Problemas globales apremiantes, respuestas globales sin demora

jueves, 19 de octubre de 2023

Ahora, ya impostergable, “Nosotros, los pueblos… hemos resuelto evitar a las generaciones venideras”… tal como se inicia la Carta de las Naciones Unidas.

Es preciso, para ello, plantear de nuevo con firmeza y visión de futuro las acciones que  —¡deber de memoria!— podrían reconducir las presentes tendencias y proporcionar a escala mundial formas de gobernanza plenamente efectivas en el Antropoceno. Es imperativo para ello eliminar el veto en las Naciones Unidas (78 años in poder poner en práctica la Carta) y en la Unión Europea (inhabilitada por el requisito de la unanimidad). Andrea Rizzi publicaba el martes día 10 de octubre en “El País” un artículo muy interesante y oportuno titulado “Un frente explosivo en un mundo que se hunde en el desorden global”. 

Sólo si el multilateralismo democrático permitiera a la Unión Europea adoptar decisiones sin el requisito absurdo de la unanimidad (antítesis de la democracia), podrían llevarse a cabo a escala mundial actuaciones muy rápidas y con fundamento científico sobre el medio ambiente, la educación y conciencia de la ciudadanía, cultura de paz y no violencia, atención a los más necesitados, emigrantes y refugiados, narcotraficantes… que evitarían el declive actual.

Europa era la esperanza para salvaguardar el multilateralismo democrático, para afianzar unas capacidades de entendimiento y acción a escala mundial. Está claro que ha llegado el momento histórico e inaplazable de la acción. Otra demora podría aumentar las situaciones de procesos irreversibles. Sería el fracaso rotundo de la humanidad, dotada de facultades distintivas que le permiten, debidamente utilizadas, crear, inventar, resolver, en el contexto fascinante del universo.

En las últimas décadas  una buena noticia: la discriminación por razón de género, etnia, creencia, ideología… desaparece progresivamente y se establece la igual dignidad y la capacidad de expresarse libremente gracias a la tecnología digital. A pesar de los límites infranqueables de la irreversibilidad progresiva, todavía es tiempo. La juventud debe ser la gran protagonista de los cambios que deben emprenderse sin dilación.

Los inmensos medios puestos hoy a disposición de la gobernanza plutocrática y supremacista del G7 deben trasladarse a un multilateralismo democrático eficiente para transformar el mundo en su conjunto. La adopción de una Declaración Universal de la Democracia puede ser el punto de inflexión hacia la nueva era. La ciudadanía consciente es la que debe, con sólidos conocimientos de causa, liderar la transición de la gobernanza de los mercaderes a la de los seres humanos iguales en dignidad.

El propio Papa Francisco, en su reciente exhortación apostólica sobre la crisis climática (4 de octubre de 2023) propone “Reconfigurar el multilateralismo. Hay que adoptar medidas que cuenten con el compromiso de todos”.

La inteligencia artificial debe hallarse siempre dirigida por la inteligencia natural. La deshumanización progresiva sería un disparate. Cada ser humano capaz de revelarse, de argumentar, de imaginar nuevos caminos y puentes, nuestra esperanza. Los chips neuromórficos deben utilizarse en la medida en la que pueden favorecer la ampliación del conocimiento, y no restar, ni un ápice, las facultades distintivas de la especie humana.

Toda reflexión agrietada por imposiciones ideológicas o sectarias debe ser rápidamente contrarrestada por el saber y la sabiduría. La crisis migratoria, la emergencia climática y la transformación digital son puntos esenciales que deben abordarse con rapidez y conocimientos  para las nuevas pautas políticas y éticas. A título de ejemplo de soluciones reales para la emergencia climática, la fusión nuclear, fuente inagotable de energía sin residuos.

Ahora es la voz de los científicos, de los intelectuales, filósofos, escritores…, de las generaciones amenazadas por el desbordante poder económico y militar la única que se debe alzar y oírse. El mismo Presidente Eisenhower puso de manifiesto el supremo poder en los Estados Unidos del “complejo bélico-industrial.  Ahora es el momento de la democracia, de la fuerza de la razón, de la mediación… que debe instaurarse a escala global para transitar de la plutocracia y el supremacismo a la nueva era.

Ahora cultura —es decir, comportamiento cotidiano— de paz e invención de nuevos rumbos. Es inaplazable:  la propia habitabilidad de la Tierra está en peligro.

Insisto, los diversos conflictos bélicos actuales, la emergencia climática, la transformación digital, la inserción social… son las grandes cuestiones que, de una vez, deben abordarse a escala mundial. Y sólo hay un camino: hacer posible que, ¡por fin!, “Nosotros, los pueblos” asumamos las responsabilidades que no se han ejercido durante tantos años. Una gran coalición a escala mundial de universidades e instituciones de arte y ciencia podría ser la voz movilizadora para una ciudadanía consciente.

La prevención debe convertirse en el objetivo supremo de la nueva gobernanza. Un ejemplo muy concreto y urgente lo estamos proponiendo actualmente a la consideración nacional e internacional: de evitar el desarrollo de alteraciones patológicas que cursan con gravísimo e irreversible deterioro neurológico en los neonatos, de tal manera que, al ser derecho humano, se situén sitúe a nivel del Estado las acciones que deben emprenderse.

Todos debemos colaborar para que la ciudadanía no sea espectadora impasible de lo que acontece, sino actora muy activa de las acciones que deben emprenderse para reconducir problemas globales que en algunos casos ya han alcanzado —a pesar de las múltiples advertencias de la comunidad científica y de las “Cumbres de la Tierra”, siempre desoídas por el G7— los límites del no retorno: “Nosotros, los pueblos” unidos en una Red global de universidades e instituciones artísticas y científicas, vamos a actuar con prontitud y sabiduría para abordar, antes de que sea demasiado tarde, las presentes amenazas que se ciernen sobre la humanidad en su conjunto. La seguridad territorial debe a partir de ahora incluir a la seguridad humana (alimentación, agua potable, salud, educación, medioambiente) y conferir prioridad, en todos los órdenes, a la efectiva puesta en práctica, en su 75 aniversario, de la Declaración de los Derechos Humanos.

Que cada uno reflexione sobre la irresponsabilidad inadmisible en la que incurriríamos si no reaccionamos con firmeza para reconducir las actuales tendencias. No lo olvidemos: ahora el pueblo ya tiene voz.  Procuremos que no tenga que recurrir al grito.

 

Situación mundial de emergencia: es imperativo actuar sin demora

martes, 18 de abril de 2023

La situación mundial ha alcanzado un grado de complejidad inédita y acuciante, y las tendencias actuales que deben reconducirse con apremio son, por su número y magnitud, mayores que en el pasado. Con una población mundial de 8000 millones de seres humanos, las soluciones aplicadas hasta ahora para procurar una alimentación adecuada, unos servicios de salud eficientes, una educación para todos de calidad y, sobre todo, un “trato humano” a todos, han ido mostrando progresivamente su desgaste y carencia de idoneidad… Los horizontes son muy sombríos, si seguimos pensando que “esto no hay quien lo arregle” y somos espectadores de lo que acontece en lugar de actores plenamente implicados en descubrir e inventar soluciones. 

Sí: por primera vez en la historia, la especie humana se reconoce progresivamente igual en dignidad, sea cual sea su género, etnia, ideología, creencia, sensibilidad sexual… y, además, es capaz de expresarse libremente gracias a la tecnología digital. Ahora, la ciudadanía, consciente de las amenazas globales, particularmente de las potencialmente irreversibles, ya puede actuar en favor de un multilateralismo eficaz a escala planetaria, ya puede cumplir sus inaplazables deberes intergeneracionales, ya puede asegurar la conservación de la habitabilidad de la tierra, ya puede cambiar la fuerza por la palabra… 

Para todo ello es preciso saber, recordar y actuar. Deber de memoria… Delito de silencio…, Lo he escrito muchas veces y lo repito ahora. Para inventar el futuro y sobreponernos a la inercia, es imperativo que “Nosotros, los pueblos…” nos atrevamos a saber y sepamos atrevernos. Si seguimos de espectadores, impasibles, distraídos, abducidos por las redes sociales y la inteligencia “artificial” no podremos “cambiar de rumbo y nave” como preconizaba el profesor José Luis Sampedro. 

Ahora ya podemos. Ahora debemos sin falta actuar, pensando en las generaciones venideras. De otro modo, mereceríamos aquella terrible sentencia de Albert Camus, que cito con frecuencia: “Los desprecio, porque pudiendo tanto se atrevieron a tan poco”. 

Otto Schermer, en su reciente y espléndido artículo “Protegiendo la llama”, ponía de manifiesto que ahora, por fin, tenemos pautas de conducta y referentes muy bien establecidos, como la Agenda 2030 y los ODS para orientar nuestro comportamiento cotidiano. “Es preciso”, escribe, “saber lo que acontece, responder de manera creativa…. y una movilización colectiva”. ¡Saber…y hacer! Ciencia, conciencia y pleno uso de las facultades distintivas de la especie humana… 

Como ya he comentado en otras ocasiones, es urgente cambiar la confrontación por la mediación y el diálogo. Pasar del “para bellum” al ”para verbum” implica alianzas intergeneracionales y con los medios de comunicación para que sea posible la democratización del multilateralismo, comenzando por el Sistema de las Naciones Unidas —adoptando una Declaración Universal de Democracia, con eliminación de los cinco vetos inhabilitadores desde su propia creación— y siguiendo por la Unión Europea, incapaz de decidir desde que cayó —o la empujaron— en la trampa de la “unanimidad”. 

Ciencia y conciencia para beneficio de la especie humana, asegurándose que las decisiones políticas tendrán en el futuro el fundamento científico que es imprescindible para llevar a cabo las radicales transformaciones que exige la actual situación a escala planetaria. Se trata, como subrayaba José Manuel Morán, Vicepresidente del Capítulo Español del Club de Roma, “no sólo de tener muy claro el qué debe hacerse sino el cómo”. 

Ya he apuntado que uno de los grandes retos a los que debe hacerse frente sin demora es el de la migración a escala global. Solo a las costas británicas han llegado desde el 1 de enero de este año al 9 de marzo 4500 inmigrantes. Todos los seres humanos iguales en dignidad y merecedores de igual trato. Es una auténtica vergüenza, no me canso de repetirlo, que cada día se inviertan en armas y gastos militares 4.000 millones de dólares, al tiempo que mueren de hambre, pobreza extrema y brutal desarraigo… miles de personas. La solución está en un pacto mundial sobre la migración y la ampliación de la Convención de la ONU sobre los derechos de los refugiados. Debemos de una vez finalizar con las manos alzadas y armadas y hacer que proliferen las abiertas y tendidas. Ahora, además de la seguridad territorial, la seguridad humana, la de los seres humanos que habitan territorios tan bien protegidos. 

Es particularmente urgente ocuparse de que el Mare Nostrum deje de ser una infausta necrópolis de tantos inmigrantes, en lugar de acordar —como lo han hecho recientemente Estados Unidos, el Reino Unido y Australia— la colocación de diversos submarinos nucleares en el Océano Pacífico, cada uno de los cuales cuesta alrededor de 3.500 millones de dólares… 

Es preciso aprovechar el extraordinario desarrollo de la tecnología digital, pero cuidando de que la robotización no exceda nunca de los límites que le son propios y produzca una peligrosísima deshumanización, especialmente ante la adopción de decisiones que deben utilizar siempre y al máximo las fantásticas y esperanzadoras facultades que distinguen a la especie humana. Se trata de mejorar la calidad de vida y la capacidad productiva, con una ciudadanía, consciente y responsable, y el pilar fundamental es, y será siempre, la plena libertad, transformando los datos en saberes y los saberes en sabiduría. 

Ahora, por fin —y esta es nuestra esperanza— ya podemos poner en práctica la primera frase de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros, los pueblos… hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra“. Hasta hace poco, “los pueblos” no existían… y el poder masculino era absoluto. Ahora, por fin, nos reconocemos iguales y podemos expresarnos libremente. Ahora podemos dejar de ser espectadores de lo que acontece y participar ya, sin demora, a transitar de una cultura desde enfrentamiento, imposición, dominio y guerra, a una cultura de encuentro, diálogo, mediación y paz, para que todos los conflictos, activos o latentes, se resuelvan por la palabra y no por la fuerza. 

Es apremiante la sustitución de la gobernanza de los grupos G, plutocrática y supremacista, por la democrática. El primer paso es conseguir una Unión Europea sin el veto generalizado de la “unanimidad” y unas Naciones Unidas renovadas y plenamente multilaterales. En el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, debemos activar grandes clamores populares en favor de su vigencia y respeto generalizado al tiempo que ponemos en marcha resueltamente los Acuerdos sobre el Cambio Climático y la Agenda 2030. “Las ventanas para asegurar un futuro sostenible se cierran”, acaban de anunciar las Naciones Unidas… y “Nosotros, los pueblos” seguimos desoyendo los apremiantes llamamientos sobre la propia habitabilidad de la Tierra…, seguimos posponiendo nuestros deberes esenciales relativos al futuro de nuestros hijos y descendientes… Las redes sociales y los medios de comunicación nos mantienen obedientes, silenciosos, distraídos… ¡mientras “las ventanas se cierran”! 

La visible irrupción de los universitarios podría iniciar este proceso. “El silencio de los intelectuales”: así se titula el excelente artículo de Boaventura de Sousa Santos en Other News el 28 de febrero, que nos advierte lúcidamente sobre la actitud a adoptar.  

Deber de memoria. “Recordemos para seguir haciendo posible una vida mejor”, ha añadido Oscar Arias (dic.2022)… “Las lecciones de nuestra historia, con las experiencias que nos han enseñado, nos muestran que no se llega a la paz ni por las armas ni por la guerra, ni por la muerte ni por el odio, ni por el olvido ni por la indiferencia… Se llega a la paz poniendo al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones. Se llega a la paz defendiendo a la vida. Se llega a la paz invirtiendo en nuestros pueblos y no en nuestros ejércitos; intercambiando ideas y no bombas; conservando bosques y no prejuicios. Se llega a ella cambiando la cultura de guerra por una cultura de paz en nuestras sociedades”. 

Ahora ya sabemos. Ya podemos. ¡Ya debemos!

Europa no puede seguir de espectador ensimismado

miércoles, 8 de marzo de 2023

 

“Nosotros, los pueblos” ya podemos. Ya  debemos.

 Ahora, cuando, por fin, todos nos reconocemos igual dignidad, pilar fundamental de los derechos humanos, y podemos expresarnos libremente gracias a la tecnología digital podemos, por fin,  participar activamente en favor del multilateralismo democrático;

ahora, por fin, somos conscientes de las amenazas globales a escala mundial, algunas potencialmente irreversibles, que exigen una reconducción apremiante de las tendencias actuales;

ahora, por fin, podríamos implicarnos en la gobernanza global para cambiar, como decía el profesor José Luis Sampedro, “de rumbo y nave”;

ahora, por fin, la conciencia del talento humano y de su capacidad para inventar el futuro nos permite reaccionar con esperanza para esclarecer horizontes hoy tan sombríos…

Ahora también, como se hizo en 1945 con las Naciones Unidas mediante el veto de los cinco países vencedores de la II guerra mundial… es la Unión Europea, la entidad de mayor calado a escala mundial, la que ha sido inhabilitada para la toma de decisiones por el requisito de unanimidad, que equivale ¡al veto de todos los Estados que la componen!

¡Qué disparate! La Organización sin duda más relevante cualitativamente de la Tierra apartada hábilmente de la gobernanza global…

cuando la fusión nuclear aparece en el horizonte científico como la gran solución para la ilimitada obtención de energía sin contaminantes…

cuando aparece con especial contundencia la insensata posesión de ojivas nucleares que podrían terminar con el sublime misterio de la vida…

cuando la habitabilidad de la Tierra se deteriora por el cambio climático, habiendo desoído la gobernanza plutocrática todas las propuestas que se han hecho, algunas tan importantes como las de las “Cumbres de la Tierra” (Río de Janeiro 1992 y Johannesburgo 2002), y la Resolución “para transformar el mundo” Naciones Unidas, 2015) sobre la Agenda 2030…

cuando 8.000 millones de seres humanos - cada ser humano único, capaz de crear, nuestra esperanza- deberían ser el único punto de referencia socioeconómico…

Debemos movilizarnos, conscientes de nuestra responsabilidad colectiva, y promover el relevo de los G7, G8… y la inmediata adopción de una Declaración Universal de Democracia… al tiempo que se eliminan sin contemplaciones los “paraísos fiscales “ y se regula el consumo y tráfico de drogas ilegales…

Por primera vez en la historia estamos en condiciones de inventar el futuro del prodigio de la humanidad,  con la colaboración de la experiencia de los mayores y el brío de los más jóvenes, para iluminar con especial cuidado los caminos del mañana.

Con esta gran movilización en favor de una cultura de paz podrían evitarse a las “generaciones venideras” -en palabras de la Carta de las Naciones Unidas- muchos errores, muchos horrores…

Mirando hacia adelante con esperanza

miércoles, 25 de enero de 2023

 

“Maestra, ¡ayúdeme a mirar!”

Eduardo Galeano (alumna que veía el mar por primera vez).

Son tiempos de gran confusión, de noticias que en lugar de esclarecer ensombrecen, de revisión acelerada, de deshumanización, de confrontación y violencia… Tiempos de artificio y de olvido, de miedo y menosprecio a la inmensa capacidad humana… A la pandemia COVID-19 le han sucedido grandes catástrofes naturales y alteraciones ecológicas, algunas de carácter irreversible…Y guerras muy patentes se han añadido a las “ocultas”; la brecha social a escala mundial se ha ampliado más todavía, y miles de migrantes reclaman sin cesar, trasladándose y viviendo en condiciones humanamente inaceptables, que la gobernanza mundial les atienda, cumpliendo plenamente el principio esencial de la igual dignidad.

La plutocracia neoliberal, jalonada por múltiples paraísos fiscales, ha sustituido pautas políticas por mercantilismo; y la justicia, piedra angular de la convivencia y del progreso solidario, ha abandonado su imprescindible independencia en favor de vinculaciones ideológicas —“conservadores “o “progresistas”— radicalmente intolerables…

Y al igual que el veto de los cinco vencedores de la Segunda Guerra Mundial en el caso de las Naciones Unidas, que las inhabilitaban para la toma de decisiones desde su origen, ahora es la Unión Europea, por el absurdo requerimiento de la unanimidad —la unanimidad es la antítesis de la democracia— la que no puede ejercer el papel esencial que le correspondería, dejando al mundo en su conjunto en manos de la razón de la fuerza y de “democracias” impropias… El actual “desorden mundial” (título del Dossier Vanguardia de enero a marzo de 2023) requiere de forma inaplazable la construcción, hasta ahora inimaginable, de un nuevo sistema multilateral democrático. La adopción de una Declaración Universal de Democracia podría ser el gran referente mundial para esta renovación crucial de la gobernanza global.

José Enrique de Ayala ha tratado con gran acierto recientemente estas cuestiones (“La crisis geopolítica de un mundo multipolar”) en la Gaceta Sindical de diciembre de 2022, donde Francisco Aldecoa aborda la apremiante necesidad de profundizar en un proyecto federal europeo.

Los seres humanos no “estamos” en el mundo sino que “somos” el mundo, ha subrayado Emilio Lledó en el excelente capítulo de “Educación para la democracia”de su libro Identidad y amistad(Taurus 2022): “La mirada humana”,escribe, “es visión e interpretación. Una visión que puede entender lo que ve (…). La posibilidad de entender tiene que alimentarse continuamente de libertad y luz (…).La luz de la palabra es lo que crea el universo de lo humano”… Repito aquí dos conceptos que me parecen esenciales para un nuevo comienzo: deber de memoria y delito de silencio.Sí:ahora “Nosotros,los pueblos” ya podemos poner en práctica el párrafo tercero del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ”compelidos a la rebelión”.Movilización general para un multilateralismo democrático que requiere —como han indicado Roberto Savio y Giuliano Rizzi (OtherNews, 13 octubre 2022)— “restablecer una brújula para identificar las nuevas trayectorias de cambio”.Cambios apremiantes para poner en práctica, por fin, la primera frase de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros,los pueblos, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”.

Hasta hace muy pocas décadas, “Nosotros, los pueblos” no existían. Bajo un poder absoluto masculino, el 90 % de la ciudadanía nacía, vivía y moría en unos pocos kilómetros cuadrados.Solo sabían lo que acontecía en su entorno inmediato.Y eran temerosos, obedientes, silenciosos, silenciados. Ahora, en cambio, “los pueblos” ya pueden actuar, si logramos que dejen la inercia de ser espectadores impasibles y se transformen en diligentes hacedores del futuro que anhelamos.Ahora sí, con una ciudadanía consciente y capaz de reaccionar, sabiendo que la esperanza radica en la creatividad humana,la desmesurada facultad de diseñar cada uno su futuro. Mientras algunos sigan aferrados a un sistema económico especulativo y con grandes inversiones militares, con deslocalización productiva hacia el Este –todo vale, sin reparar en condiciones laborales- y deslocalización directiva e innovadora hacia el Oeste, que favorece sólo al 20% de la humanidad y amplía los desgarros sociales, seguirán afluyendo emigrantes desesperados, a riesgo de su propia vida. Cabemos todos y todos somos iguales en dignidad. El gran desafío para el futuro que anhelamos es com-partir mejor. Y para ello no hace falta más que echar un vistazo al mundo en su conjunto, para apreciar lo que tememos comparativamente. Es cuando “miramos” al mundo cuando, súbitamente, nos sentimos hermanos (como establece, por cierto, el artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). La solución es el desarrollo.  Con un gran plan de desarrollo global sostenible se proporcionarían las condiciones adecuadas de habitabilidad y progreso, lo que permitiría que la emigración fuera una decisión libremente adoptada, beneficiosa para todos.

La Europa “democrática”, la Europa de los derechos humanos –descritos en el año 2000 en una de las “Cartas” más precisas y preciosas-, la Europa “desarrollada” y próspera… mirando hacia otro lado. La Europa de los mercados ha olvidado los "principios democráticos" que tan lúcidamente se escribieron en la Constitución de la UNESCO al final de la segunda gran guerra. 

La más relevante lección de la crisis mundial producida por el coronavirus es que el conocimiento es el pilar fundamental de la nueva era. En pocos años se han producido profundos cambios de índole muy  diversa que deben permitir ahora, si seguimos asidos al recuerdo y no permitimos que, una vez más, los pocos distraigan y amilanen a los muchos, alcanzar los siguientes grandes objetivos: la igual dignidad de todos los seres humanos, sea cual sea su género, etnia, ideología, creencia…; la participación de la ciudadanía a escala nacional (democracia real) e internacional (multilateralismo democrático), para el pleno ejercicio de una gobernanza que excluya los artificios plutocráticos (G7, G8, G20) del neoliberalismo y asegure un correcto legado intergeneracional; la movilización popular presencial y en el ciberespacio porque, por primera vez en la historia, todos pueden expresarse y comunicarse gracias a la tecnología digital; aplicar sin demora un nuevo concepto de seguridad para hacer frente no sólo a los conflictos territoriales sino a las catástrofes naturales o provocadas; un nuevo concepto de trabajo, que libere a la humanidad de muchas tareas que no requieren el uso de sus facultades distintivas, siempre la máquina a su servicio y nunca al revés; educación a lo largo de toda la vida, que no se confunda con capacitación, desarrollando la autonomía personal, las facultades reflexivas y creativas…; inaplazable puesta en práctica de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), teniendo en cuenta la prioridad indiscutible de los procesos potencialmente irreversibles…

José María Lassalle, en un artículo sobre inteligencia artificial escribía (“El País”, Ideas, 8.3.20 20): ”Nos adentramos en un escenario en el que las externalidades negativas que puede liberar la IA si no se desarrolla dentro de un marco regulatorio adecuado puede llevarnos a la distopía, la exclusión y la desigualdad… La Comisión Europea aprobó el 19 de febrero de 2020 un Libro Blanco sobre IA en el que se diseña una IA con bases éticas... centrada en el ser humano. Se trata de una propuesta que busca perfeccionar la  democracia y el mercado, sin renunciar a la autonomía responsable de los ciudadanos y de los consumidores…”.

Ya puede vislumbrarse la regulación ambiental y la puesta en marcha de los objetivos de paz con la Tierra y en la Tierra. Ya es posible que “los pueblos” cumplan la misión que las Naciones Unidas les encomendaron en 1945. La capacidad creativa, nuestra esperanza colectiva porque, por primera vez en la historia, los seres humanos, iguales en dignidad, pueden expresarse libremente gracias a la tecnología digital. Por eso es apremiante ser muy numerosos los que se den cuenta de que, finalmente, el futuro está en sus manos… Y de que deben superar la tentación de “dejarse llevar”,de ser abducidos por la irrelevancia y la irresponsabilidad.El artículo primero de la Constitución de la UNESCO define a los “educados” como quienes “son libres y responsables”. Ha llegado el momento de la libertad, el don supremo, y la responsabilidad, empezando por tener en cuenta permanentemente a las generaciones venideras.

Es imperativo un nuevo comienzo en el que, conscientes de los grandes desafíos, pero también de los motivos de esperanza, logremos grandes clamores populares que puedan eliminar la gobernanza plutocrática y contribuir a un diligente multilateralismo democrático.

Educados en la libertad y la responsabilidad, el futuro debe esclarecerse en virtud de las facultades distintivas de la especie humana: reflexionar, imaginar, anticiparse, innovar, ¡crear!, excluyendo para siempre la fuerza y el dinero de las instituciones de gobierno.

Con el liderazgo de las comunidades intelectuales, científicas y culturales, representadas por personas que han alcanzado gran notoriedad,y por aquellas que cuentan con un gran conocimiento y reconocimiento público (pienso en Leo Messi y Joan Manuel Serrat….) se conseguiría que fueran muchísimos, especialmente jóvenes, quienes permitieran la transición de una cultura de fuerza a una cultura de paz y no violencia, de multitudes irrelevantes y fácilmente dominables a personas que “dirigen su propia vida”, tal como definió magistralmente don Francisco Giner de los Ríos el objetivo del proceso educativo, para formar a sembradores de solidaridad,capaces de compartir,de convivir,de desvivirse por los demás.

Debemos pensar hoy muy en primer lugar en la guerra de Ucrania pero también en las demás guerras(tal como dicen Andrea Rizzi, José Naranjo y Antonio Pita en El País21.12.2022 en su artículo “La guerra de Ucrania es terrible. Estas otras también”)en las que la mayoría de la información es modulada por los grandes oligopolios, para llevar a la práctica la gran misión de “Nosotros, los pueblos”, ”, fórmula prematura en 1945 pero posible actualmente. Y esta es la gran esperanza, que se ha consolidado recientemente con otras buenas noticias: en primer lugar, la energía de fusión nuclear, que —contrariamente a lo que sucede con la fisión nuclear— no deja residuos radiactivos y es una fuente inagotable de energía. El proyecto ITER languidecía desde hace años, pero ahora, por fin, el Departamento de Energía de los Estados Unidos (Servicio Nacional de Ignición) ha conseguido, con energía láser de 3 millones de grados Celsius, la transformación de hidrógeno en helio más neutrones.

Ahora ya es posible afrontar los requerimientos ecológicos de una humanidad de 8000 millones de personas, que puede, mediante el multilateralismo democrático sin vetos reconducir con acierto el destino común.

¡Por fin “los pueblos”, la democracia genuina, en el timón de la nave Tierra!... para marginar a los grupos plutocráticos de la gobernanza mundial y poder hacer frente a desvaríos inadmisibles, como el del magnate Elon Musk, que ha anunciado que “en seis meses pondría un chip en el cerebro humano”. “Nosotros, los pueblos” no consentirán la deshumanización, la pérdida de la libertad y la creatividad, los dos grandes pilares de la especie humana. Se acercan momentos críticos... pero también grandes oportunidades para los cambios impostergables… para un nuevo comienzo.