Clamor mundial

lunes, 29 de junio de 2015

1. Contra el desvergonzado dominio de los mercados: 

Es apremiante la convocatoria urgente de unas Naciones Unidas “refundadas” con un Consejo de Seguridad Socioeconómico, que detenga primero e impida después el deterioro social propio de un sistema de especulación, deslocalización productiva y guerra (3.000 millones de dólares al día al tiempo que mueren de hambre y desamparo miles de personas, la mayoría de las cuales son niñas y niños de uno a cinco años de edad)… 

Es urgentísimo re-situar la OMC (Organización Mundial del Comercio) en el ámbito de las Naciones Unidas, y exigir que el FMI y el Banco Mundial (para la reconstrucción y el desarrollo) cumplan su cometido original y dejen de ser instrumentos obedientes a los más prósperos y acaudalados de la Tierra. 

“Cumplir sus deberes”, dicen a Grecia los magnates y las instituciones que les representan. ¿Quiénes contrajeron la deuda? Responsables, sí, pero con “tempos” bien definidos para que no se contribuya a incrementar las desigualdades que los procesos actuales de “cumplimiento” exacerban: aumenta sin cesar el número de millonarios… pero, mucho más, el de menesterosos. Y, según OXFAM/INTERMON, ¡85 personas tienen mayor riqueza que la mitad de la humanidad! 

Cumplamos todos los deberes de tal modo que todos podamos ejercer nuestros derechos. 

Clamor mundial. 

2. Contra el fanatismo, venga de donde venga, especialmente cuando, desde los más siniestros e intolerables posicionamientos, asesina ¡en nombre de Dios! y alienta el odio y la intolerancia. 

Clamor popular para que se convoque una sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se refundaría, con unas primeras medidas de emergencia, dotándola de un sistema que poseyera los medios y autoridad necesarios para evitar, con contundentes acciones inmediatas, que la comunidad internacional sea objeto de todo tipo de agresiones frente a las cuales los grupos plutocráticos (G7, G8, G20) creados por el neoliberalismo son totalmente ineficaces. 

Este nuevo multilateralismo democrático debe disponer rápidamente de la capacidad –también militar, mediante las oportunas alianzas permanentes- de prever y erradicar cualquier actividad que afecte a la seguridad a escala mundial (terrorismo del 11 de septiembre de 2001; mortífera invasión de Irak en 2003; indebido tratamiento de la “primavera árabe”, particularmente en el caso de Libia y Egipto; guerra en Siria; terribles ataques del “Estado islámico”, que conlleva una interpretación totalmente equívoca e inaceptable del Corán…), así como regular las relaciones bilaterales y comerciales con aquellos países que siguen violando el respeto más elemental a los derechos humanos y que, todavía peor, financian a grupos terroristas… 

 . . . 

 Clamor popular. Ahora ya podemos, “Nosotros los pueblos”, exponer libremente nuestras discrepancias y nuestras propuestas de forma tanto presencial como digital. Hagámoslo. De otro modo, nos sería de aplicación la tremenda advertencia de Albert Camus: “Les desprecio, porque pudiendo tanto se han atrevido a tan poco”.

Deudas que sí que hay que pagar con urgencia:

viernes, 26 de junio de 2015

• Haití: hace más de cinco años. Las ayudas prometidas, en grave demostración de la insolidaridad actual, han llegado sólo parcialmente. 

• Nepal: ¡con qué rapidez nos hemos olvidado de la inmensa tragedia vivida en Nepal hace tan sólo dos meses! 

Para ejemplo basta un botón. En este caso los dos botones arriba indicados. Pero está claro que es absolutamente imprescindible, también por esta razón, disponer de un eficiente multilateralismo democrático, procediendo con urgencia a refundar las Naciones Unidas que, ahora ya sí, representarían a “Nosotros, los pueblos…”. Es apremiante convocar una Asamblea General Extraordinaria en la que se trazaran las grandes líneas y los grandes temas que deberían solucionarse rápidamente, con la presencia de todos los países del mundo, y representaciones de la sociedad civil (está todo estudiado: composición de la Asamblea General; añadir al actual Consejo de Seguridad un Consejo Socioeconómico y otro Medioambiental…). 

Fortalecer urgentemente la cooperación internacional y la ayuda al desarrollo: el tema de los inmigrantes clama al cielo. ¡De nuevo, Europa mira hacia otro lado! ¡El Mar Mediterráneo ensangrentado,… y lo único que se les ocurre es poner vallas a quienes huyen forzosamente de sus lugares de origen! Desde el comienzo de las actividades del Sistema de las Naciones Unidas, estaba claro que la palabra clave era “com-partir”, partir con los demás, ayudar al desarrollo endógeno e integral, de tal modo que todos los países se beneficiaran de la utilización de sus recursos naturales. Progresivamente, las ayudas se transformaron en préstamos concedidos en condiciones draconianas, la cooperación en explotación,… y las Naciones Unidas en grupos oligárquicos (G-7, G-8… G-20) que constituyen una auténtica afrenta al conjunto de la humanidad: ¡pretender que unos cuantos países ricos tengan en sus manos el destino común de 193! Es necesario reponer con urgencia los “valores democráticos” donde han situado los “valores mercantiles”. 

Hace unos días –el 19 de junio de 2015- la prensa anunciaba (“El País”, 19 de junio) que “las guerras fuerzan el desplazamiento de 42.500 personas al día”. Anoten bien estas cifras, sobre todo quienes invadieron Irak en el año 2003 y quienes en lugar de ayudar al desarrollo han permitido que, actualmente, mueran de hambre miles de personas al día, al tiempo que se invierten 3.000 millones de dólares en armas y gastos militares. No me canso de repetirlo porque sólo de este modo será posible hacer frente a esta tragedia terrible que denuncia el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados. 

II. Pedir cuentas: 

• De lo que representa realmente aquilatar un “crecimiento del consumo” que se sitúa en el 0.3%. 

• ¡Lo mismo puede decirse de la “recuperación del crecimiento demográfico”, cuando representa el 0.1%! 

• Saber qué significa realmente la noticia de que aumenta en el 40% (¡esto sí que es un porcentaje!) el número de millonarios en España. 

• Ponderar lo que significa que las universidades pierdan en el presente curso 55.000 alumnos. Este sí que es un reflejo preocupante de la actual situación. Se achaca en parte a otro factor igualmente preocupante que es la reducción progresiva de la población, debido al “exilio” de más de 60.000 personas en el año 2014. 

III. Mirar con lupa lo que suceda–de tal modo que se consigan rápidas enmiendas- en el futuro Tribunal del caso Gürtel, recordando el necesario cumplimiento de la independencia total del Poder Judicial establecido preceptivamente por Montesquieu. 

• Seguir también con perseverancia, para que se corrija de forma inmediata o en cuanto haya un cambio de gobierno, la política energética actual. El cuidado del medio ambiente es una esencial responsabilidad intergeneracional. Pues bien: “España se aleja del objetivo de renovables para 2020”, titula una detallada información en la prensa del día 17 de junio. Es moralmente exigible que nos tomemos muy en serio lo que puede suceder, alcanzándose puntos de no retorno, si no se adoptan desde ahora en todo el mundo –de nuevo es necesaria la autoridad de unas Naciones Unidas refundadas- una serie de medidas que lleven a la reducción de la emisión de gases con efecto invernadero, y muy concretamente, el CO2. 

IV. Clamor mundial exigido para forzar al Partido Republicano de los Estados Unidos a rectificar en cuestiones fundamentales para la paz y la seguridad en el mundo actual: no puede ser que no se haya suscrito la Convención de los Derechos del Niño de 1989, ni el derecho a la alimentación… siempre por la actitud del Partido Republicano de los Estados Unidos oponiéndose al Sistema de las Naciones Unidas. Así, en el año 1992 la Organización Mundial del Comercio se estableció directamente fuera del ámbito de las Naciones Unidas. Se han seguido oponiendo a que el Presidente Obama firmara la Convención de los Derechos del Niño. Y a pertenecer a la Corte Penal Internacional. Sin embargo, hace tan sólo unos días, se decía en el capítulo de “Opinión” de “El País” (16 de junio) que “Sudáfrica se mofa de la justicia”, por haberse negado a entregar a el Presidente de Sudán, Omar al-Bashir. El que se mofa de la justicia a escala internacional es el Partido Republicano de los Estados Unidos que se negó a suscribir este gran acuerdo. Hace unos días, en unas magníficas declaraciones, Karel Armstrong decía que “en Occidente debemos aprender que compartimos el planeta con iguales y no con inferiores”. Sobre todo, el Occidente actual, debe recomponerse rápidamente, debe pasar, en el caso de Europa, de una unión monetaria a una unión política y económica, y defender los “principios democráticos” que, según establece lúcidamente la Constitución de la UNESCO, deben “guiar a la humanidad”. 

¡Pensar que hay todavía quiénes siguen defendiendo a los “confederados” y sus símbolos segregacionista! ¡Pensar que en 34 Estados, la inmensa mayoría de ellos republicanos, se sigue manteniéndose la pena de muerte y ejecutando a los culpables! 

  *** 
 
Ya lo ven: no podemos permanecer de espectadores impasibles. Debemos utilizar todos los medios a nuestro alcance –hoy ya todos podemos expresarnos libremente- para iniciar, con apremio, un proceso de rectificación, para re-encauzar tantos rumbos actualmente erróneos.

Desarme para el desarrollo humano y sostenible,

sábado, 13 de junio de 2015

para una nueva economía y un nuevo liderazgo multilateral democrático. 

Com-partir, es la única solución para evitar las gravísimas desigualdades sociales y asimetrías de todo orden a que ha conducido el neoliberalismo globalizador. 

Insisto –porque es una referencia esencial en mi comportamiento cotidiano- que es moralmente inaceptable que cada día mueran de hambre más de 20.000 personas al tiempo que se invierten en gastos militares y armamento 3.000 millones de dólares. Bastaría con una reducción razonable de estas ingentes y desproporcionadas cifras para que pudieran incrementarse rápida y sustancialmente las ayudas al desarrollo endógeno, sostenible y humano en todo el mundo; se atendiera el crucial legado intergeneracional del medio ambiente, asegurando que no tenga lugar el deterioro irreversible de la habitabilidad de la Tierra; la cooperación internacional permitiría la puesta en práctica de las grandes prioridades de las Naciones Unidas (alimentación, agua, salud, ecología, educación, paz…); y, sobre todo, se haría posible el “nuevo comienzo” que preconiza la Carta de la Tierra. 

Todos los seres humanos iguales en dignidad. Cada ser humano único capaz de crear, de diseñar su propio futuro en un proceso de educación permanente, de tal modo que todos sean “libres y responsables”, como define magistralmente la UNESCO a los “educados”, actuando siempre en virtud de las propias reflexiones y nunca más al dictado de nadie. Con el fanatismo y dogmatismo, tolerancia cero. 

 Las alas para el vuelo alto en los tiempos que se avecinan no pueden estar lastradas ni presentar adherencia alguna. 

Frente a la “profunda crisis del ultraliberalismo”, el Forum de Crans Montana al que acabo de asistir en Bruselas, propone “situar de nuevo al ser humano en el centro de toda política y estrategia”. 

Es tiempo de acción, porque pueden alcanzarse puntos de no retorno. Ya disponemos de múltiples diagnósticos. Ahora corresponde aplicar sin demora tratamientos adecuados. Es apremiante la refundación del Sistema de Naciones Unidas después de los ineficientes e infaustos grupos plutocráticos (G-7, G-8, G-20), que el neoliberalismo estableció en la década de los ochenta. ¿Cómo pudo pretenderse –y aceptarse- que 6, 7, 8… 20 países guíen los destinos de 193? Y, sobre todo, deben re-ponerse los “principios democráticos”, que con tanta precisión y clarividencia establece la Constitución de la UNESCO, en donde el Partido Republicano de los Estados Unidos, en sus ambiciones hegemónicas y con la Primer Ministro Margaret Thatcher como obediente acólito, situó las leyes mercantiles. 

Ahora ya es posible, en la era digital, que “Nosotros, los pueblos…”, silentes y obedientes desde tiempo inmemorial, puedan levantar la voz y participar activamente. Ahora, con la mujer progresivamente incorporada al proceso de toma de decisiones, ya es posible el imposible sueño, hasta hace bien pocos años, de emancipación de la humanidad. 

Ahora ya podemos imaginar en el ciberespacio grandes clamores populares para los cambios radicales que se requieren con apremio. No tendrá lugar, por fortuna, la guerra de las galaxias en el espacio sideral sino en el espacio “digital” se originará la nueva paz, la formidable transición desde la fuerza a la palabra, desde una cultura de imposición, dominio y violencia a una cultura de encuentro, diálogo, conciliación y paz. 

¿Cómo puede Europa, la gran emigrante, rechazar ahora a los inmigrantes? ¿Cómo puede poner obstáculos a su acceso en lugar de intensificar la ayuda al desarrollo para una vida digna en sus lugares de origen? ¿Por qué no completa rápidamente su edificio institucional con una unión política y económica? ¿Cómo puede aceptarse que la pretendida Europa-faro se haya detenido y circunscrito a una unión monetaria? ¿Por qué Europa sigue las pautas dictadas por el Partido Republicano norteamericano, cuando el propio Presidente Obama, para el bien de su país, las apartó cómo correspondía? 

Convincentes voces (femeninas, por cierto) se alzaron en Bruselas para reclamar con urgencia la debida solidaridad, la reposición de los valores éticos en el lugar en que han situado los bursátiles. 

En Bruselas advertí -¡otra vez!- que si no hay evolución habrá revolución y que la diferencia entre estas dos palabras es la “r” de responsabilidad. Dejemos de seguir a los irresponsables y, con urgencia, facilitemos la transición de una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra a una economía de desarrollo sostenible y humano. De una cultura de guerra a una cultura de paz, liderada por un a multilateralismo democrático y eficiente. 

La mejor solución –aunque tengamos que sobreponernos a la inmensa inercia de quienes se aferran al perverso adagio de “si quieres la paz, prepara la guerra”- es el desarme (incluido, desde luego, el nuclear), aplicando una parte razonable de los colosales medios dedicados a la seguridad para el desarrollo de todos los pueblos, de tal modo que se haga realidad la igual dignidad y calidad de vida. 

Desarme para el desarrollo: así de sencillo. Para ello son necesarias unas Naciones Unidas refundadas con urgencia. La solución existe. Falta el coraje y liderazgo para aplicarla. Antes la voz del pueblo no podía alzarse. Ahora sí. El clamor popular logrará los cambios que la humanidad reclama con urgencia.

Cuatro apuntes:

lunes, 1 de junio de 2015

1) “Es de necio confundir valor y precio”, advirtió con exquisita clarividencia D. Antonio Machado. 

Han sido necios quienes, en la década de los ochenta del siglo pasado, sustituyeron los valores por lo precios, la justicia social y los principios democráticos por las leyes del mercado. 

Fueron necios y culposos el Presidente Reagan y el Partido Republicano de los Estados Unidos al que tan radicalmente representó. Y fue necia la Primer Ministro Margaret Thatcher. Los valores éticos se sustituyeron por los bursátiles. Marginaron a las Naciones Unidas sustituyéndolas –no me canso de repetirlo, porque sigue siendo intolerable- por grupos plutocráticos de 6, 7, 8… 20 países. 

Pero fueron muy necios también los que, progresivamente fueron adoptando las directrices globalizadoras neoliberales, que han conducido a un peligroso incremento de las desigualdades, a desgarros sociales, a unos cuantos millonarios más, a muchísimos pobres más, desahuciados, desempleados, humillados… 

Necios han sido los que en lugar de hacer frente a estas tendencias con una educación de calidad –para formar a seres humanos “libres y responsables”, como establece la Constitución de la UNESCO- han seguido las indicaciones de los Informes PISA que, lógicamente, por proceder de la OCDE, procuran el tener y no el ser. 

Han sido necios y perversos los promotores. Pero también necios, muy necios, los que han seguido las infaustas directrices. Porque han confundido los valores con los precios. Porque siguen anclados en el dinero… 

Pero pronto serán muchos los que, totalmente de acuerdo con D. Antonio Machado, no consentirán que les sigan imponiendo unas normas de conducta que han conducido a una situación humanamente inadmisible. 

2) Para irse es necesario haber estado antes. ¿Se irá el Reino Unido de la Unión Europea? ¿Se cumplirán las malhadadas perspectivas de un referéndum “Brexit”, para que los británicos se revistan de un “amplio deseo popular” para abandonar a la Madre Europa? ¿Cómo pueden pretender los ingleses separarse si nunca se han unido? Inglaterra sigue teniendo como divisa la libra y no el euro, que es, para nuestro infortunio, lo único que une actualmente a la “Unión Europea”, esta UE que en lugar de ser símbolo de la puesta en práctica de la excelente Carta de Derechos Fundamentales del año 2000 y aparecer como atalaya y torre de vigía de una democracia genuina, ha ido debilitando progresivamente los esenciales pilares sobre los que se asentaba y es ahora una simple unión monetaria, sin unión política ni económica, obediente a las instrucciones que recibe del Partido Republicano de los Estados Unidos. 

Por cierto, el señor Cameron siguió el ejemplo del Presidente demócrata Barak Obama y, en lugar de sólo austeridad, recortes y primas de riesgo, emitió –como hizo Obama con Bernake en los Estados Unidos, con más de 300 mil millones de dólares- unos 70 mil millones de libras esterlinas en calidad de incentivos para la creación de trabajo y desarrollo económico. 

El Reino Unido no tiene, por tanto, ni la divisa de la Unión Europea ni sus normas económicas. Y, por si fuera poco, cobra un cuantioso “british check”… 

Nunca estuvieron. Sería bueno que ahora decidieran integrase en una unión política basada en los “principios democráticos” que con tanta lucidez establecieron en 1945 quienes redactaron la Constitución de la UNESCO. Y que contribuyeran a la refundación de unas Naciones Unidas dotadas de la autoridad moral y física que se requiere con urgencia en la era digital. Iríamos juntos, volviendo a restablecer los valores éticos donde se han situado los bursátiles. 

Hay que poner coto, de una vez, a la debacle de toda índole que conlleva la globalización, seguida ya sólo en Europa por gobiernos carentes de brújula y camino. 

3) “Si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir”. Me encantó este “poster del 15-M”. Me sigue encantando ahora. La historia reciente contiene suficientes ejemplos de lo que parecía imposible… y hoy es realidad. “Lo conseguimos porque no sabíamos que era imposible”… “Sólo quienes son capaces de ver los invisibles –y no sólo lo que iluminan los focos de la comunicación- serán capaces de hacer los imposibles”… “Todo está por-hacer y todo es posible… pero, ¿quién si no todos?”, escribió Miquel Martí i Pol en unos versos que no me canso de repetir. Hoy podemos promover grandes clamores populares. El tiempo del silencio ha concluido. El tiempo de “no hay remedio” ha terminado. Inventemos el futuro. Ahora es un buen momento, porque la tensión humana que favorece la creatividad. 

Soñemos y actuemos… y, si no dejan que nuestros sueños conviertan imposibles ayer en posibles mañana… no les dejaremos dormir! 


4) El fútbol, de deporte a negocio y corrupción de grandes proporciones

Me encanta el fútbol como espectáculo, como afición, como afiliación también. Pero todos los abusos son malos y, con frecuencia, derivan en situaciones extremadamente perjudiciales. 

La desafección política y religiosa ha ido dando paso a una afición futbolística caracteres perniciosos, hasta llegar en algunos casos a una auténtica demencia, a desbordamientos incontrolados de decoro y dignidad. 

Se habla de “mercado de verano, de otoño, de invierno”… Creo que algunos traspasos e incorporaciones de futbolistas deberían realizarse de otra manera. 

Se programan los acontecimientos deportivos en los medios audiovisuales de tal manera que la audiencia permita enormes ingresos y hacen públicos precios inadmisibles comparativamente, ya que constituyen un agravio que los mismos futbolistas, en manos de “administradores únicos”, no ven con agrado. 

Llevan en las camisetas nombres de países, empresas o instituciones que, con algunas excepciones, desacreditan a los jugadores, convertidos en “hombres-anuncio”. 

Luego resulta que algunos de estos países han promovido la corrupción en la FIFA –sí, ¡también la Federación mundial, alentada en ocasiones por las nacionales…!- y el conjunto resulta otro “espectáculo” deplorable. Me gusta el fútbol. Por eso quisiera que se tuviera el coraje de arrancar de las camisetas letras que no se merecen porque mancillan al deporte y a los deportistas. Y proceder, con todo el peso de las aficiones sanas y amantes del deporte, a poner a los corruptos en su sitio. Quienes así lo hicieran se ganarían un aplauso adicional de los aficionados “de verdad”. ¿Y los obcecados forofos? Se irían convirtiendo en “aficionados”…