que, juntos, podemos superar.

Ha llegado el momento de la ciudadanía mundial, de la convivencia sin fronteras, de compartir bienes, conocimientos y experiencia…

Con un Sistema multilateral reformado, necesitamos poner en práctica los cuatro contratos mencionados. Estoy seguro que daríamos un paso muy importante hacia el mundo nuevo que soñamos y que las jóvenes generaciones merecen.

Esencial: educación en democracia y Derechos Humanos

jueves, 22 de marzo de 2012

De súbditos a ciudadanos plenos. Ciudadanos “educados”, es decir que actúan en virtud de sus propias reflexiones. “Libres y responsables”: así los define el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO. Personas capaces de hacer pleno uso de las facultades creadoras distintivas de la especie humana, capaces de inventar su futuro, que nunca debe ser aceptado como irreversible. El fatalismo y el dogmatismo deben erradicarse para volar alto, sin adherencias ni lastres en las alas, en el espacio infinito del espíritu.

Ciudadanos implicados, comprometidos, que no se dejan amilanar, que saben superar el miedo que tantas voluntades atenaza.

Durante siglos, hemos estado sometidos a un poder absoluto masculino. Hemos sido espectadores impasibles, no actores; receptores de información con frecuencia sesgada, y no emisores; testigos temerosos de intervenir. Silenciados, silenciosos.

Por eso es esencial la educación para una ciudadanía “libre y responsable” que, como se establece en el primer párrafo del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, “se libere del miedo”.

Convencido de la importancia esencial de la educación en Derechos Humanos y Democracia, organicé, como Director General de la UNESCO, un Congreso mundial para abordar, con miles de docentes de todo el mundo, la mejor manera de llevarla a la práctica, beneficiándonos mutuamente de la experiencia adquirida por todos ellos. Se celebró en Montreal, Canadá, en marzo de 1993. El resultado fue un “Plan de Acción sobre educación en Derechos Humanos y democracia”, cuya lectura aconsejo a quienes siguen, por motivos partidistas o religiosos, preconizando otro tipo de educación cívica que carece, lógicamente, del rigor conceptual y práctico que caracteriza a este documento elaborado teniendo en cuenta las múltiples facetas que debe incluir.

Tan bien le pareció a la Conferencia Universal de Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena en el curso del año de 1993, que la incorporó al texto final.

He leído con perplejidad un artículo aparecido en Alfa-Omega, del ABC del 8 de marzo de este año, que se titula así: “¡Gracias, papá y mamá, por animarme a objetar la Epc!”. Hasta la edad de la emancipación es función de los padres o tutores elegir el marco religioso e ideológico que consideren más apropiado para sus hijos. Pero “objetar” la educación ciudadana como acabo de relatar, es exponerlos a crecer dependientes y atemorizados.

Lean el Plan Mundial de 1993 dirigido a todas las personas, familias, educadores, estudiantes, gobernantes… de la Tierra. Y quizás entonces reconozcan que hay temas que se han esclarecido debidamente hace ya años con plenas garantías de toda índole…

Dejen de enredar con el PIB

viernes, 16 de marzo de 2012

Se avecinan cambios radicales. Gracias a las posibilidades de participación no presencial en pocos años tendremos unas democracias firmes y eficientes en cuyo contexto empezará a emerger el mundo que anhelamos.

Para establecer desde ahora los posibles escenarios del mañana –la anticipación es componente esencial de las cualidades que distinguen a la especie humana- es necesario disponer de criterios muy claros y precisos en relación a la “calidad de vida” en las distintas partes del mundo, de tal modo que los diseños del futuro representen exactamente lo que deseamos construir.

Y uno de los más falaces índices de crecimiento y de satisfacción de las necesidades básicas es el PIB, porque refleja el crecimiento económico conjunto pero no el bienestar de los ciudadanos.

Lo que interesa no es saber el “desarrollo” de un país sino cómo se distribuye, en qué medida llega a cada ciudadano, cuánto beneficia a los nativos, en qué se invierte…

El Banco Mundial indicó hace poco que Uganda y Ruanda están incrementando notablemente el PIB, pero no dice que, en buena medida, se debe al coltán que se explota en la región de los Kivu de la República del Congo y que, sin beneficio alguno para quienes habitan esta región, tan rica en este mineral superconductor, se explota y exporta a través de Kampala y Kigali.

Unos cuantos grandes consorcios y todo el PIB en muy pocas manos…

Los ejemplos son múltiples: en América Latina hay países que han alcanzado un crecimiento de casi el 10% del PIB… pero el impacto en el pueblo es muy escaso.

La inflexión histórica que se acerca a pasos agigantados requiere unos puntos de referencia transparentes y que proporcionen con exactitud el beneficio social que comportan.

Nos-otros

martes, 6 de marzo de 2012

Esta referencia permanente al otro, que tan bellamente se contiene en la expresión castellana y catalana del plural personal, debe ser pauta de vida, acicate para la acción, para procurar el clamor popular frente al "yo" propio del poder absoluto que, desde el origen de los tiempos, caracteriza a la humanidad atemorizada, sometida, hincada.

Helder Cámara habló de "razones para vivir" como premisa de disponer de los medios para una existencia digna que, por sí solos, no confieren a cada ser humano la altura inverosímil que le proporciona el pleno ejercicio de sus facultades creadoras distintivas.

Nada es inexorable. "Todo está por hacer y todo es posible... ¿Quién, sino todos?", exclamó en uno de sus preciosos versos, que no me canso de repetir, Miquel Martí i Pol.

Nos-otros. Tenerlo presente de forma permanente en nuestro comportamiento cotidiano.

Gastos efectuados… déficit…

domingo, 4 de marzo de 2012

Lo importante no es sólo el cuánto, sino también el cuándo y en qué.

¡Qué jaleo con las cifras totales del déficit! Números relativos al Estado central y al Estado-Comunidades Autónomas…

Grandes aspavientos al ver “lo que nos han dejado” cuando en muchas ocasiones es “lo que hemos dejado”; exclamaciones de sorpresa al ver lo que se debe en los Ayuntamientos… cuando muchos sabían bien las facturas impagadas que se tenían acumuladas…

Un poco de seriedad. No se trata de cuánto se ha gastado, sino de cuándo se gastó y en qué. Porque en algunos casos es oportuno y debido y en otros es indebido e inoportuno.

Lo que se ha traducido en hospitales, dispensarios, escuelas, universidades, infraestructuras… es muy distinto lo que se ha invertido en instalaciones superfluas e interesadas.

Algunas de estas inversiones merecen parabienes. Otras, castigo.