Almudena Grandes, inmarcesible voz de “Nosotros, los pueblos”

domingo, 28 de noviembre de 2021

Almudena se ha ausentado, pero su palabra seguirá siempre presente. Conocedora de todas las edades, sensible a todas las sensibilidades, confortadora de todos los corazones, paciente con todo tipo de pacientes… y, sobre todo, incansable promotora de la igual dignidad de todos los seres humanos. Éste fue el pilar, la base, de todos sus lúcidos mensajes, tan bellamente expresados. Al filo de las certezas e incertidumbres, la libertad humana, el gran don…

La mujer, ahora más que nunca en el pasado, con alas fuertes y grandes para elevarse lo suficiente, incluso a contraviento, para conocer bien la realidad y decidir con plena autonomía. Vivir intensamente y caminar “con el amor a cuestas”, como preconizaba Miguel Hernández, de quien ella y Luis García Montero aprendieron a querer a y querer con, que es el querer supremo.

Almudena Grandes, escribir para “aprojimarse”, para que, en último término, podamos seguir –seguir es imperativo, según Pedro Salinas- sembrando semillas de esperanza, para que descubramos la desmesura creativa humana y lo que somos a veces y lo que podemos llegar a ser.

En “Modelos de mujer” Almudena nos demostró que todas sin exclusión, pueden vivir intensamente el misterio de la vida. Y, en “Los besos en el pan” pone de manifiesto que es esencial, por mucho que tengamos, besar el nuestro y procurar que muchos, muchos, puedan besar el suyo. Luis, “En pie de paz”, nos ha permitido, al mismo tiempo, pensar que todos los jardines pueden ser, si tenemos ánimo de cultivarlos, nuestros jardines.

Temprano te has vuelto invisible pero tu luz permanecerá. En marzo de 1994, al morir físicamente Melina Mercuri, le dediqué un poema del que extraigo para ti, inolvidable Almudena, los siguientes versos:

“¿Se apagan las estrellas?

No.

Las estrellas mueren,

pero no se apagan.

No dejan

de iluminar

nuestros senderos

ni de inspirar

nuestras canciones…

Sus ojos se han cerrado,

pero ni su voz

ni su luz

se han apagado.

Las estrellas mueren

pero no se apagan”.

Glasgow: “Nosotros, los pueblos, compelidos a la rebelión “

jueves, 18 de noviembre de 2021

 

A pesar de los excelentes informes científicos que, una vez más, alertaron sobre la necesidad de adoptar medidas apremiantes y poner en práctica sin ulterior demora los Acuerdos de París sobre el cambio climático y la Agenda 2030 de la Asamblea General de las Naciones Unidas “para transformar el mundo“,… a pesar de la presencia de múltiples y activas instituciones y representantes de la ciudadanía mundial, con múltiples jóvenes de especial capacidad informativa… a pesar de países convencidos de la impostergable necesidad de resolver, sin vacilaciones, las presentes tendencias… al final ha sido, de nuevo, el “gran dominio”(financiero, militar, energético, digital , mediático) el que ha aplazado, con total irresponsabilidad intergeneracional, la adopción de medidas que pudieran detener, todavía , la presente deriva ecológica.

Desde hace décadas -no me canso de repetirlo- han sido múltiples las comunidades, especialmente la científica, que han llamado la atención sobre la necesidad de un cambio radical en la gobernanza mundial, indicando la urgencia de una acción conjunta a escala global a través de un multilateralismo democrático ponderado y eficiente, que permitiera, además, resolver los conflictos por la fuerza de la razón en lugar de seguir haciéndolo, desde el origen de los tiempos, por la razón de la fuerza. ”Si quieres la paz, prepara la guerra”: este perverso adagio ha sido puntualmente seguido por el poder absoluto masculino que ha tenido en sus manos las riendas del destino común a través de los siglos… hasta  hoy mismo en que se invierten diariamente -lo repetiré mientras no se resuelva- más de 4000 millones de dólares en armas y gastos militares, al tiempo que mueren de hambre y pobreza extrema miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad.

A pesar de los intentos de tres Presidentes demócratas norteamericanos de pasar de la fuerza a la palabra -Wilson en 1919; Roosevelt en 1945, y Obama en 2015- lo cierto es que sus esfuerzos en favor del multilateralismo han sido contrarrestados invariablemente por las convicciones hegemónicas que hoy, desoyendo las alarmas por procesos irreversibles que amenazan a la humanidad en su conjunto por primera vez en la historia, están conduciendo a un claro deterioro de las condiciones de habitabilidad de la Tierra.

El incumplimiento de los deberes urgentes por parte de las presentes generaciones puede conducir, sin remedio, a que las venideras vean gravemente lesionados sus derechos.

Desde los años 50 del siglo pasado, la UNESCO -con la creación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los programas geológico, hidrológico y oceanográfico y “El Hombre y la Biosfera “- … y el Club de Roma -advirtiendo sobre los límites del crecimiento -…. y la Academia de Ciencias de los Estados Unidos en 1979, subrayando el papel del agua marina…y, después, ¡dos “Cumbres de la Tierra”! (en Rio en 1992 y Johannesburgo en 2002)… y la “Carta de la Tierra” en 2000….y la Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (Naciones Unidas 1999)… directrices siempre marginadas por los grupos plutocráticos neoliberales (G-6,G-7,G-8,G-20) impulsados por los presidentes de los EEUU pertenecientes al Partido Republicano…

¡Al fin!, en aquel otoño de esperanza de 2015, se firman con el Presidente Obama los Acuerdos de Paris y la Resolución de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 y los ODS… Deber de memoria: a los pocos meses llegó el presidente Trump y, acto seguido, dijo que Norteamérica no llevaría a la práctica ninguno de los convenios firmados por su antecesor… Y la Unión Europea, incapaz de oponerse, silenciosa,… porque para adoptar algunas medidas debe hacerlo por unanimidad… ¡que es la antítesis de la democracia…! Después de seis años de retraso, llegando ya al borde del abismo, se abrieron, al principio de la COP-26, ciertas expectativas por “compromisos alcanzados entre los grandes poderes”… pero resultó luego que eran compromisos “¡no vinculantes!”…

¡Qué oprobio, qué desvergüenza! Si no son vinculantes no son compromisos. De esta manera ha concluido la gran ocasión de Glasgow en la incertidumbre y desesperanza, porque es evidente que buena parte de la ciudadanía consciente ve desaparecer las últimas posibilidades de enfrentar y reconducir la situación presente.

Será necesario, en consecuencia, modificar sustancialmente el comportamiento cotidiano, el estilo de vida, antes de que se alcancen líneas rojas en el deterioro ecológico… La ciudadanía ya no puede ser, en buena medida, “espectador distraído” de lo que acontece. El Ártico se está fundiendo y no sólo los rayos solares carecen de “espejo” para reflejarse, sino que el permafrost ha acumulado durante siglos grandes bolsas de metano que, al liberarse, tienen un efecto mucho peor que el anhídrido carbónico sobre el cambio climático.

Está claro que, ahora sí, la solución es “Nosotros, los pueblos”, como se escribió lúcida pero prematuramente en la primera frase de la Carta de  las Naciones Unidas. En 1945, los “pueblos” carecían de voz y la inmensa mayoría de los seres humanos nacía, vivía y moría en unos kilómetros cuadrados… Las posibilidades de información residían en el entorno inmediato. Eran, lógicamente, temerosos, obedientes, silenciosos, sumisos. Desde hace unas tres décadas, ya pueden expresarse libremente de forma progresiva, en buena medida gracias a la tecnología digital, y se ha eliminado, en alto grado, la discriminación por razón de género, sensibilidad sexual, ideología, creencia, etnia…

Ahora sí, por fin, “los pueblos“ ya pueden participar activamente a nivel local, regional, global. Con grandes clamores populares puede lograrse que se elimine la gobernanza plutocrática y se refuerce el multilateralismo democrático… Ahora, “los pueblos“ ya pueden exigir que las ojivas nucleares dejen, de una vez, de constituir una intolerable “espada de Damocles” para el conjunto de la humanidad… Y que los paraísos fiscales desaparezcan del mapa, y que un nuevo concepto de seguridad disminuya los inmensos dispendios en armas y gastos militares actuales y permita que los habitantes de territorios tan bien protegidos con los sistemas de defensa actuales tengan acceso a la alimentación, al agua potable, a servicios de salud de calidad, a una educación para todos a lo largo de toda la vida, al cuidado adecuado del medio ambiente… Los pueblos actuarán, por fin, porque la propia Declaración Universal de Derechos Humanos -¡maravillosa previsión¡- así lo indica en el segundo párrafo del preámbulo: …“a fin de que los seres humanos no se vean compelidos al supremo recurso a la rebelión…”. Hace pocos días publiqué “Glasgow, conciencia mundial para cambiar de rumbo”. Hoy –a la vista de los pocos resultados de la COP-26 y, sobre todo, del anuncio, tan inoportuno como descorazonador, de que la UE reforzará sensiblemente en muy breve plazo su potencia militar-  está claro que debe ser la ciudadanía consciente la que, “compelida a la rebelión”, logre, voces y manos unidas, las transiciones que son exigibles antes de que se alcancen puntos de no retorno. Y “los pueblos”, mirando a los ojos de nuestros descendientes, vamos a exigir gobiernos que procuren un multilateralismo diligente, unas Naciones Unidas capaces, todavía, de adoptar las medidas más apremiantes para los cambios radicales que no admiten mayor demora. Compelidos a la rebelión, vamos a lograr cambiar, en poco tiempo, la fuerza por la palabra. Vamos a inventar otro futuro.

 

Glasgow, conciencia mundial para cambiar de rumbo

martes, 2 de noviembre de 2021

Cuentan que cuando el Titanic se estaba hundiendo, la orquesta seguía interpretando valses. Al poco tiempo, músicos y bailarines desaparecerían bajo las aguas. Que no suceda lo mismo ahora a escala planetaria. A pesar de innumerables alarmas y llamamientos, la gobernanza neoliberal plutocrática sigue adoptando medidas claramente insuficientes y parciales, cuando se necesitan muy enérgicas, urgentes y conjuntas. Los grandes consorcios siguen acumulando beneficios inmensos y anonadando a la gente en lugar de ser los primeros impulsores del cambio y del despertar ciudadano.  Y las “grandes potencias“  no cesan -a pesar de expresar tímidamente su apoyo a las medidas ecológicas y a la aplicación de la agenda 2030- de aumentar las inversiones en armas y gastos militares, subrayando las diferencias con las “potencias enemigas”, en lugar de hacer, al menos, una pausa de emergencia, para la acción unida y a escala global que es imprescindible para no deteriorar la habitabilidad de la Tierra. Y, así, se siguen acopiando artificios bélicos - incluidos, ¡qué disparate!, los nucleares- aportando a la defensa territorial, no me canso de pregonarlo, 4.000 millones de dólares al día, al tiempo que mueren de hambre y extrema pobreza miles de personas, la mayoría niñas y niños de 1 a 5 años de edad… 

Es prudente que existan mecanismos apropiados de defensa… pero sin olvidar la defensa de los habitantes de esos territorios tan bien protegidos. Las Naciones Unidas señalan con acierto cinco grandes prioridades: alimentación, agua potable, servicios de salud de calidad, educación para todos a lo largo de toda la vida, cuidado del medio ambiente. No me canso de repetir que este nuevo concepto de seguridad humana es el que ahora, sin más tardar, debe prevalecer. Buena parte de los grandes problemas globales quedarían resueltos: las migraciones forzadas, el impacto de las catástrofes naturales, la generalización de la ignorancia… Desde hace décadas, la UNESCO (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, los Programas geológico, hidrológico y oceanográfico, “El Hombre y la Biosfera “, las reservas ecológicas… ); el Club de Roma (“Los límites del crecimiento”…); la Academia de Ciencias de los Estados Unidos (1979); la primera “Cumbre de la Tierra“ (Rio de Janeiro 1992); La Carta de la Tierra en el año 2000; la segunda “Cumbre” en 2002 en Johannesburgo… han realizado llamamientos progresivamente apremiantes, siempre desoídos  por la gobernanza del PIB, que desprecia el multilateralismo y propicia el supremacismo. 

En el “otoño esperanzador “de 2015, con el Presidente demócrata Barack  Obama en La Casa Blanca, fue posible adoptar los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y la Resolución para “transformar el mundo” en la Asamblea General de las Naciones Unidas, para la urgente puesta en práctica de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Era especialmente relevante y oportuna porque, ¡al fin!, incorporaba a la ciudadanía mundial, consciente de la gravedad de la situación, a la acción adecuada y responsable para las generaciones venideras. 

Pero, a los pocos meses, llegó el insólito Donald Trump a la presidencia norteamericana, con todos los supuestos hegemónicos del partido republicano, y declaró -eso sí, con gran vivacidad y presteza- que no pondría en práctica los acuerdos de París ni la Agenda 2030… Y silencio. El resto del mundo, silencio. La Unión Europea, otrora fuente y referente de solidaridad, democracia y multilateralismo, incapaz de oponerse… porque para adoptar resoluciones, a veces de gran calado, requiere unanimidad …¡y la unanimidad es la antítesis de democracia! Y así, hasta  la llegada del dúo demócrata Biden  y Harris a los mandos de los Estados Unidos, seis años más de retraso… El Ártico se funde a pasos agigantados y con el “permafrost” no sólo desaparece el “espejo “que refleja los rayos solares sino que libera grandes cantidades de metano, mucho más contaminante que el anhídrido carbónico…Y la Antártida empieza a agrietarse y los glaciares decrecen… Y, lo más alarmante, a pesar de la acción de encomiables asociaciones civiles, el mundo en su conjunto sigue apresado en el entramado económico de la deslocalización productiva, las fuentes de energía, los paraísos fiscales… con crecientes brechas sociales….acercándonos sin cesar al abismo de los procesos irreversibles, que significaría dejar a nuestros descendientes un legado históricamente culposo e irreparable. Ya Aurelio Piccei, en la década de los 60, había advertido del “¡Chasm ahead!”. 

“Nosotros, los pueblos, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”. Así se inicia, tan lúcida como prematuramente, la Carta de las Naciones Unidas. Porque entonces, en 1945, los pueblos no existían. El 90 % de la humanidad nacía, vivía y moría en unos kilómetros cuadrados, y desconocía lo que acontecía más allá de su entorno inmediato, sometidos siempre a un poder absoluto masculino. Eran obedientes, temerosos, silenciosos, carentes de voz y declaraciones. Ahora, en cambio, por primera vez en la historia-y aquí reside nuestra esperanza-ya pueden expresarse. La humanidad ya tiene voz y medios de comunicación. Y ya - es esencial insistir en ello - todos los seres humanos son iguales en dignidad, sin discriminación alguna por razón de género, sensibilidad sexual, ideología, creencias, etnia… Ahora, sí, por fin, “Nosotros, los pueblos” podemos reclamar, en grandes clamores populares, una gobernanza multilateral democrática, una de cuyas primeras decisiones fuera la adopción de la “Declaración Universal de Democracia“ y que, con las grandes potencias en su seno, pudiera reconducir con firmeza las tendencias actuales.

Y, sólo así podría lograrse que las reuniones del G-20 en Roma y la Cumbre Ecológica de Glasgow hiciesen realidad sus impostergables objetivos. Sólo así podríamos mirar a los ojos de quienes llegan a un paso de nosotros y decirles: “Hemos sido “libres y responsables”, como define la Constitución de la Unesco a los educados. Habrá que vencer muchas resistencias…para alertar a quienes, a pesar de tantos llamamientos, siguen distraídos y ofuscados, danzando inconscientes…como en el naufragio del Titanic…

Única solución: gran pacto mundial sobre la habitabilidad de la Tierra

lunes, 23 de agosto de 2021

                                   “Todo depende del dolor con que se mire”

Mario Benedetti

 

Titulares de los periódicos de los últimos días como los siguientes ponen de relieve la situación realmente extrema a la que se está llegando:

“Ecocidio, crimen internacional...”. “La presión ciudadana sobre gobiernos y empresas debe espolear un acuerdo en la Cumbre de Glasgow que evite el suicido climático…”. “Futuro peligroso: el informe de la ONU urge a actuar ya para evitar el peor escenario climático…”. “Fuego extremo: los incendios devastadores que se propagan por California, Siberia o Grecia son ejemplo del impacto del cambio climático…”.

Y en este escenario tan sombrío resulta incomprensible e intolerable e  la noticia de que el multimillonario Branson “viaja a la puerta del espacio” con su propia nave… ¡en competencia  con Bezos, de Amazon, olvidándose irresponsablemente ambos billonarios,  de sus deberes apremiantes!

La seguridad en la época de los robots y los drones –nuevos ”señores de la guerra en el cielo”- debe, más que nunca, revestirse de valores humanos esenciales y hacerse cargo de las nuevas exigencias de la seguridad humana.

Después de años de gobernanza neoliberal por grupos plutocráticos (G-6,G-7,G-8,G-20) la brecha social se ha ampliado, se ha marginado el multilateralismo democrático, y el Estado -Nación, aún asociado en débiles estructuras a escala regional, languidece con una ciudadanía progresivamente eclipsada por la tecnología digital, que le da voz y al mismo tiempo la silencia y desorienta, poniendo de manifiesto, con las reflexiones propias del confinamiento por la pandemia, la precaria situación de los medios de atención sanitaria, la privatización, incrementada en los últimos años, de los centros de educación y de salud, los efectos sociales de la deslocalización productiva y  el lamentable resultado de la excesiva concentración en el turismo de las actividades económicas.

Por si los argumentos ecológicos no bastaran, los recientes acontecimientos en Afganistán constituyen un auténtico aldabonazo… ¡Resulta que después de veinte años de gobernanza “mixta”, al irse los Estados Unidos sin asegurar un bien preparado programa de sustitución, siguen los talibanes y la heroína siendo los irresponsables dueños de un país que ve de nuevo comprometido su futuro por no haber intervenido a tiempo el multilateralismo democrático!

La amenaza a la seguridad, agravada por la potencial irreversibilidad de algunos de los procesos, que representa el incumplimiento de la Agenda 2030 ha incrementado el abatimiento y desazón de la juventud, que se había movilizado con loables sentimientos de corresponsabilidad por el cambio climático y la igualdad de género. De nuevo se ha prestado poca atención a sus requerimientos, a sus peticiones, a sus reflexiones propiciadas por la COVID-19.

Cuando se ha escuchado a los jóvenes no ha sido, en general, para procurar atenderles sino para contestarles y contradecirles… La única respuesta que debe ahora ofrecérseles para pavimentar una nueva era, es un cambio radical en seguridad, invirtiendo considerables recursos humanos, económicos y técnicos en alimentación, educación, salud, ecología....y, muy en particular, “humanizar” los servicios de atención y de información, poniendo personas donde hoy hay sólo tecnología, y prestando gran atención psicológica a todas las edades y, muy especialmente, a los más jóvenes y ancianos. Para ello puede contarse, gracias a la longevidad, con un tesoro muy poco utilizado: la experiencia de tantos jubilados que representan un considerable acopio de remedios.

Las actuales epidemias son  “sinérgicas”  y comportan factores sociales. Afectan a la salud -hambre, obesidad, cambio climático- en los diferentes contextos socio-económicos, políticos, ecológicos.... Su tratamiento no puede ser exclusivamente biomédico. Tiene muy importantes facetas educativas, sociales, mediáticas... que no pueden desatenderse. La COVID-19 ha desplazado la atención médica debida a enfermedades profundamente extendidas y de morbi-mortalidad considerable, y afectado la salud mental y emocional de la población.

Muchos comportamientos irresponsables también de personas mayores, algunas de ellas políticos, que pretenden, por ejemplo, que los “derechos humanos“ les autoricen  a atentar contra la salud de sus prójimos (!), requieren que se definan con gran precisión los contornos de la libertad y del delito. Delito de salud... A los bárbaros que realizan “fiestas ilegales “, de las que resultan nuevos brotes de contagio, debería hacérseles ver que están actuando en contra de los derechos humanos de aquellos que pueden, a veces muy gravemente, por su culpa, padecer la enfermedad.

Libertad, toda. Violencia, ninguna. La rapidez informativa de la redes sociales debe compensarse con mensajes veraces capaces de aclarar muchos conceptos y noticias que fortalezcan la reflexión personal, la “autonomía“… Se está generalizando el descontento, la rebeldía, en muchos países que disfrutan, en general, de una prosperidad considerable... ¿Qué sucede?  ¿Por qué no se aceptan la recomendaciones de los científicos y expertos? En primer lugar, seguramente, por las adaptaciones interesadas que algunos gobernantes introducen.... Pero en el panorama actual se observa, a escala global, un desasosiego generalizado, una confusa reacción popular que debe analizarse y tenerse muy en cuenta. ¿Cómo se explica que en países como Francia se manifieste un profundo descontento social? ¿Y qué sucede en varios países de América Latina, especialmente en los más afectados por el paso de los “mercaderes”? ¿Por qué proliferan los antisistema cuando lo que necesitan es, precisamente, establecer un buen sistema?

Ahora hay más “señales” visibles globalmente que inducen  a no malversar esta nueva ocasión… Pero, para ello, lo primero es cambiar nosotros mismos, ciudadanos del mundo, que no debemos depositar nuestra confianza en los algoritmos, sino en las facultades distintivas de la especie humana y compadecer, compartir, convivir… desvivirnos para hacer realidad, pensando en nuestros descendientes y todos los niños del mundo, este porvenir que no puede demorarse, que tiene fecha, por primera vez en la historia, de caducidad.

Sí : hasta ahora todo se basaba en los medios de disuasión , de eliminación del enemigo: quien tenía más soldados, más armas, más fusiles, más cañones, más bombarderos, más acorazados, más cohetes de largo alcance… era el vencedor. Terminada una contienda, se iniciaba la preparación de la siguiente. Y así se ha llegado a la situación actual, en la que los  grandes consorcios productores de sofisticadas armas junto a los gigantes de la tecnología digital, son los dueños del mundo. De la cultura de guerra a la cultura de paz. De la fuerza a la palabra. De la confrontación a la mediación. Hasta hace poco tiempo, poder absoluto masculino. El pasado, desoído, acallado.  O “los pueblos” conscientes de que estamos a un paso del abismo reaccionan y ponen en práctica en todo el mundo y en el marco del multilateralismo democrático de la ONU, los Acuerdos de París y la Agenda 2030 o la humanidad en su conjunto sufriría, en algunos aspectos de forma irreversible, las consecuencias de la propia calidad de vida sobre la Tierra.

Irreversible deterioro ambiental, muertos de hambre y pobreza extrema, incendios y otras catástrofes, emigrantes... Estos son los objetivos que ahora, por un acuerdo unánime a escala mundial, conscientes de que se trata de una responsabilidad generacional que a todos concierne, deben abordarse de forma impostergable.

Glasgow es la última oportunidad. Todas las Declaraciones de las “Cumbres”, las resoluciones de las Naciones Unidas, Manifiestos del Club de Roma y de las múltiples instituciones que favorecen un nuevo concepto de seguridad y una cultura de paz, han sido desoídos por una gobernanza plutocrática que no sólo ha actuado irresponsablemente  frente a las generaciones venideras sino que, con un gran despliegue mediático, ha convertido a una ciudadanía por primera vez en la historia capaz de expresarse libremente, en silenciosa espectadora de lo que acontece, cuando no comparte sus planteamientos o lo hace de forma fanática siguiendo sus desvaríos.

Nada puede esperarse ya de los países más ricos de la Tierra al timón del destino común. El proceso de emancipación cívica ya no se detendrá. El gran desafío a la vez personal y colectivo es cambiar de modelo de vida. El mundo entra en una nueva era. Insisto en que el poder ciudadano deberá situar entre sus primeras reivindicaciones el desarme nuclear inmediato. Se trato de otro gran pacto global promovido por un colosal clamor de la ciudadanía mundial.

Hay que pasar de tener a ser. De “más” a mejor, de la “abundancia asimétrica” a la  sobriedad voluntaria y compartida. Debemos actuar resueltamente, sin nuevos aplazamientos, sobre todo cuando se trata de procesos potencialmente irreversibles.

Ha llegado el momento impostergable de actuar todos a una: es con este convencimiento que, para celebrar el 75 aniversario de las Naciones Unidas y de la UNESCO, hemos preparado   –la Federación Española de Asociaciones, Centros y Clubes de la UNESCO (FECU), la Fundación Cultura de Paz y el Instituto DEMOSPAZ de la Universidad Autónoma de Madrid, y la Comisión Nacional Española de Cooperación de la UNESCO-     una gran jornada titulada “La sociedad, pilar fundamental hacia la paz”, sobre el deber irrenunciable de todos, sea cual sea su condición, ideología, creencia…, teniendo bien presentes a las generaciones venideras, contando para ello con el apoyo de entidades como el International Peace Bureau, la World Academy of Art and Science, la Universidad de la Paz de las Naciones Unidas, AIPAZ, European Center for Peace and Development, Global Movement for a Culture of Peace…

La nueva era no aguardará a que la humanidad esté preparada para hacer frente a las amenazas globales. Corresponde a la humanidad anticiparse y actuar en consecuencia.  Hoy los seres humanos ya son capaces de promover grandes clamores a escala mundial en el marco de un multilateralismo democrático que permita una economía basada en el conocimiento y un desarrollo humano global y sostenible, mediante el cumplimiento de los ODS. Que nadie diga que es imposible. La gran responsabilidad hoy en día de todos los seres humanos es demostrar a las generaciones venideras que supieron estar a la altura de sus asombrosas facultades intelectuales.

Irresponsable gobernanza plutocrática

martes, 6 de julio de 2021

La habitabilidad de la Tierra se deteriora clamorosamente… y los países más ricos y poderosos siguen actuando en la dirección indebida.

La gobernanza plutocrática neoliberal ha rechazado, especialmente desde finales de la década de los ochenta, el multilateralismo democrático. El Presidente Reagan creó el G6 cuando, en poco tiempo, Nelson Mandela y Mikhail Gorbachev habían abierto nuevos e inesperados surcos para plantar semillas de una nueva era, en que la razón de la fuerza se sustituyera, por fin, por la fuerza de la razón, y las armas por la palabra…

Después de unos años de contención, por la existencia en Europa de líderes muy notorios, vinieron el G7 (más Canadá), el G8 (más la Federación Rusa)… y, por último, con motivo de la crisis financiera de 2007 se aceptó ampliar a 20 (¡cuando eran 193 los países incluidos en las Naciones Unidas!) el número de  países “con mando”, aunque –como alertó tan lúcida y anticipadamente el Prof. Juan Antonio Carrillo-el timón se halla, sea cual sea el número después de la G, en manos de los Estados Unidos, cuyo Partido Republicano ha reusado el multilateralismo desde 1919 (Liga de Naciones)… con la enorme y peligrosísima incongruencia de que el país cuyo Presidente había creado la Sociedad de Naciones nunca perteneció a la misma.

Los “avisos”, progresivamente apremiantes, de la comunidad científica internacional ante el peligro global que podía derivarse de un estilo de vida con efectos perniciosos para la propia habitabilidad de la Tierra, han sido tan numerosos como desoídos. En los años sesenta del siglo pasado, la UNESCO, que ya había creado la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Programas Internacionales Geológico e Hidrológico, puso especial énfasis en el papel de los océanos y puso en marcha el gran Programa “el Hombre y la Biosfera”. En 1972 Aurelio Peccei crea el Club de Roma y presenta a la consideración de todos los países “los límites del crecimiento”.  En 1979 la Academia de Ciencias de los Estados Unidos alerta de que no sólo se estaban incrementando las emisiones de CO2 sino que se estaba reduciendo la capacidad de su recaptura por el fitoplancton marino. Y silencio. Se crea la Fundación Exxon Mobile para quitar importancia, a través de pseudocientíficos, a esta noticia.

En 1992, con Maurice Strong a la cabeza, se organiza la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro y se presenta al mundo la Agenda 21. Ni caso. Diez años más tarde, cuando ya en el año 2000 había aparecido la Carta de la Tierra, excelente guía para la acción a todos los niveles, tiene lugar la Cumbre de la Tierra en Johannesburgo… pero la gobernanza neoliberal sigue ignorando las sabia recomendaciones  de los especialistas… hasta que en 2015, gracias a la presidencia de Barack Obama, se firmaron los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y la Resolución de las Naciones Unidas sobre la Agenda del 2030 y los Objetivos sobre Desarrollo Sostenible. 

A aquella dulce pausa otoñal le sucedió un invierno frío e insólito con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca: “no pondré en práctica los Acuerdos de París ni la Agenda 2030”. Y el resto del mundo guardó silencio, y la Unión Europea, otrora ejemplo de democracia, derechos humanos y solidaridad, silencio también…

Llevamos ahora seis años de retraso aunque la presidencia de Joe Biden puede hacer posible el difícil tránsito a la nueva era que representa el antropoceno, siendo capaces, con el protagonismo de la mujer y la juventud, de aplicar las lecciones que nos han dejado las reflexiones del confinamiento COVID-19: que sólo estamos a salvo si todos estamos a salvo; que ante amenazas globales debemos responder con acciones concertadas globalmente; que es intolerable seguir invirtiendo cada día miles de millones en armas y gastos militares, cuando miles de seres humanos mueren de hambre y de pobreza extrema; que el supremo deber de las presentes generaciones es transferir a las venideras el legado de una Tierra habitable, siendo capaces, a pesar del deterioro ya irreversible, de controlar en lo sucesivo las constantes propias de una vida digna; que “los pueblos”, conscientes de la realidad, adoptarán un estilo de vida acorde con las pautas que científicamente se establezcan…

Para que, por fin los estrábicos y miopes  que siguen favoreciendo una gobernanza neoliberal entren en razón y se den cuenta de que ha llegado el momento de  transformaciones radicales, es imprescindible que la ciudadanía sepa lo que acontece realmente y deje de ser testigo impasible para pasar a ser activa participante. Hasta hace unas décadas, “Nosotros, los pueblos” –como tan acertada pero prematuramente se inicia la Carta de las Naciones Unidas-no podíamos expresarnos. Ahora, gracias en gran medida a la tecnología digital, tenemos voz. Y somos todos iguales en dignidad, sin distinción alguna por razón de género, etnia, creencia, ideología… Ahora ya podemos, con grandes clamores populares, presenciales y en el ciberespacio, decir qué es lo que debe hacerse para que nuestro legado intergeneracional no sea el de una habitabilidad deficiente. Parafraseando la Carta de las Naciones Unidas en su primer párrafo, podemos proclamar, ahora sí, que “Nosotros, los pueblos, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de vivir en condiciones insalubres y extremas…”.

Una noticia del calibre de los 50 grados centígrados de temperatura en Canadá y el norte de los Estados Unidos tiene gran poder movilizador: hay que actuar ya, hoy, poniendo en práctica los ODS con toda diligencia y firmeza, siguiendo las directrices de la comunidad científica.

Recuerdo con qué inensidad se advirtió el peligro que comportaría la fusión del océano Ártico, no sólo por la pérdida del reflejo del “permafrost” sino por la liberación del metano, gas mucho más dañino que el CO2… Los mismos medios que  silencian ahora la visita oficial del Secretario General de las Naciones Unidas han silenciado o dado poco relieve a la  progresiva desaparición del Ártico y a las recientes grietas que se están produciendo en la Antártida… No quieren que las excelentes y apremiantes propuestas del Secretario General… ni la confianza en el multilateralismo expresadas por el Presidente de Gobierno y el Jefe del Estado empañen sus vibrantes anuncios de recuperación, de “normalización”,  de vuelta a la gobernanza de los “mercados”. La ONU ha alertado sobre una gran ola de calor… Permanezcamos, ciudadanos del mundo conscientes, atentos y prestos a actuar en consecuencia para que nuestros descendientes no repitan aquella frase terrible de Albert Camus, que tanto ha influido en mi vida: “Les desprecio porque podían y no se atrevieron”.

Publicado en Other News


“¿Chips cerebrales?” !ojo !

jueves, 3 de junio de 2021

 

Es la inteligencia natural la que ha creado la tecnología digital y la llamada “inteligencia artificial”. Cada ser humano capaz de pensar, imaginar, anticiparse, innovar, !crear!, es la mayor esperanza, el gran misterio.”Libres y responsables”, define la Constitución de la Unesco a los “educados”. Sí :la libertad es el don supremo.

Desde hace tiempo vengo insistiendo en la insoslayable necesidad, ahora que ya podemos expresarnos, que la humanidad ya tiene voz… ahora que ya hemos comprendido que la igual dignidad de todos los seres humanos es el pilar fundamental de la nueva era… ahora que somos progresivamente conscientes de la inaplazable necesidad de reconducir las actuales tendencias y hacer frente a las amenazas globales, algunas de ellas potencialmente irreversibles... de poner en práctica la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible “para transformar el mundo”.

Ahora que la reflexiones durante el confinamiento pandémico nos han permitido distinguir lo esencial de lo accesorio… y rechazar con firmeza la gobernanza plutocrática que ha llevado a la actual situación de poder absoluto del “gran dominio “(financiero, militar, energético, digital, mediático) con una imparable brecha social y el PIB como única referencia del progreso y bienestar. Ha llegado, ahora sí, el momento de “Nosotros,los pueblos “para establecer un sistema multilateral altamente eficiente, capaz de intervenir con diligencia en los conflictos, de eliminar los paraísos fiscales y  los tráficos ilegales de toda índole, de situar a las comunidades científica, académica, artística, intelectual, en suma, al servicio de la transición, tan esperada y merecida, de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón, a la palabra y la mano tendida en lugar del grito y la  mano armada.

Para que no se aplace de nuevo la aplicación de los Acuerdos de París sobre el cambio climático y la Resolución de la Asamblea General sobre la Agenda 2030, es crucial que la ciudadanía, consciente de los riesgos y de los problemas para la puesta en práctica de estas medidas, participe en la  adopción de decisiones a escala planetaria, utilizando al máximo las posibilidades de la tecnología digital… que siempre debe ser utilizada en beneficio y nunca en perjuicio de la humanidad. Bien está que se sustituyan las actividades físicas…..bien está que aprendamos el abordaje de la complejidad, pero, ¡atención!, impidamos cualquier interferencia en el pleno y correcto uso de nuestras actividades psíquicas.

La creatividad, la libertad y la adopción de decisiones son facultades y responsabilidades exclusivamente humanas. El grado de intervención en todo lo que concierne a las capacidades distintivas de la especie humana, tiene sus límites. Debemos estar vigilantes y, por poderosos que sean los tentáculos de dominio, opongamos la también inmensa fuerza se la ciudadanía “advertida”.

Sólo cuando, con todo fundamento científico, los neuro especialistas médicos aconsejen para beneficio de los pacientes el uso de “chips cerebrales”, debe accederse. En otro caso, no. Es importante y esperanzador a este respecto señalar que la Comisión Europea acaba de establecer mecanismos para la regulación –y prohibición, cuando proceda- de algunas aplicaciones de la inteligencia “artificial “.

Los seres humanos “libres y responsables” pueden inventar el futuro que anhelamos y que los “chips cerebrales “no pueden poner en peligro.

Es oportuno referir de nuevo la anécdota que, en 1966, viví en el laboratorio de bioquímica del Premio Nobel profesor Hans Krebs: cuando yo intentaba justificar la exhaustiva utilización del excelente instrumental del que yo carecía en la Universidad de Granada, recopilando todos los datos que pudiera…me dijo: “A partir de ahora dedicará más tiempo a la reflexión. El buen investigador es el que ve lo que otros también ven pero piensa lo que nadie ha pensado”.


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Con Joe Biden y Kamala Harris, ahora sí, “Nosotros, los pueblos “

miércoles, 3 de febrero de 2021

    “Cuando se dejan pasar los

                                  momentos críticos ,es inútil

                                  después correr para alcanzarlos” 

El 2 de noviembre de 2008 escribí un artículo titulado “He tenido un sueño: ¡Obama, Presidente de los Estados Unidos!”... “He soñado que el sueño de Martin Luther King se hacía realidad. He soñado que, por fin, mujeres y hombres, negros y blancos, jóvenes y viejos eran capaces de vivir en los Estados Unidos pacíficamente con un presidente de piel morena... Obama representa el cambio, un nuevo paradigma, pero también un nuevo estilo, una nueva forma de enfrentar los desafíos, guiado por valores éticos y principios democráticos, las mismas oportunidades, la ilusión cotidiana... Obama, afroamericano, ciudadano del mundo para ciudadanos del mundo conscientes del conjunto de la aldea global y no solo de sus barrios más prósperos....

Se necesita, como Maimónides en su “Guía de perplejos”, alguien al frente de la nación más poderosa de la tierra que infunda respeto y confianza, que tenga la competencia y los equipos necesarios para aprovechar una ocasión histórica de cambios radicales, de tal modo que los súbditos, en Estados Unidos y en el mundo entero, se transformen en ciudadanos”.

Se cumplió el sueño y, en unos años muy difíciles por la crisis financiera a escala mundial, se produjeron grandes cambios en las tendencias y perspectivas de la época neoliberal y plutocrática de sus antecesores.

Restableció la relaciones con el multilateralismo democrático y, por primera vez en muchas décadas, escuchó atentamente los consejos de la comunidad científica internacional, suscribiendo en otoño de 2015 los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y la Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible) “para transformar el mundo”.

Como había escrito Lluis Bassets en los días inmediatos de su nombramiento, “se trata de un presidente nuevo para un tiempo radicalmente nuevo”.

Después de tantos llamamientos desoídos, después de tantas promesas incumplidas, el legado del Presidente Obama fue una auténtica pausa de esperanza: por primera vez en la historia, lo seres humanos eran progresivamente conscientes de la necesidad de unir sus esfuerzos para hacer frente a amenazas globales potencialmente irreversibles, y hacerlo desde el reconocimiento de su igual dignidad y de la capacidad de expresarse libremente, gracias en buena medida a la nueva tecnología de la información y comunicación.

Hace años que vengo poniendo de manifiesto que es inadmisible, desde todos los puntos de vista, que cada día se inviertan 4000 millones de dólares en armas y gastos militares, al tiempo que mueren de hambre miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad… La solución es clara: multilateralismo democrático en lugar de plutocracia.

Hay que proceder a una rápida reforma del Sistema de las Naciones Unidas, empezando por la Asamblea General, que contaría con un 50 % de representantes de Estados y un 50 % de delegados de la sociedad civil y sus instituciones, con voto ponderado pero no veto, y añadiendo al actual Consejo de Seguridad un Consejo Socioeconómico y otro Medioambiental.

Multilateralismo… ¡democrático! Democracia genuina a escala local, nacional, regional, internacional. Democracia ética, social, política, económica y cultural, tal como figura en el texto borrador de la Declaración Universal de la Democracia[1], que se redactó hace unos años con Karel Vasak, Juan Antonio Carrillo Salcedo…  y fue suscrito, después, entre otras personalidades bien acreditadas, por Mario Soares, Adolfo Pérez Esquivel, Javier Pérez de Cuéllar, Boutros Boutros Ghali.....habiendo incorporado matices y sugerencias de notorios expertos en este tema.

Insisto y subrayo que la solución es la democracia a escala local y mundial: la voz de los pueblos, de todos los pueblos. Con ellos alcanzaríamos la “solidaridad intelectual y moral de la humanidad “que proclama la Constitución de la Unesco, uno de los documentos más luminosos del siglo XX, que comienza así: “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz”. Construir la paz a través de la educación de todos durante toda la vida.

Desde siempre vivimos en el contexto de la ley del más fuerte. “Si quieres la paz, prepara la guerra”, proclama un adagio especialmente perverso. Tendremos ahora que pasar de una cultura de enfrentamiento a una cultura de conversación, de una cultura de imposición a una de relaciones fraternales, como reza el artículo primero de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Me gusta repetir que el pasado ya está escrito. Solo podemos describirlo y debemos hacerlo fidedignamente.

Pero el por-venir, que está por-hacer, debemos escribirlo todos juntos, inspirados en los grandes valores universales, en favor de la dignidad de toda la especie humana y recordando siempre que sólo unidos, juntas las manos y voces, podremos afrontar los múltiples desafíos globales que se ciernen sobre la humanidad en los albores de una nueva era, el antropoceno, con valientes planteamientos e inéditas respuestas.

El tiempo del silencio ha concluido. Deber de memoria y deber de acción: puesta en práctica de la Agenda 2030; rápida concertación a escala mundial para la eliminación de las armas nucleares; regulación del tráfico y consumo de drogas ilegales; eliminación de los paraísos fiscales y de los grupos plutocráticos…; nuevo concepto de seguridad “humana”; fomento de la ciencia y del consejo de quienes poseen los conocimientos adecuados; incremento de las medidas preventivas, especialmente de índole sanitaria; asegurar la independencia de la justicia; educación para todos a lo largo de toda la vida...para inventar el futuro y, con indomable resiliencia, no aceptar nunca más imposiciones, dogmatismo, supremacismo... Cada ser humano único capaz de crear, nuestra esperanza.

Con Joe Biden y Kemala Harris al timón de La Casa Blanca, es perentorio disponernos a reconsiderar muchos supuestos y “cambiar de rumbo y nave”, como tan certeramente recomendaba José Luis Sampedro a la juventud del 10-M y es procedente repetir ahora.

Excelente augurio es la reposición de la imagen de Rosa Parks en el Despacho Oval. Con su noble y valiente actitud, aquella humilde costurera inspiró a Martin Luther King y consiguió una fantástica movilización en favor de la igual dignidad.

En aquel entonces la participación ciudadana era limitada y presencial. Hoy puede ser inmensa y en el ciberespacio. Hoy “los pueblos” ya  pueden, por primera vez en la historia, participar y dar una nueva dimensión a la democracia a escala mundial. “Libres y responsables”, tenemos que estar a la altura de las presentes circunstancias. Podemos, debemos. Es imperativo atreverse.....para que las generaciones que llegan a un paso de la nuestra no pronuncien aquellas  terribles palabras de Albert Camus, que tanto me impresionaron, que tanto he repetido: “Les despreciamos porque, pudiendo tanto, se atrevieron a tan poco”.

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[1] https://declaraciondemocracia.wordpress.com/ ”Día 15 de septiembre, Día Internacional de la Democracia”, blog 18 /09/2018 http://federicomayor.blogspot.com/2018/09/dia-15-de-septiembre-dia-internacional.html , y “Nosotros, los pueblos-Adopción de una Declaración Universal de la Democracia para entrar adecuadamente en la nueva era”, 9/10/2018 http://federicomayor.blogspot.com/2018/10/nosotros-los-pueblos.html

2021, por fin los pueblos. Deber de memoria y de acción

miércoles, 6 de enero de 2021


“Tot está per fer i tot es possible....

                              pero ¿quí si no tots?”

                                  Miquel Martí i Pol

El confinamiento por la COVID-19 ha esclarecido muchas cosas. Ha sido aleccionador. Y, ahora, deber de memoria, es imperativo no olvidar. Y darnos cuenta de que ha llegado el momento -después de siglos de silencio y sumisión, ya podemos expresarnos libremente- de participar, de escuchar y conciliar, de actuar, de construir un futuro distinto, de sobreponernos al inmenso poder mediático, considerándolo como una terrible “arma de distracción masiva”, según afortunada expresión de Soledad Gallego. Por fin, la voz de “los pueblos”, ya todos - éste es el gran avance y la gran oportunidad - iguales en dignidad, sea cual sea el género, la ideología, la creencia, la etnia....Por fin, la voz de los pueblos para tener en sus manos las riendas de la gobernanza mundial, cautivas hoy en las de unos grupos plutocráticos (G-6,G-7,G-8,G-20), dependientes a su vez de los inmensos consorcios que, a escala global, nos vigilan, dominan, condicionan...Los mismos gigantes tecnológicos que nos han permitido expresarnos libremente nos impiden ahora poder hacerlo para reconducir las sombrías tendencias presentes.

Tendremos que vivir muy despiertos y diligentes para que los tiempos de la post-COVID no sean iguales a los de la pre-COVID, para que la “nueva normalidad” no sea la “normalidad” de antes. Debemos leer y releer, oír y oír de nuevo, los preciosos versos de Mario Benedetti   en “Cuando la tormenta pase“, recitados magistralmente por Nacha Guevara: “… Y entonces recordaremos todo aquello que perdimos / y de una vez aprenderemos / todo lo que no aprendimos “. Por primera vez en la historia, las amenazas son globales y algunas potencialmente irreversibles. Conozco muy bien lo que significa la más terrible expresión: “ya no tiene remedio”, porque en 1967 inicié los análisis en neonatos para el diagnóstico de enfermedades metabólicas que, si no se tratan a tiempo, afectan de tal modo el funcionamiento neuronal, que se produce una grave discapacidad sin retorno. Al principio, podíamos evitar media docena de alteraciones. Luego se ha ido ampliando y actualmente con “la prueba del talón” ya pueden prevenirse unas 30 afecciones patológicas… que estamos procurando ampliar a través de la genómica....

Es en salud y, sobre todo, en los procesos irreversibles, en los que deben invertirse buena parte de los desorbitados fondos que hoy se dedican a la defensa territorial… mientras los habitantes de estos territorios tan bien protegidos carecen de alimentos, de agua potable, de servicios de salud de calidad, de medios educativos…

No me canso de repetir que es intolerable que cada día mueran de hambre miles de personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad, al tiempo que se destinan más de 4000 millones de dólares a armas y gastos militares. Es moralmente exigible un nuevo concepto de seguridad que permita, ya era hora, pasar de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón, del perverso secular adagio de “si quieres la paz prepara la guerra” a “si quieres la paz prepara la palabra”, la mediación, el diálogo. Y es que la paz es el reflejo del comportamiento cotidiano, de una educación que permita a todos aprender a ser “ libres y responsables “como establece el artículo primero de la constitución de la Unesco, y a poder ejercer plenamente las facultades distintivas de la especie humana: pensar, imaginar, anticiparse, innovar, !crear !Cada persona capaz de expresar sus propias opiniones y no actuar al dictado de nadie, ni seguir directrices dogmáticas, fanáticas, supremacistas....Se trata de cambiar uno mismo para entrar en la nueva era, en la que ya podrá ponerse en práctica la gran fórmula, entonces prematura, de Franklin Delano Roosevelt al final de la Segunda Guerra Mundial, plasmada en el inicio de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros, los pueblos,...hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”.

Pero sólo fueron Estados los que formaron parte de la Asamblea General… y con cinco vetos (los ganadores de la contienda). Los grandes poderes desoyeron reiteradamente las advertencias de los científicos que le recordaban la necesidad de cuidar la biosfera (UNESCO, desde 1949; los límites del crecimiento, Club de Roma 1972; limitar las emisiones de CO2 y de otros gases con “efecto invernadero“ y el deterioro del fitoplancton marino, esencial para su recaptura, Academia de Ciencias de los EEUU 1979; y la Agenda 21, elaborada con gran precisión en la 1ª

Cumbre de la Tierra, Maurice Strong, Río de Janeiro 1992; la perfecta “hoja de ruta” para el antropoceno que representa la “Carta de la Tierra”, 2000 y la 2ª Cumbre en Johannesburgo, 2002)…

La gobernanza plutocrática neoliberal, iniciada por Reagan a finales de la década de los 80 con el G-6y ampliada después al G-7, G-8...y finalmente al G-20 con motivo de la crisis financiera del 2008, marginó progresivamente al multilateralismo y centró toda la atención en el PIB, ampliando sin cesar la brecha social, consintiendo y utilizando los paraísos fiscales, aplazando como hechos irremediables el adecuado tratamiento al narcotráfico y la corrupción... El “gran dominio” (militar, económico, energético, mediático) llegó hasta desobedecer al Consejo de Seguridad invadiendo Irak basándose en la suposición y la mentira...

Y luego, dejando siempre a un lado a las Naciones Unidas, abordó de forma tan interesada como errática la “primavera árabe”… Fue necesario que los Estados Unidos eligieran a un presidente democrático y de la calidad de Barack Obama para que se lograra en el otoño de 2015 una pausa de esperanza al suscribir los Acuerdos de París sobre Cambio Climático y la Resolución de las Naciones Unidas “para transformar

el mundo” mediante la puesta en práctica de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible)...

Duró muy poco: a los pocos meses, el insólito presidente Donald Trump proclamaba, recién nombrado, que no llevaría a cabo los acuerdos adoptados por su antecesor. Y, además, para remachar su actitud anti-científica, aceleró la obtención de petróleo por el procedimiento altamente contaminante del “fracking”. Frente a todas estas intolerables decisiones y actitudes, el mundo guardó silencio. Y la Unión Europea, que tanto tenía que decir y objetar, silencio. Todos los espacios ocupados por los mercados, todo índice, el PIB, y los mercaderes condicionando las decisiones políticas en América Latina y en todas partes, y explotando los yacimientos de recursos de toda índole (carburantes, litio, coltán…) al tiempo que privatizaban de forma patente o encubierta servicios esencialmente públicos y negociaban con lo que nunca hubiera debido ser mercancía.

En la vorágine global del neoliberalismo, todo se había olvidado… y buena parte de la ciudadanía se hallaba abducida, en especial por las redes sociales, participando en una carrera de consumo y abstracción que sólo de cuando en cuando recibía avisos, cuyo impacto decrecía rápidamente, que alertaban sobre los emigrantes ahogados en el Mediterráneo o que se abandonaban a su suerte en ignominiosos campos de concentración… o sobre las colas que se formaban en su propia ciudad “rica” por los que carecen de todo, hasta de techo… o de las maltrechas democracias que permitían las más diversas formas de fanatismo, xenofobia…

Y entonces llegó el coronavirus. Y lo que habría sido una epidemia más en la larga y densa historia de la humanidad, pasó a ser pandemia por la inverosímil movilidad de la ciudadanía mundial… hasta el punto de que países como España se habían convertido en simples receptores de turistas... deslocalizando en buena medida la producción propia y atentos sólo a los índices bursátiles. Y las Uniones regionales, ineficientes e irrelevantes, cuando más falta hacían en el tablero global. La mismísima Unión Europea se había convertido en una simple unión monetaria, insolidaria y precariamente democrática (¡las decisiones deben adoptarse por unanimidad! y la  unanimidad es la antítesis de la democracia)...En las sesiones inaugurales de la ONU, únicamente dos Estados europeos - Francia y España -defendían el multilateralismo sin ambages...

Con el confinamiento, los “pueblos” pudieron reflexionar y valorar lo que tenían y lo que querían… Y darse cuenta de lo que importa en realidad…. Han tenido, finalmente, la serenidad que se requiere para ser capaces de discernir lo esencial. Y actuar con templanza, sin ataduras ni, sobre todo, apasionamientos y apremios que llevan al menosprecio del “otro”. Y también la ciudadanía retenida en casa se pregunta, entre otras cosas, como puede tolerarse que la justicia se imparta por jueces claramente sesgados en favor de una ideología u otra... ¿Cómo puede ser, se han preguntado, que en países como los EEUU y España se hable con toda naturalidad a jueces “conservadores” y “progresistas” cuando la justicia debe ser referencia de imparcialidad e independencia?

Sí, han sido muy numerosos los que se han apercibido de la “globalización de la ignorancia y la pobreza” en la que se estaban sumergiendo, convirtiéndose en impasibles espectadores en lugar de “actores activos”. En enero de 2021 es ya alto el porcentaje de quienes  han advertido de que, por primera vez, tienen voz. Y de que ya pueden impulsar grandes clamores presenciales y en el ciberespacio, de tal modo que sean “los pueblos” los que “resuelvan evitar a las generaciones venideras el horror” del deterioro de la calidad de vida sobre la Tierra, del desamor, del fanatismo, de la animadversión...Valorar las innumerables cosas buenas que ha traído la tecnología informática y poner especial cuidado para que la inteligencia “artificial” se halle siempre al servicio de la humana, de laque es fruto, y no al revés.

Voz de los pueblos y deber de memoria para, juntos, iniciar una nueva era. Conscientes de que cada ser humano puede anticiparse y !crear!, es ahora posible inventar el futuro. La solución está en detectar destellos de luz, en la perseverancia, en no rendirse nunca. En mi vida ha sido muy importante recordar aquel grito de “Presidente, non si renda!” de un joven italiano al final de una reunión sobre el derecho a la alimentación que presidía en Roma a principios del siglo XX. Todos votaron a favor…, excepto los representantes del presidente Bush Jr. Lo mismo aconteció en 1989 con Bush padre en la Convención de los Derechos Humanos de la Infancia. El único país del mundo que ha rehusado reconocer el valor supremo de cada niño. Mientras mantenga su hegemonía no podrá eliminarse la amenaza nuclear y se seguirán invirtiendo miles de millones al día en armas y gastos militares. Y seguirá sin haber dinero para el desarrollo endógeno, y el cuidado de la salud para una vida digna. Y para que los científicos puedan diseñar el por-venir distinto que está por-hacer.

Voz de los pueblos participando activamente en la gobernanza multilateral, para, actuando siempre conforme a la Agenda 2030, “cambiar de rumbo y nave”, como recomendó José Luis Sanpedro a la juventud del 15-M.

“Hay que cambiar de vía“, acaba de escribir, casi centenario, Edgar Morin. De  vía y de estilo de vida. ¡Qué maravilloso sería que este fuera el retoño de la COVID-19! Ahora ya sabemos que es posible porque, en versos de María Novo: “Aprendimos el valor de la reflexión y el tiempo. / Enhebremos con ellos la paz de cada día”.


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