Alfons Banda, pionero de una Cultura de Paz

viernes, 31 de enero de 2014

Ha fallecido en Barcelona, a los 70 años, Alfons Banda, infatigable promotor de los Derechos Humanos, la justicia, el desarme, la conciliación y la convivencia armoniosa. 

Impulsó la creación de la Fundació per la Pau, creada bajo la inspiración de Sean McBride. Actualmente era Vicepresidente del Institut Catalá Internacional per la Pau. 

Vigía de voz firme y rigurosa en favor de la igual dignidad humana, Alfons Banda ha sido químico de formación y profesor y director de diversas instituciones educativas. 

Dirigió la colección de libros “Classics de la Pau i no Violencia”, y promovió actividades del colectivo “Pau i treva”. 

Hace poco había escrito “sigo trabajando en un compromiso permanente por la cultura de paz. La paz es el camino, exigente, hacia una humanidad más justa y fraternal”. 

Desde que le conocí, hace muchos años, mi admiración hacia este gran personaje no cesó de aumentar. 

Se ha ausentado, pero su ejemplo seguirá inspirando la acción cotidiana de muchas personas, especialmente de jóvenes que necesitan estos referentes en circunstancias tan sombrías.

Derecho a decir "sí", derecho -y con frecuencia deber- a decir "no"

lunes, 27 de enero de 2014

Asentir o disentir, expresándose libremente, sin cortapisas. 

Sólo en los últimos años, 

¡Si se hubiera dicho no cuando el dúo Reagan-Thatcher preconizó la sustitución de los "principios democráticos" -tan bien establecidos en la Constitución de la UNESCO desde 1945- por las leyes del mercado, y las Naciones Unidas por los grupos plutocráticos, G7. G8... G20! 

¡Si se hubiera dicho no en un auténtico clamor popular, a la invasión de Irak! ¡Si se hubiera dicho no a una unión monetaria en Europa sin una previa unión económica y política! 

¡Si se hubiera dicho no aquel día aciago del 10 de mayo de 2010 en el que el "gran dominio" impuso sus pautas de total dependencia económica! 

¡Si se hubiera dicho no a los recortes en sanidad, educación, ciencia y justicia! 

¡Si se hubiera dicho no a la retrógrada LOMCE! Si se hubiera dicho no a la increíble reducción progresiva de la "memoria histórica", dejando sin esclarecer tantos hechos, dejando tantas heridas abiertas! 

etc, etc, etc. 

Hasta hace poco, la mayoría de la ciudadanía no podía expresarse. Permanecía silenciosa por silenciada. Ahora, no. Ahora, la tecnología digital permite de forma progresiva a muchos decir lo que desean decir. Y la voz del pueblo puede ser, será muy pronto, la expresión del poder ciudadano, esencial en una democracia genuina. 

Comprendo que haya numerosas personas que se abstengan de manifestar su opinión por los nocivos resultados que para ellas y los suyos podrían derivarse. Pero animo a todos los demás a que unan su voz o su grito -"siempre nos quedará la palabra", dijo Blas Infante- para manifestar, siempre sin violencia, lo que consideran que no debe ser aceptado en un contexto de libertades públicas. 

No es tolerable que cada día se inviertan en gastos militares y armas más de 3.000 millones de dólares cuando mueren de hambre decenas y decenas de personas; y no es tolerable que 2.000 millones de seres humanos vivan por debajo del umbral de la pobreza; y no es tolerable que, con total olvido de nuestros compromisos intergeracionales, dejemos que la habitabilidad de la Tierra se degrade; y es intolerable que 85 personas tengan una fortuna equivalente a la de de 3.500 millones de personas, la mitad de la Humanidad...

Y no es tolerable, hoy mismo, que veamos cómo se pretende "recortar" el alcance de la justicia a escala mundial, cuando España estaba en la vanguardia... 

Digamos no. O digamos sí cuando creamos que debemos asentir. Pero siendo dueños de nuestro destino. En otro caso, mereceríamos la terrible frase de Albert Camus que recuerdo con frecuencia: "Los despreciaba porque pudiendo tanto se atrevían a tan poco".

Tenemos derecho a saber lo que pasó

lunes, 20 de enero de 2014

Durante treinta y cinco años los vencedores tuvieron la oportunidad exclusiva de conocer la realidad, de identificar a las víctimas y des-cubrir lo que permanecía oculto. 

¿Cómo oponerse ahora, después de tantos años desde los desventurados sucesos y de casi cuatro décadas de democracia a que los vencidos puedan hacer lo mismo con sus familiares y allegados? Ya nadie puede invocar riesgos de venganza o de violencia de forma alguna. Se trata de conseguir, de una vez, la "normalización" ciudadana que permita, todos distintos, cada cual con su cultura, creencia e ideología, un "nuevo comienzo". 

Del pasado hay que extraer las lecciones que fomenten, serenamente, la convivencia armoniosa, la democracia genuina. 

¡Todos contra la impunidad! ¡Todos a favor de las comisiones de la verdad y de la justicia! 

Los pueblos sin memoria corren el riesgo de no tener futuro.

Economía… ¿y competitividad?

viernes, 17 de enero de 2014

Si la “competitividad” se logra sólo trabajando progresivamente en condiciones de mayor precariedad, rebajando los salarios y la capacidad de consumo interno… pronto se desvanecerán los datos aparentemente, fugazmente, positivos. 

Las alas para iniciar el vuelo y facilitar la rehabilitación del bienestar son el I+D+i, es el talento, es la imaginación, es el conocimiento y la capacidad empresarial. 

¿Competitividad recortando las inversiones en ciencia e innovación? Es una enorme incoherencia. Las expectativas de un Ministerio de “Economía y Competitividad” se han desvanecido. Como tantas otras expectativas. 

Ayer escuché, atónito, referirse al “mercado del talento”. ¡No, por favor! Ya me parecía totalmente inaceptable lo del “mercado” de deportistas, especialmente futbolistas… Mercado de invierno, mercado de verano. Todo rememora a la antigua Roma. 

El talento nunca aceptará que se le considere “mercado” porque desde hace muchos años ha puesto de manifiesto su total aversión a la sustitución de los principios democráticos por los valores mercantiles. 

Se nos va el talento. Obama ha logrado en los Estados Unidos exactamente lo contrario: atraerlo. Lo anunció en momentos críticos. Lo ha cumplido. 

Imítenlo.

Escuchar la voz del pueblo

jueves, 16 de enero de 2014

Le democracia consiste, precisamente, en gobernar según la voluntad de la ciudadanía. Quienes lo hacen en nombre de la mayoría expresada en las urnas, no deben olvidar ni un instante a las minorías. 

Es un grave error aducir mayorías absolutas pretéritas, porque se trata de reflejar en cada momento los anhelos de los pueblos en su conjunto. La palabra “absoluto” es terminantemente incompatible con la democracia y deberían existir mecanismos correctores para evitar las “leyes rodillo” en el Parlamento, con total menosprecio de los otros grupos. 

Una democracia auténtica procura la evolución ponderada, de tal forma de que se conserven los “principios democráticos” –tan bien expresados en la Constitución de la UNESCO- y se modifiquen aquellas decisiones y aspectos que el tiempo ha invalidado. Pretender que las soluciones de ayer sirvan para los problemas de hoy y de mañana constituye una peligrosa miopía política. 

Insisto: evolución, como nos indica la sabia naturaleza, o revolución. La diferencia, lo he repetido muchas veces, es tan sólo un “r”, de responsabilidad. No escuchar, no atender el clamor y el grito de la calle, puede facilitar el detonante revolucionario. 

Escuchen. “Gamonal somos todos”, leía ayer en una pancarta. Gamonal somos muchos y hay muchos “gamonales”. La macroeconomía se refiere a unos cuantos y no remedia los desgarros sociales que hoy padecen tantos seres humanos, próximos y lejanos. 

Escuchen y rectifiquen.

Salario mínimo en Alemania y Estados Unidos: la codicia neoliberal al descubierto

viernes, 10 de enero de 2014

Dos noticias recientes ponen de relieve hasta qué punto la crisis es, ante todo, social. 

La primera, hace unas semanas: “Llegar a un acuerdo con el PSD conlleva, porque es una exigencia ineludible, fijar en Alemania un salario mínimo” (lo que indica con claridad meridiana que las empresas alemanas no se sienten muy concernidas por las condiciones de vida de sus empleados). Y añade: “Al conocer la claudicación de la señora Merkel, varias grandes empresas anuncian su deslocalización”. 

La segunda se refiere a unas declaraciones muy recientes del Presidente Obama en las que comenta con gran pesar que más de 50 millones de norteamericanos viven hoy por debajo del umbral de la pobreza, y propone aumentar razonablemente el salario mínimo. Como si les hubieran rozado el trigémino, los republicanos –especialmente los ultra, representantes de los sectores más acaudalados del país- han anunciado su rotunda oposición. 

Esperemos que estas noticias sirvan para despertar a tantos adormecidos, a tantos impávidos, a tantos impasibles, a tantos silenciados, a tantos silenciosos. 

Está claro que estamos a la víspera de grandes cambios, de un nuevo orden mundial. 

Tomen buena nota los gobernantes de que a una mayoría de los ciudadanos les tiene sin cuidado la prima de riesgo y las fluctuaciones bursátiles. Lo cierto es que las desigualdades se incrementan en lugar de reducirse y que, al no producirse la evolución que sensata y serenamente debía tener lugar, corremos el riesgo de la revolución. 

Repito con frecuencia el preciso y precioso verso-advertencia de D. Antonio Machado: “Es de necio confundir valor y precio”. Fueron necios. Siguen siendo necios. Dejen de serlo porque, en otro caso, el precio humano, social y medioambiental de su actitud actual sería extraordinariamente elevado. 

Evolución rápida o revolución.

¿Más de lo mismo? No. El por-venir está por-hacer.

sábado, 4 de enero de 2014

Y será el poder ciudadano el que haga posible los cambios radicales que se avecinan. 

Ya no más grupos oligárquicos en lugar de unas Naciones Unidas refundadas, dotadas de los recursos personales, financieros y técnicos necesarios. Ya no más valoración y orientación estrictamente dineraria sino acción política guiada por los “principios democráticos” claramente establecidos en 1945 (Constitución de la UNESCO). 

Ya no más una economía basada en la especulación, deslocalización productiva y guerra, sino en el conocimiento para un desarrollo global sostenible, que permita una vida digna a toda la humanidad y no excluya, como sucede ahora, al 80% de la misma. 

Una economía que, para asegurar la igual dignidad de todos los seres humanos, esencia y fundamento de todos los derechos humanos, atienda las prioridades a las que toda persona debe tener acceso: alimentación; agua; salud; medio ambiente; educación y paz. 

Ya no más explotación en base a acuerdos a todas luces abusivos, sino cooperación. 

Ya no más olvido del medio ambiente, irresponsable desaire ético de incalculables consecuencias en las generaciones venideras. 

Ya nunca más considerar como inevitable el genocidio cotidiano de desamparo y hambre de más de 60.000 personas, al tiempo que, por la seguridad de los más acaudalados, se invierten, en 24 horas, 4.000 millones de dólares en sofisticadas armas y gastos militares, fomentando -¡qué terrible incoherencia!- una “cultura de defensa”, de imposición y dominio en lugar de una cultura de paz, de encuentro, conciliación y alianza. 

Sobre todo en cuestiones potencialmente irreversibles, deberán adoptarse las medidas que permitan procurar las condiciones de habitabilidad de la Tierra. En muy pocos años, la disponibilidad de carburantes a partir de esquistos y clatrenos marinos, cambiará la geoeconomía mundial, requiriéndose un gran incremento en las energías renovables para regular las emisiones de CO2 y de gases con “efecto invernadero”. 

El por-venir está todavía por-hacer. El futuro que anhelamos emergerá de la conciencia global, de la ciudadanía mundial, con una equidad progresiva, capaz por fin de expresarse y dejar de ser invisible, silenciosa, sumisa. 

Por fin, la ciudadanía podrá, presencialmente y en el ciberespacio, manifestarse sin cortapisas. La voz de los ciudadanos fortalecerá a las actualmente democracias “formales”, que han debilitado al Estado y han conferido un inmenso poder a consorcios multinacionales. 

El por-venir está por-hacer. Pero como ha escrito Martí i Pol en un precioso verso, “¿quién, sino todos?”.

Unamos voces y manos. Suscribamos protestas y propuestas en las redes sociales. 

Una gran inflexión histórica se aproxima.