Frente a graves
amenazas globales, ahora sí, ciudadanos del mundo, ¡uníos!
Por primera vez en la historia, la humanidad debe hacer
frente a procesos potencialmente irreversibles, de tal modo que, si no se adoptan
medidas correctoras a tiempo, podrían alcanzarse puntos de no retorno.
Es inaplazable advertir a escala planetaria de la
irresponsabilidad inadmisible en la que incurriríamos si no reaccionamos con
firmeza para reconducir las actuales tendencias.
En el mes de septiembre de 2015, en la “Declaración
Conjunta Emergencia Social y Ecológica” (https://declaracionconjunta.wordpress.com) suscrita en primeros
lugares por Mikhail Gorbachev, Mario Soares, Garry Jacobs, Colin Archer,
Roberto Savio y François de Bernard, propusimos ya, con carácter de urgencia,
en un contexto insolidario, progresivamente egoísta, xenófobo, racista y
fanático, la inmediata adopción de medidas relativas al medio ambiente, las
desigualdades sociales y extrema pobreza, y la eliminación de las armas
nucleares, al tiempo que urgíamos la refundación –inicialmente constituido en
sesión permanente extraordinaria- de un sistema multilateral democrático, las
Naciones Unidas, que el neoliberalismo ha marginado y sustituido por grupos
plutocráticos (G6, G7, G8, G20).
Como ha sucedido con otros recientes manifiestos y
llamamientos (Declaración de Premios Nobel de la Paz, Barcelona, diciembre
2015; Campaña de “Desarme para el Desarrollo”, iniciativa del International
Peace Bureau, Berlín, septiembre-octubre 2016…) el inmenso poder mediático
acalló cualquier posible eco y siguió propiciando innumerables espectadores
sumisos y ofuscados.
Los Acuerdos de París sobre el Cambio Climático (COP)
alcanzados en la reunión de Naciones Unidas al respecto, así como la propuesta
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el periodo 2015-2030
aparecieron como pasos en la buena dirección.
Pero al poco tiempo las expectativas empeoraron porque no
sólo continuaba la carencia de recursos para la puesta en práctica de los ODS y
de la COP sino que se confirmaba (informe de OXFAM-Intermon) la concentración
de riqueza en pocas manos: miles de personas muriendo de hambre y desamparo al
día, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 4.000 millones de
dólares… al tiempo que se reducen drásticamente las ayudas al desarrollo,
obligando a muchos seres humanos a abandonar sus míseros lugares de origen… y
que hallan puertas y manos -¡y mentes!- cerradas al llegar –si logran llegar- a
las riberas de sus sueños…
La situación de emergencia social y ecológica era ya
motivo de gran preocupación y se esperaba con impaciencia que se pasara de los
diagnósticos al tratamiento en tiempo oportuno, teniendo en cuenta
especialmente a las generaciones futuras, deber indeclinable de las presentes.
Y entonces surgió en el escenario el Sr. Donald Trump,
presidente electo de los Estados Unidos. El Partido Republicano ha sido, con escasas
excepciones, defensor de la hegemonía norteamericana, oponiéndose radicalmente
al multilateralismo democrático (recordar su rechazo a la Sociedad de Naciones
en 1919; al Sistema de las Naciones Unidas, especialmente en la década de los
80, confiando la gobernanza mundial a grupos autárquicos; no suscribiendo la
Convención de los Derechos del Niño en 1989; situando la Organización Mundial
del Comercio fuera del ámbito de las Naciones Unidas; no haber tenido en cuenta
las Resoluciones del Consejo de Seguridad en la invasión de Irak el año 2003…)
Los anuncios efectuados
por el Presidente electo Trump relativos a las armas nucleares, al rechazo de las
Naciones Unidas y al incumplimiento de los Acuerdos sobre el Cambio Climático
constituyen una intolerable amenaza global.
Es inadmisible desde todos los puntos de vista que la
actuación al frente del país más poderoso de la Tierra de quien hace caso omiso
de las reiteradas advertencias de los científicos -¡ha designado como
Secretario de Estado a un ex-presidente de la Compañía Exxon Mobil, que durante
más de tres lustros (1980-1996) subvencionó generosamente a
pseudo-especialistas para que negaran el efecto nocivo de las emisiones de CO2 y otros gases con “efecto
invernadero” sobre la habitabilidad de la Tierra!- ponga en riesgo inminente a
la humanidad entera y en particular, a los jóvenes y generaciones sucesivas.
Hasta hace poco, “Nosotros, los pueblos…” –como tan
lúcidamente comienza la Carta de las Naciones Unidas- no podíamos expresarnos.
Ahora, gracias a la tecnología digital ya podemos hacerlo libremente. Y sabemos
lo que acontece. Ahora sí, ya es posible alzar la voz. Si no, seríamos
cómplices. Delito de silencio.
Ahora sí, ciudadanos del
mundo, debemos con firmeza en un gran clamor en el ciberespacio manifestar al Presidente
Trump que si cumple sus aciagos propósitos serán millones de seres humanos los
que, velando por el destino común y en especial por el de los más jóvenes, dejarán
de adquirir y suministrar productos al país cuyo liderazgo constituye un
peligro de efectos irreversibles para el conjunto de la humanidad.
Serán todos los seres humanos iguales en dignidad, serán “Nosotros,
los pueblos…” los que tomen en sus manos las riendas hacia un futuro sin armas
nucleares y con las condiciones propias de una vida digna en un entorno
ecológico controlado. El porvenir está por-hacer, todavía. Es tiempo de acción.
Mañana puede ser tarde.
Iniciemos, ahora que, por fin, es posible, la transición
de una cultura de guerra a una cultura de paz, de la fuerza a la palabra.
Ahora sí, ciudadanos del
mundo ¡uníos! Y, desde el próximo 20 de enero de 2017, expresad en los modernos
medios de comunicación vuestra resuelta actitud si no rectifica su programa.
Frente a una amenaza
global, una respuesta global a quien pone en riesgo el cumplimiento de nuestro deber
supremo: el cuidado a las generaciones venideras. Traicionarlas constituiría un
terrible error histórico.
Si se lograran evitar estas sombrías perspectivas,
entonces, “Nosotros, los pueblos…” daríamos el siguiente paso: la reinstauración
del multilateralismo que permitiría recorrer airosamente las primeras etapas de
la nueva era.
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Es preciso mantenerse alerta y vigilantes, con una
actitud permanentemente proactiva, difundiendo este mensaje, proponiendo en su
caso mejoras al texto y, sobre todo, reclamando adhesiones a aspectos muy
concretos del mismo.