"Lo único que no te pueden quitar es la actitud"

martes, 31 de diciembre de 2013

Me consuela terminar este año 2013, de tantos desconsuelos, con esta espléndida aseveración de Viktor Frank que hoy cita Rosa Montero en su columna de "El País". 

Contra viento y marea, mantendremos nuestra actitud. En momentos aciagos y apacibles mantendremos nuestra actitud, sabiendo que ahora, por primera vez en la historia, los seres humanos podemos dejar de ser invisibles, anónimos, silenciosos, obedientes, sumisos. 

Hoy ya podemos expresarnos, hoy sabemos lo que pasa en el mundo entero y no sólo en nuestro entorno inmediato. Hoy somos millones y millones los que nos sentimos progresivamente ciudadanos del mundo y nos comprometemos a mantener nuestra actitud para contribuir a los cambios radicales que nuestra conciencia exige. 

Hoy podemos -mujeres y hombres- elevar nuestra voz sin cortapisas y proclamar que es preciso un "nuevo comienzo", una inflexión radical de la fuerza a la palabra; que no podemos seguir mirando hacia otro lado cuando millones de personas -la mayoría niñas y niños de uno a cinco años- mueren diariamente de hambre y desamparo mientras se invierten en protección y seguridad de los más favorecidos 4.000 millones de dólares. 

El tiempo del silencio ha concluido. 

En 2014 mantendremos con firmeza nuestra actitud. Y así quizás terminaremos el año 2014 mejor que lo iniciamos.

En poco tiempo, democracia genuina. En poco tiempo, "Nosotros, los pueblos...". En poco tiempo, de súbditos a ciudadanos

viernes, 20 de diciembre de 2013

El actual sistema sigue funcionando como si la crisis fuera sectorial, económica, financiera... sin querer darse cuenta de que es, sobre todo, ética, social, democrática, política, medioambiental... De que, en tres décadas, ha tenido lugar la emancipación -¡ya era hora!- de millones de seres humanos hasta entonces sometidos, sumisos, espectadores impasibles y atemorizados. Ahora, en crecimiento exponencial, son cada día muchos más los que saben, los que adquieren conciencia mundial, los que pueden expresarse, los que pueden participar, los que pueden protestar, los que pueden proponer... 

¡Tantos invisibles, anónimos, silenciosos se han hecho visibles, identificables, voz alta y firme! Se avecina una gran inflexión. En poco tiempo, democracia genuina a escala mundial, regional, nacional, local, personal. En poco tiempo, las riendas del destino colectivo en manos de los pueblos y no, nunca más, de unos cuantos. En poco tiempo, ciudadanos y nunca más súbditos. En poco tiempo, multilateralismo eficiente y nunca más grupos oligárquicos. En poco tiempo, pleno ejercicio de los derechos humanos en un contexto auténticamente democrático. 

En poco tiempo, por fin, emancipados. 

En poco tiempo, "libres y responsables"

Tokyo enseña los dientes a China

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Importante refuerzo del poder militar japonés. Los nipones abandonan su actividad pacifista (adoptada a la fuerza después de la II Gran Guerra) y reacciona ante el desafío que representa China y la amenaza de Corea del Norte. Se prevé la compra de gran cantidad de aviones, "drones", tanques... y crear un cuerpo de "marines". 

Japón ha demostrado en exceso que sabe hacer las guerras. Memoria... Ahora vuelve a las andadas. 

Es urgente la refundación de un multilateralismo democrático eficiente...

Eurodesencanto

En lugar de acelerar las reformas -empezando por las normas para la elección de eurodiputados- el "eurodesencanto" lleva a Bruselas a frenarlas y suavizarlas! Al revés te lo digo... una vez más...

Corrupción generalizada

El 80% del contenido de las 20 primeras páginas de la prensa (El País) de hoy, día 18 de diciembre de 2013, se refieren a corrupción aquí, allá y acullá... Está clara la debacle del sistema "globalizador" y que el recambio es necesario y apremiante para evitar una catástrofe mayúscula anunciada largo tiempo ha...

Acontecimiento histórico: un Presidente norteamericano de raza negra rinde tributo, en nombre del mundo, a un Presidente surafricano de raza negra

lunes, 16 de diciembre de 2013

¡Qué discurso! Mi admiración por el Presidente Barack Obama va en aumento. En El Cairo, Newtown, al principio de su segundo mandato, el 10 de diciembre en Johannesburgo… el Presidente Obama ha dado auténticas lecciones de política y humanismo, iniciando el camino para los cambios radicales que los efectos del neoliberalismo reclaman a gritos en muchas partes del mundo. 

En lugar de confrontación con el islam, encuentro; en lugar de ilimitada codicia con China, nuevas puertas de relaciones en “el Pacífico”; y atención médica a los ciudadanos norteamericanos más desposeídos; y reducción de las inversiones bélicas y militares; e incorporación de millones de inmigrantes que estaban sin regularizar; y, sobre todo, en lugar de altanería, cercanía… 

E aquí algunos párrafos de su inspirador discurso en homenaje a Nelson Mandela: 

“Es muy difícil hacer la apología de alguien, ser capaces de describir no sólo los hechos y las fechas que han sido hitos de una vida, sino la verdad esencial de cada persona, las cualidades específicas que iluminan el espíritus de cada uno… Por ello, cuánto más difícil es intentar lograrlo para un gigante de la historia que fue capaz de conducir a una nación hacia la justicia y que, en este proceso, movilizó a miles de millones de ciudadanos de todo el mundo. 

Madiba emerge como el último gran libertador del siglo XX. Como Ghandi, lideró un movimiento de resistencia que, al principio, parecía tener muy pocas probabilidades de éxito. Como el Dr. King, dio una voz potente a las peticiones de los oprimidos y a la necesidad moral de la justicia racial. 

Al salir de la presión, sin la fuerza de las armas, logró –como Abraham Lincoln- mantener su país unido cuando existía la amenaza de dividirse profundamente. 

Fue capaz de conquistar un lugar prominente en la historia a través de la lucha, la perseverancia y la fe. Nos ha indicado lo que es posible alcanzar no sólo en las páginas de los libros de historia sino en nuestras propias vidas. 

Mandela nos mostró el poder de la acción; de arriesgarse en favor de nuestros ideales. 

“He luchado contra la dominación blanca y contra la dominación negra. He mantenido vivo mi ideal de una sociedad democrática y libre en la cual todas las personas viven juntas en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal por el que yo vivo y espero conseguir. Por si fuera necesario, es por este ideal por el que estoy preparado para morir”. 

Es cierto que Mandela nos mostró el poder de la acción, pero también el poder de las ideas; la importancia de la razón y de los argumentos; la necesidad de estudiar conjuntamente no sólo con los que se está de acuerdo sino con los que se discrepa. 

Y, finalmente, Mandela comprendió los lazos que unen el espíritu humano. Hay una palabra en Sudáfrica –Ubuntu- que representa muy bien el mayor don de Mandela: el reconocimiento de que todos estamos unidos y relacionados de una manera que es invisible a los ojos; de que existe una unidad en la humanidad; de que podemos realizarnos compartiendo con los demás y cuidando a todos los que viven en nuestro entorno. 

Fue necesario un hombre de la talla de Mandela para que se liberara no sólo al prisionero sino al carcelero también, para que se demostrara que se debe confiar en los demás si quieres que confíen en ti; que en la reconciliación no se trata de ignorar el pasado cruel sino de confrontarlo con inclusión, generosidad y verdad. Mandela cambió leyes pero, sobre todo, cambió corazones. 

Su recuerdo debe inducirnos a hallar tiempo para la reflexión personal. Con honestidad, sea cual sea nuestra identidad o circunstancia, debemos preguntarnos: ¿en qué medida he aplicado sus lecciones en mi propia vida? Esta es la cuestión que me hago a mí mismo, tanto como persona como Presidente. 

En todo el mundo vemos hoy niños que sufren hambre y enfermedades. Vemos escuelas decrépitas. Vemos a jóvenes sin perspectivas de futuro. Alrededor del mundo hombres y mujeres se hallan todavía prisioneros de sus creencias políticas, son perseguidos por su aspecto, su forma de amar, su forma de hacer… Esto está pasando actualmente. 

Por ello nosotros también debemos actuar en nombre de la justicia. Nosotros, también, debemos actuar en nombre de la paz. Hay todavía demasiadas personas que aprecian el legado de Madiba para la reconciliación racial, pero que resisten apasionadamente incluso modestas reformas que podrían hacer frente a la pobreza crónica y a las desigualdades crecientes. Hay demasiados líderes que proclaman solidaridad con la lucha de Madiba por la libertad, pero que no toleran disentimientos en sus propios ciudadanos. Y hay demasiados de nosotros aposentados, silenciosos, cuando nuestras voces deberían ser oídas. 

Las cuestiones que hoy enfrentamos –cómo promover igualdad y justicia; cómo generalizar la libertad y el respeto a los derechos humanos; cómo terminar los conflictos y las guerras sectarias- no tienen fáciles respuestas. Pero tampoco eran fáciles las respuestas que tenía delante de sí aquel niño nacido durante la primera guerra mundial. Nelson Mandela nos recuerda que todo parece imposible hasta que se convierte en realidad. África del Sur demuestra que es verdad, demuestra que podemos cambiar, que podemos elegir un mundo no definido por nuestras diferencias sino por nuestras esperanzas comunes. Podemos elegir un mundo definido no por el conflicto sino por la paz, la justicia y la oportunidad. 

Déjenme que diga a los jóvenes de África y a los de todo el mundo que pueden conseguir, ellos también, que la vida de Mandela se refleja en su propia vida”. 

Y el Presidente Obama finalizó su discurso con la referencia a una de las frases más célebres de Madiba cuando estaba en la cárcel: “No importa cuán estrecha sea la puerta, ni cuántos sean los castigos, porque yo soy el dueño de mi destino, el capitán de mi alma”. 

Gracias Madiba, gracias Presidente Obama por destacar lúcidamente los aspectos más relevantes de su legado. Con ocasión de de este gran discurso se han hecho múltiples comentarios totalmente intrascendentes –relacionados, por ejemplo, con una fotografía auto-realizada por una tan alegre como inoportuna Primer Ministra nórdica… o la inverosímil presencia de un intérprete para sordos que se había “colado” hábilmente, desprestigiando a los sistemas de seguridad…- y es que son muchísimos todavía, tanto ellos como los medios de comunicación que les sirven los que prefieren que las lecciones de ambos pasen inadvertidas. Mandela fue “capitán de su alma”. 

Que su ejemplo nos ayude a serlo de la nuestra.

Lula y Rafael Correa: Europa, atascada, necesita atender las lecciones de América Latina

martes, 10 de diciembre de 2013

Europa sigue anclada en el neoliberalismo, sufriendo los últimos efectos nocivos -ya han sido muchos- de un sistema que sustituyó los principios democráticos por las leyes del mercado y el Sistema de las Naciones Unidas por grupos oligárquicos de 6, 7, 8…20 países ricos. ¿Cómo puede aceptarse un disparate parecido? Don Antonio Machado ya había advertido que “es de necio confundir valor y precio”. Han sido necios, han debilitado al Estado-nación, han colmado los paraísos fiscales con una evasión fiscal insolidaria sin precedentes, han deslocalizado -“por codicia e irresponsabilidad”, en palabras del Presidente Obama- buena parte de la producción industrial y han intentado, con un colosal poder mediático, que los ciudadanos sigan siendo espectadores indiferentes de lo que acontece. 

Los Estados Unidos de Obama supieron dar oportunamente el salto que les alejaba de la debacle: emitieron centenares de miles de millones de dólares para incentivar el trabajo autónomo y Pymes al tiempo que hacían posible la realización de grandes obras públicas. 

Pero Europa -el Reino Unido, como siempre, va “por libre”, con un buen “cheque británico”, eso sí- no se ha salido del férreo guión señalado por los “mercados”: austeridad y ajustes asimétricos que han incrementado el número de millonarios pero, sobre todo, el de pobres. Se han atrevido a recortar -a veces, ¡”de cuajo”!- servicios esenciales del bienestar social (sanidad, educación, ciencia, justicia) y se ha consentido (lo que permanecerá históricamente incomprendido) -que los grandes consorcios multinacionales designaran, en la misma cuna de la democracia, gobiernos sin urnas. 

El número de indignados aumenta. El de los implicados, menos, porque, lógicamente, son numerosos los que no pueden jugarse sus ingresos, ya muy precarios. Pero no me canso de repetir que de la evolución a la revolución violenta (la pacifica es deseable) hay sólo una chispa, sólo una letra -la “r”- que viene de responsabilidad, cuya ausencia puede ser la causa de la ignición. 

América Latina ha ofrecido en los últimos años, después de soportar el inverosímil dominio dictatorial militar de la “Operación Cóndor”, nuevas formulas económicas y políticas, nuevas avenidas hacia un mañana más justo y compartido, nuevas alternativas. Debe ser subrayarse la progresiva emancipación, que, conjuntamente con Mercosur y Unasur, representa la CELAC. 

En las últimas semanas he tenido la ocasión de leer y escuchar a dos líderes de América Latina que, por su notoriedad, vigor y rigor deberían recibir una especial atención europea. 

Luis Inácio Lula da Silva, ya tan acreditado como “hallador de nuevos caminos”, ha publicado recientemente en “El País” (6 noviembre de 2013) un excelente artículo sobre “Democracia y colaboración”. Al comentar el espionaje de la NSA, que alcanzó en Brasil limites inaceptables –aunque conocidos, a diferencia de lo que sucede con otras agencias de inteligencia- el Presidente Lula, que tanto ha fomentado la interacción política y económica entre Brasil y los Estados Unidos, lamenta que no se haya puesto coto al “todo vale” de la “Patriot Act” republicana. “Nunca dudamos, escribe, de que profundizar en el diálogo y ampliar los lazos económico- políticos con Estados Unidos era la mejor manera de pasar las sombrías páginas de las relaciones interamericanas y de dejar atrás la política de injerencia autoritaria”. 

La rápida sustitución de los grupos plutocráticos impuestos por Reagan y Thatcher por unas Naciones Unidas refundadas y dotadas de la autoridad moral y física necesaria es una de las soluciones impostergables que requiere la actual patología internacional. Es por ello muy importante que una personalidad mundial de la envergadura de Lula diga: “Un episodio como éste pone de relieve el empobrecimiento de la gobernanza internacional puesto que las instituciones y las decisiones son con frecuencia pisoteadas… Ahora, más que nunca, debemos reponer el multilateralismo y crear instituciones auténticamente multilaterales, capaces de orientar al mundo hacia el imperio del derecho… Hoy no tiene sentido que en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no haya un miembro permanente de África o Latinoamérica. O que India no pertenezca a él. El Consejo e Seguridad sólo será totalmente legítimo y democrático, y aceptado por todos, cuando tenga miembros de todas las regiones del planeta que no se limitan a defender sus propios intereses geopolíticos y económicos, sino que representen realmente las demandas de paz, democracia y desarrollo de la población mundial”… 

Que sean muchos los que pongan en práctica la sabia propuesta de Lula, favoreciendo la refundación del Sistema de las Naciones Unidas y la adopción de pautas genuinamente democráticas, único marco para el respeto por todos a todos derechos humanos. 

El 26 de noviembre publicaba Lula otro artículo en el mismo periódico, con un título bien elocuente: “La vida no tiene precio”. “En todo el mundo -escribe- en los países ricos como en los países en vías de desarrollo y pobres, el acceso a una más avanzada asistencia sanitaria supone un desafío cada vez mayor. Los altos costes impiden a muchos de los enfermos acceder a innovadores cuidados médicos que podrían curarles o prolongar sus vidas… En Estados Unidos, el Presidente Barack Obama ha luchado durante años contra la oposición conservadora para extender los beneficios de la asistencia sanitaria a millones de personas… En Europa… En Brasil, el gobierno necesita cada vez más fondos para comprar medicamentos que suministra gratuitamente… En África… No podemos seguir tratando este tema vital simplemente como una cuestión técnica de mercado. Tenemos que transformarlo en un asunto realmente político, interpelando a los directamente implicados así como a otros cuerpos sociales y económicos, para crear un modelo nuevo y viable que permita un acceso democrático a la medicina avanzada. Un desafío político y moral de esa importancia debería ser el tema de estudio de una conferencia internacional patrocinada por la Organización Mundial de la Salud… Tenemos que tomar en consideración los intereses de todos los actores en la ecuación de la asistencia sanitaria. Pero las decisiones sobre la vida y la muerte no pueden depender de un precio”… 

De nuevo, en un tema esencial, el ex Presidente Lula piensa en todos, en el multilateralismo, en la democracia genuina… De nuevo es desde América Latina que se abren puertas hacia el mañana. 

Rafael Correa, Presidente de la República del Ecuador, presentaba en el Anfiteatro de La Sorbona –donde tantas voces, sonidos y palabras siguen presentes- las grandes líneas, recogidas en un libro (no de memorias sino de proyectos, no del pasado sino del futuro) sobre la revolución ciudadana. En presencia de acreditadas autoridades docentes, abarrotado el gran local, el lúcido Presidente llamó la atención, desde su bien argumentada atalaya, sobre la inclemente acción de los mercados y de las instituciones internacionales que actúan a su servicio. 

Juzgó muy severamente el papel desempeñado por el Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, el BID… en América Latina, siguiendo siempre las directrices del “consenso de Washington” y sin atender los intereses y merecimientos de los países de la región. “No ha sido una crisis solo económica sino, ante todo, de ideas, de buscar soluciones fuera de las estrictas líneas trazadas por los poderosos”. La intensísima emigración, la “dolarización”, el debilitamiento del Estado,… y el empeño de dar soluciones económicas y técnicas cuando las únicas que podrían haber aliviado el estado de salud americano eran de índole política.

 No es el capital disponible sino los ciudadanos preparados los que pueden enderezar tantos entuertos. Amplias son las alas de las grandes corporaciones y hondas las heridas y desgarros que pueden producir. Pero se trata de re-situar a los países “en contextos tales y con tal adhesión ciudadana que sean capaces no sólo de contrarrestar la injerencia de los grandes actores internacionales actuales sino de fomentar su transformación”. 

El Presidente Correa, lleva a cabo grandes esfuerzos para fomentar la cooperación y la integración sur-sur. Adoptará las soluciones que ecológicamente y económicamente sean aconsejables y recabará todo el apoyo internacional que se merece su país ante el descaro de Chevron. 

Hay que revisar en Ecuador, en América Latina, en muchos países explotados, los tratados suscritos a veces con dolosa codicia por ambas partes. También ha concluido el tiempo de la inexorable continuidad de las cláusulas injustas y de la explotación inveterada. 

Es indispensable contribuir, pensando en el mundo en su conjunto, a la revisión de contratos firmados en épocas de total sumisión a la tecnología y financiación foráneas. Es preciso actuar bien aconsejados científicamente, teniendo como objetivo el bienestar del pueblo y no los intereses de colosales empresas multinacionales. 

En el caso concreto de la firma Chevron, varias comunidades indígenas de la Amazonia ecuatoriana están enfrentadas a esta empresa petrolera estadounidense, acusada de haber afectado gravemente la salud de muchas personas y de producir graves daños en el medio ambiente. Los recursos petrolíferos de esta zona –como ha puesto de relieve Ignacio Ramonet en “Le Monde Diplomatique”- empezaron a explotarse por Texaco (adquirida por Chevron en 2001) en el año 1964, prolongándose hasta 1992 (unos dos millones de hectáreas de selva fueron utilizadas a este respecto). Un año más tarde, las comunidades amazónicas afectadas presentaron una demanda en los Estados Unidos, acusando a la petrolera de “contaminación ambiental y atentado a la salud en los habitantes”. En efecto, la explotación de los yacimientos dejó un rastro de alquitrán y productos intermedios del petróleo que han contaminado ríos y aguas freáticas. 

Es por ello una notoria incoherencia y delito grave que, en 1998, el gobierno ecuatoriano, en un “acto de finiquito” inverosímil, amnistiase a la compañía de cualquier responsabilidad. Es evidente que, en estos casos, lo legal puede ser ilegitimo y amoral, y por tanto, debe apelarse a las más altas instancias jurídicas internacionales (¡de nuevo es esencial el multilateralismo democrático!) para una solución justa, que no puede esperarse, desde luego, del conocido proceder burocrático de los actuales mecanismos de arbitraje internacional, tan proclives, por los actuales andamiajes empresariales, a favorecer a los grandes consorcios.

“Una vez más, este caso no requiere una solución técnica y jurídica sino política”. Ha llegado el momento de “Nosotros, los pueblos…”. Ha llegado el momento de la gran transición de súbditos a ciudadanos, que dejan de ser testigos impasibles, silenciosos y obedientes para ser ciudadanos del mundo, implicados, solidarios, audaces… Es la “revolución ciudadana” que promueve el Presidente Rafael Correa. 

 En el prólogo de la obra en que explica y defiende “su” revolución, Edgar Morin escribe: “A pesar de las diferencias evidentes entre Francia y la República bananera colonizada económicamente y sometida políticamente, el lector hallará profundas analogías entre la sumisión de Francia y de Europa al neoliberalismo, la degradación de sus economías sometidas a la invasión de productos externos y a los imperativos de competitividad, en detrimento de los trabajadores, reducidos al desempleo y a nuevas formas de vasallaje”… 

El Presidente Correa promueve un plan nacional de “buen vivir”, elaborado en 2013. El “socialismo del buen vivir” y el “socialismo del conocimiento” aparecen citados con frecuencia y dan contenido a esta nueva visión. El “buen vivir” no sea reduce a los bienes materiales sino que incluye el desarrollo personal, la autonomía individual, el sentir colectivo. Sitúa al ser humano en el centro mismo de la política. 

Las palabras introductorias del Presidente concluyen así: “Considero que el principal desafío de la humanidad en los albores del siglo XXI es liberarse del yugo del capital y de su más importante dimensión: la quimera del “mercado”. En otros términos, se trata de llegar a situar a los seres humanos por encima del capital, a las sociedades por encima de los mercados, y dar en fin al mercado el estatuto de siervo y no de amo”. 

En el acto al que me refería al principio, el Presidente Rafael Correa hizo referencia a las críticas que ha recibido por la forma en que ha reaccionado a los ataques de algunos medios de comunicación. “Debemos defendernos de la calumnia. La libertad de expresión por los medios impresos, audiovisuales y virtuales, es total, pero la información debe ser veraz. Cuando es ofensiva en grado inadmisible, debe someterse a la justicia. Los ciudadanos tienen derecho a saber lo que sucede y no lo que imaginan o inventan algunos relatores interesados”. 

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En estos momentos en que tanto resentimos en Europa y en muchas partes del mundo la necesidad urgente de liderazgo, he pensado que era apropiado resumir pensamientos y propuestas de dos latinoamericanos que representan las nuevas brújulas y torres de vigía, y que son un acicate para convencernos de que el por-venir está por-hacer y de que es posible inventar el futuro.

Save the Children

A Julio Alonso, que tanto procura que 
todos los días sean el “Día de los Derechos Humanos”. 

Nos recuerda con apremio, el día 10 de diciembre, cuando se cumplen 65 años de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, que los niños, por ser los más vulnerables, deben convertirse sin demora en los principales protagonistas y beneficiarios de la movilización general que la humanidad debe acometer para reponer “los principios democráticos”, tan bien enunciados en la Constitución de la UNESCO, en el centro de los referentes que orientan el comportamiento cotidiano. 

Ni un día más mirando hacia otro lado. Ni un día más consintiendo, por codicia, asimetrías y desgarros sociales inadmisibles. Ni un día más dejando para mañana los esfuerzos colectivos que se requieren para asegurar la igual dignidad de todos los seres humanos, fundamento del otro mundo posible que soñamos. Ni un día más aceptando un sistema que ha sustituido los valores éticos por los bursátiles y las Naciones Unidas por grupos plutocráticos de 7, 8 o 20 países prósperos, cuyo balance es la cifra aterradora de 60.000 personas muertas de hambre y desamparo al día, en un genocidio silencioso, al tiempo que se invierten, para garantizar la seguridad del barrio próspero de la aldea global (que representa tan sólo el 20% de los moradores de la Tierra), casi 4000 millones de dólares. Ni un día más los “mercados” en lugar de la razón.

Proclamemos, mirando a los ojos de nuestros hijos y nietos como síntesis de todos los niños del planeta, que no permitiremos que nos distraigan de nuestras obligaciones básicas. Que no permitiremos que nos eduquen para seguir siendo súbditos y espectadores impasibles, sino para ser “libres y responsables” –que en esto consiste la educación verdadera- y actuar en virtud de nuestras propias reflexiones y no al dictado de nadie.

“La protección de la infancia frente a la pobreza, un derecho y una obligación”. Ayudar al prójimo, próximo –más de lo que imaginamos- y distante. 

Save the Children nos da cifras y argumentos incontestables. Como dijo Federico García Lorca en 1936, “llegará un día en que una gran revolución espiritual detendrá el hambre que asola el mundo”. 

Ha llegado el momento de una gran inflexión histórica: la humanidad, sin exclusiones, como supremo cuidado colectivo. Y los niños, todos los niños, en primer lugar.

Madiba, siempre presente

domingo, 8 de diciembre de 2013

Nelson Mandela es uno de los grandes personajes de la historia de la humanidad. Luchó incansablemente por unos principios éticos que no deben subordinarse nunca a otras razones, circunstancias, apremios. Después de 27 años encarcelado, salió sin odio, sin ánimo de venganza, los brazos abiertos para la reconciliación, para el abrazo, para el perdón. “Olvidar no es posible. Disculpar, sí”. 

En hábil “conspiración” con otro gran personaje, el Presidente Frederick De Klerk, con la inmensa fuerza moral que su ejemplar trayectoria emanaba, Nelson Mandela fue capaz de demostrar que algunos imposibles hoy pueden convertirse en realidad mañana. Que sólo los pusilánimes, los amilanados, los “realistas”, se dejan dominar por la inercia y rehúsan a inventar el futuro en el que sueñan. 

Tuve el gran honor de reunirme con él en varias ocasiones antes y después de ser el primer Presidente de raza negra de Sudáfrica venciendo para siempre el apartheid racial. Le seguiré teniendo como referente cotidiano: el valor de la palabra; el papel esencial de la mujer para construir el otro mundo posible que anhelamos; las responsabilidades intergeneracionales como compromiso supremo… 

“Todos los seres humanos iguales en dignidad”: este ha sido, este es, en esencia, el mensaje de Madiba. Retengámoslo con fuerza, ahora más que nunca, en nuestro comportamiento. 

En mayo de 1988 le escribí un poema al cumplir los setenta años. Llevaba 26 en la cárcel. He aquí algunos de los versos: 

“Ahí estás, aherrojado, 
dándonos libertad 
a manos llenas. 
Queremos hoy que sepas 
que nuestras alas 
tienen en cada pluma
la marca de tus rejas… 
Que desde tu celda 
liberas y excarcelas 
a tanto corazón anclado 
en la tibieza…” 

El Presidente Nelson Mandela deja una estela tan luminosa que su ausencia física no disminuirá ni un ápice su influencia, que tanto precisamos para los cambios radicales -la “revolución espiritual” que preveía Federico García Lorca- que se avecinan.