Europa no puede seguir de espectador ensimismado

miércoles, 8 de marzo de 2023

 

“Nosotros, los pueblos” ya podemos. Ya  debemos.

 Ahora, cuando, por fin, todos nos reconocemos igual dignidad, pilar fundamental de los derechos humanos, y podemos expresarnos libremente gracias a la tecnología digital podemos, por fin,  participar activamente en favor del multilateralismo democrático;

ahora, por fin, somos conscientes de las amenazas globales a escala mundial, algunas potencialmente irreversibles, que exigen una reconducción apremiante de las tendencias actuales;

ahora, por fin, podríamos implicarnos en la gobernanza global para cambiar, como decía el profesor José Luis Sampedro, “de rumbo y nave”;

ahora, por fin, la conciencia del talento humano y de su capacidad para inventar el futuro nos permite reaccionar con esperanza para esclarecer horizontes hoy tan sombríos…

Ahora también, como se hizo en 1945 con las Naciones Unidas mediante el veto de los cinco países vencedores de la II guerra mundial… es la Unión Europea, la entidad de mayor calado a escala mundial, la que ha sido inhabilitada para la toma de decisiones por el requisito de unanimidad, que equivale ¡al veto de todos los Estados que la componen!

¡Qué disparate! La Organización sin duda más relevante cualitativamente de la Tierra apartada hábilmente de la gobernanza global…

cuando la fusión nuclear aparece en el horizonte científico como la gran solución para la ilimitada obtención de energía sin contaminantes…

cuando aparece con especial contundencia la insensata posesión de ojivas nucleares que podrían terminar con el sublime misterio de la vida…

cuando la habitabilidad de la Tierra se deteriora por el cambio climático, habiendo desoído la gobernanza plutocrática todas las propuestas que se han hecho, algunas tan importantes como las de las “Cumbres de la Tierra” (Río de Janeiro 1992 y Johannesburgo 2002), y la Resolución “para transformar el mundo” Naciones Unidas, 2015) sobre la Agenda 2030…

cuando 8.000 millones de seres humanos - cada ser humano único, capaz de crear, nuestra esperanza- deberían ser el único punto de referencia socioeconómico…

Debemos movilizarnos, conscientes de nuestra responsabilidad colectiva, y promover el relevo de los G7, G8… y la inmediata adopción de una Declaración Universal de Democracia… al tiempo que se eliminan sin contemplaciones los “paraísos fiscales “ y se regula el consumo y tráfico de drogas ilegales…

Por primera vez en la historia estamos en condiciones de inventar el futuro del prodigio de la humanidad,  con la colaboración de la experiencia de los mayores y el brío de los más jóvenes, para iluminar con especial cuidado los caminos del mañana.

Con esta gran movilización en favor de una cultura de paz podrían evitarse a las “generaciones venideras” -en palabras de la Carta de las Naciones Unidas- muchos errores, muchos horrores…

Mirando hacia adelante con esperanza

miércoles, 25 de enero de 2023

 

“Maestra, ¡ayúdeme a mirar!”

Eduardo Galeano (alumna que veía el mar por primera vez).

Son tiempos de gran confusión, de noticias que en lugar de esclarecer ensombrecen, de revisión acelerada, de deshumanización, de confrontación y violencia… Tiempos de artificio y de olvido, de miedo y menosprecio a la inmensa capacidad humana… A la pandemia COVID-19 le han sucedido grandes catástrofes naturales y alteraciones ecológicas, algunas de carácter irreversible…Y guerras muy patentes se han añadido a las “ocultas”; la brecha social a escala mundial se ha ampliado más todavía, y miles de migrantes reclaman sin cesar, trasladándose y viviendo en condiciones humanamente inaceptables, que la gobernanza mundial les atienda, cumpliendo plenamente el principio esencial de la igual dignidad.

La plutocracia neoliberal, jalonada por múltiples paraísos fiscales, ha sustituido pautas políticas por mercantilismo; y la justicia, piedra angular de la convivencia y del progreso solidario, ha abandonado su imprescindible independencia en favor de vinculaciones ideológicas —“conservadores “o “progresistas”— radicalmente intolerables…

Y al igual que el veto de los cinco vencedores de la Segunda Guerra Mundial en el caso de las Naciones Unidas, que las inhabilitaban para la toma de decisiones desde su origen, ahora es la Unión Europea, por el absurdo requerimiento de la unanimidad —la unanimidad es la antítesis de la democracia— la que no puede ejercer el papel esencial que le correspondería, dejando al mundo en su conjunto en manos de la razón de la fuerza y de “democracias” impropias… El actual “desorden mundial” (título del Dossier Vanguardia de enero a marzo de 2023) requiere de forma inaplazable la construcción, hasta ahora inimaginable, de un nuevo sistema multilateral democrático. La adopción de una Declaración Universal de Democracia podría ser el gran referente mundial para esta renovación crucial de la gobernanza global.

José Enrique de Ayala ha tratado con gran acierto recientemente estas cuestiones (“La crisis geopolítica de un mundo multipolar”) en la Gaceta Sindical de diciembre de 2022, donde Francisco Aldecoa aborda la apremiante necesidad de profundizar en un proyecto federal europeo.

Los seres humanos no “estamos” en el mundo sino que “somos” el mundo, ha subrayado Emilio Lledó en el excelente capítulo de “Educación para la democracia”de su libro Identidad y amistad(Taurus 2022): “La mirada humana”,escribe, “es visión e interpretación. Una visión que puede entender lo que ve (…). La posibilidad de entender tiene que alimentarse continuamente de libertad y luz (…).La luz de la palabra es lo que crea el universo de lo humano”… Repito aquí dos conceptos que me parecen esenciales para un nuevo comienzo: deber de memoria y delito de silencio.Sí:ahora “Nosotros,los pueblos” ya podemos poner en práctica el párrafo tercero del preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ”compelidos a la rebelión”.Movilización general para un multilateralismo democrático que requiere —como han indicado Roberto Savio y Giuliano Rizzi (OtherNews, 13 octubre 2022)— “restablecer una brújula para identificar las nuevas trayectorias de cambio”.Cambios apremiantes para poner en práctica, por fin, la primera frase de la Carta de las Naciones Unidas: “Nosotros,los pueblos, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”.

Hasta hace muy pocas décadas, “Nosotros, los pueblos” no existían. Bajo un poder absoluto masculino, el 90 % de la ciudadanía nacía, vivía y moría en unos pocos kilómetros cuadrados.Solo sabían lo que acontecía en su entorno inmediato.Y eran temerosos, obedientes, silenciosos, silenciados. Ahora, en cambio, “los pueblos” ya pueden actuar, si logramos que dejen la inercia de ser espectadores impasibles y se transformen en diligentes hacedores del futuro que anhelamos.Ahora sí, con una ciudadanía consciente y capaz de reaccionar, sabiendo que la esperanza radica en la creatividad humana,la desmesurada facultad de diseñar cada uno su futuro. Mientras algunos sigan aferrados a un sistema económico especulativo y con grandes inversiones militares, con deslocalización productiva hacia el Este –todo vale, sin reparar en condiciones laborales- y deslocalización directiva e innovadora hacia el Oeste, que favorece sólo al 20% de la humanidad y amplía los desgarros sociales, seguirán afluyendo emigrantes desesperados, a riesgo de su propia vida. Cabemos todos y todos somos iguales en dignidad. El gran desafío para el futuro que anhelamos es com-partir mejor. Y para ello no hace falta más que echar un vistazo al mundo en su conjunto, para apreciar lo que tememos comparativamente. Es cuando “miramos” al mundo cuando, súbitamente, nos sentimos hermanos (como establece, por cierto, el artículo 1º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). La solución es el desarrollo.  Con un gran plan de desarrollo global sostenible se proporcionarían las condiciones adecuadas de habitabilidad y progreso, lo que permitiría que la emigración fuera una decisión libremente adoptada, beneficiosa para todos.

La Europa “democrática”, la Europa de los derechos humanos –descritos en el año 2000 en una de las “Cartas” más precisas y preciosas-, la Europa “desarrollada” y próspera… mirando hacia otro lado. La Europa de los mercados ha olvidado los "principios democráticos" que tan lúcidamente se escribieron en la Constitución de la UNESCO al final de la segunda gran guerra. 

La más relevante lección de la crisis mundial producida por el coronavirus es que el conocimiento es el pilar fundamental de la nueva era. En pocos años se han producido profundos cambios de índole muy  diversa que deben permitir ahora, si seguimos asidos al recuerdo y no permitimos que, una vez más, los pocos distraigan y amilanen a los muchos, alcanzar los siguientes grandes objetivos: la igual dignidad de todos los seres humanos, sea cual sea su género, etnia, ideología, creencia…; la participación de la ciudadanía a escala nacional (democracia real) e internacional (multilateralismo democrático), para el pleno ejercicio de una gobernanza que excluya los artificios plutocráticos (G7, G8, G20) del neoliberalismo y asegure un correcto legado intergeneracional; la movilización popular presencial y en el ciberespacio porque, por primera vez en la historia, todos pueden expresarse y comunicarse gracias a la tecnología digital; aplicar sin demora un nuevo concepto de seguridad para hacer frente no sólo a los conflictos territoriales sino a las catástrofes naturales o provocadas; un nuevo concepto de trabajo, que libere a la humanidad de muchas tareas que no requieren el uso de sus facultades distintivas, siempre la máquina a su servicio y nunca al revés; educación a lo largo de toda la vida, que no se confunda con capacitación, desarrollando la autonomía personal, las facultades reflexivas y creativas…; inaplazable puesta en práctica de la Agenda 2030 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), teniendo en cuenta la prioridad indiscutible de los procesos potencialmente irreversibles…

José María Lassalle, en un artículo sobre inteligencia artificial escribía (“El País”, Ideas, 8.3.20 20): ”Nos adentramos en un escenario en el que las externalidades negativas que puede liberar la IA si no se desarrolla dentro de un marco regulatorio adecuado puede llevarnos a la distopía, la exclusión y la desigualdad… La Comisión Europea aprobó el 19 de febrero de 2020 un Libro Blanco sobre IA en el que se diseña una IA con bases éticas... centrada en el ser humano. Se trata de una propuesta que busca perfeccionar la  democracia y el mercado, sin renunciar a la autonomía responsable de los ciudadanos y de los consumidores…”.

Ya puede vislumbrarse la regulación ambiental y la puesta en marcha de los objetivos de paz con la Tierra y en la Tierra. Ya es posible que “los pueblos” cumplan la misión que las Naciones Unidas les encomendaron en 1945. La capacidad creativa, nuestra esperanza colectiva porque, por primera vez en la historia, los seres humanos, iguales en dignidad, pueden expresarse libremente gracias a la tecnología digital. Por eso es apremiante ser muy numerosos los que se den cuenta de que, finalmente, el futuro está en sus manos… Y de que deben superar la tentación de “dejarse llevar”,de ser abducidos por la irrelevancia y la irresponsabilidad.El artículo primero de la Constitución de la UNESCO define a los “educados” como quienes “son libres y responsables”. Ha llegado el momento de la libertad, el don supremo, y la responsabilidad, empezando por tener en cuenta permanentemente a las generaciones venideras.

Es imperativo un nuevo comienzo en el que, conscientes de los grandes desafíos, pero también de los motivos de esperanza, logremos grandes clamores populares que puedan eliminar la gobernanza plutocrática y contribuir a un diligente multilateralismo democrático.

Educados en la libertad y la responsabilidad, el futuro debe esclarecerse en virtud de las facultades distintivas de la especie humana: reflexionar, imaginar, anticiparse, innovar, ¡crear!, excluyendo para siempre la fuerza y el dinero de las instituciones de gobierno.

Con el liderazgo de las comunidades intelectuales, científicas y culturales, representadas por personas que han alcanzado gran notoriedad,y por aquellas que cuentan con un gran conocimiento y reconocimiento público (pienso en Leo Messi y Joan Manuel Serrat….) se conseguiría que fueran muchísimos, especialmente jóvenes, quienes permitieran la transición de una cultura de fuerza a una cultura de paz y no violencia, de multitudes irrelevantes y fácilmente dominables a personas que “dirigen su propia vida”, tal como definió magistralmente don Francisco Giner de los Ríos el objetivo del proceso educativo, para formar a sembradores de solidaridad,capaces de compartir,de convivir,de desvivirse por los demás.

Debemos pensar hoy muy en primer lugar en la guerra de Ucrania pero también en las demás guerras(tal como dicen Andrea Rizzi, José Naranjo y Antonio Pita en El País21.12.2022 en su artículo “La guerra de Ucrania es terrible. Estas otras también”)en las que la mayoría de la información es modulada por los grandes oligopolios, para llevar a la práctica la gran misión de “Nosotros, los pueblos”, ”, fórmula prematura en 1945 pero posible actualmente. Y esta es la gran esperanza, que se ha consolidado recientemente con otras buenas noticias: en primer lugar, la energía de fusión nuclear, que —contrariamente a lo que sucede con la fisión nuclear— no deja residuos radiactivos y es una fuente inagotable de energía. El proyecto ITER languidecía desde hace años, pero ahora, por fin, el Departamento de Energía de los Estados Unidos (Servicio Nacional de Ignición) ha conseguido, con energía láser de 3 millones de grados Celsius, la transformación de hidrógeno en helio más neutrones.

Ahora ya es posible afrontar los requerimientos ecológicos de una humanidad de 8000 millones de personas, que puede, mediante el multilateralismo democrático sin vetos reconducir con acierto el destino común.

¡Por fin “los pueblos”, la democracia genuina, en el timón de la nave Tierra!... para marginar a los grupos plutocráticos de la gobernanza mundial y poder hacer frente a desvaríos inadmisibles, como el del magnate Elon Musk, que ha anunciado que “en seis meses pondría un chip en el cerebro humano”. “Nosotros, los pueblos” no consentirán la deshumanización, la pérdida de la libertad y la creatividad, los dos grandes pilares de la especie humana. Se acercan momentos críticos... pero también grandes oportunidades para los cambios impostergables… para un nuevo comienzo.

Deber de memoria, delito de silencio

lunes, 12 de diciembre de 2022

 -Ha llegado el momento impostergable de la acción consciente y bien argumentada de “Nosotros, los pueblos”. Porque, ahora, por primera vez en la historia, poner en práctica la primera frase de la Carta de las Naciones Unidas —“Nosotros, los pueblos…hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”— es posible.

-En 1945 era prematuro encomendar a “los pueblos” tan importante misión, porque “los pueblos” no existían: el 90 % de los seres humanos nacían, vivían y morían en unos kilómetros cuadrados, la discriminación era total y el poder masculino absoluto e incontestable. Ahora, desde hace dos o tres décadas, se ha alcanzado progresivamente la igual dignidad humana, sea cual sea el género, la ideología, la creencia, la sensibilidad sexual, la etnia… Y, gracias en buena medida la tecnología digital, los pueblos ya pueden expresarse, ya tienen voz. Ahora ya pueden participar, ya pueden dejar de ser espectadores impasibles y ser actores diligentes.

-Está claro que el mundo no puede seguir gobernado por grupos plutocráticos y supremacistas (G .6, G.7, G.8, G.20) y con un poder de facto bélico-industrial¹ que supera con holgura la capacidad de estructuras de gobierno basadas en “Nosotros, los pueblos”: El multilateralismo democrático es, sin lugar a dudas, la solución, pero, como sucedió en el caso de las Naciones Unidas, un diseño perfecto de institución multilateral, se inhabilitó inmediatamente por el veto de los cinco vencedores de la II Guerra Mundial. O se incorporan hábilmente requerimientos de “unanimidad”, la antítesis de la democracia, como sucede actualmente en la Unión Europea.

-Ahora, en el momento histórico de cambio de era —antropoceno— con amenazas globales potencialmente irreversibles, habiéndose alcanzado los 8.000 millones de seres humanos, muchos de ellos viviendo en condiciones sociales insostenibles y con un comportamiento irreflexivo abducido por las redes sociales manejadas en buena medida por sistemas de crecimiento económico que dominan buena parte del escenario, es imperativo conseguir el cumplimiento de los esenciales deberes cívicos e intergeneracionales, cuando se aceptan como realidades ya inmutables los paraísos fiscales y, lo que es gravísimo, una justicia desbridada por la ideología.

-Ante este panorama, podría pensarse que no hay solución y que ha llegado el momento de capitular. Sería un inmenso error porque, como ya se ha indicado, ahora “los pueblos” se reconocen iguales en dignidad y pueden expresarse libremente. Ahora sí, podemos. Ahora sí, debemos actuar sin ulterior demora. Para ello, deber de memoria. Y delito de silencio.

-Deber de memoria de la gobernanza a escala mundial y de los intentos habidos para cambiar la fuerza por la palabra.

-En 1919, al término de la I Gran Guerra, el presidente demócrata norteamericano Wilson presenta en la plaza de la Concordia de París la Convención para la Paz Permanente, que implica la puesta en marcha de la Sociedad o Liga de Naciones en Ginebra. Se evitaría así el rearme de Alemania y las disputas y desavenencias entre países se debatirían en el contexto democrático de la Sociedad de Naciones. Todo este gran proyecto se frustró porque el Partido Republicano de los Estados Unidos decidió —¡que enorme incongruencia!— que el país cuyo presidente creó la Sociedad de Naciones nunca perteneciera a la misma.

-Se rearmó Alemania, se desarrolló un terrible supremacismo ario, romano y nipón, con magnicidios y holocausto, y estalló la Segunda Guerra Mundial, al término de la cual el presidente Franklin Delano Roosevelt crea en San Francisco, en 1945, el Sistema de las Naciones Unidas, cuyo funcionamiento y utilidad se entorpeció a continuación con el veto de los cinco vencedores de la gran guerra. Vienen después varias décadas de “carrera armamentística” entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.

-El 10 de octubre de 1986, en Reikiavik, el presidente Mikhail Gorbachev comunica al presidente Ronald Reagan que el Muro de Berlín se desmoronará y la URSS se convertirá en una Comunidad de Estados Independientes, pero que lo más importante de la reunión debe ser dar fin a la amenaza nuclear, que era entonces, y es hoy, un deplorable e intolerable horizonte de la humanidad en su conjunto. Al término de la sesión, se logró rebajar el número de ojivas nucleares de 17.000 cada uno a 6.000. Gorbachev pidió que se consultara con la cúpula militar, subrayando que no se trataba de disminuir sino de eliminar el terrible peligro. Finalmente, Reagan redujo pero mantuvo su propuesta y, ¡además, creó inmediatamente después el G.6! Acababa, de cerrarse una luminosa posibilidad de cambio. Y permanecía, siniestra, la amenaza nuclear.

-En consecuencia, ahora la exigencia suprema de la humanidad consiste en eliminar todas las armas nucleares. “Nosotros, los pueblos” debemos considerar esta decisión como una prioridad a escala global. Deber de memoria. Delito de silencio.

-En septiembre de 2015, otra pausa de esperanza: el presidente demócrata Barack Obama firma en París los Acuerdos sobre Cambio Climático y, dos meses después, en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Resolución “para transformar el mundo “(Agenda 2030 y ODS).¡Por fin los clamores de las Cumbres de la Tierra de 1992 (Río) y 2002 (Johannesburgo) eran atendidos!

-Con la llegada del insólito presidente Donald Trump seis meses después, de nuevo completa sumisión al G7 en la gobernanza mundial… Y todo siguió igual. La Unión Europea guardó silencio. Deber de memoria….

-Se ha normalizado la aceptación de la dependencia ideológica de los jueces, que pueden ser “conservadores “ o “progresistas”. Ambos completamente inaceptables. En el Tribunal Supremo de los Estados Unidos y en España se acepta esta quiebra total de la justicia independiente. Deber de memoria. Delito de silencio.

-Se han olvidado, ante la intolerable invasión de Putin y una concomitante irrupción mediática, “las otras guerras” —Siria, Yemen, Libia, Irak, Israel y Palestina…— y conflictos y situaciones que siegan vidas humanas cada día y dejan a su suerte a una ciudadanía desnortada y en muchos casos en condiciones de hacinamiento y pobreza radical… Y la UE incapaz de ser, como era imperativo, el interlocutor de Rusia, dejando esta representación a la OTAN y al G7 debido a la “unanimidad”, requisito que debería ser inmediatamente eliminado.

Deber de memoria. Delito de silencio.

-Hemos presenciado, insensibles y apocados, como formidables negocios a escala mundial basados principalmente en las nuevas tecnologías se unían a los del complejo bélico-industrial, sin que esta manifestación plutocrática acuciara la reacción debida, incluyendo en primer lugar la eliminación inmediata de los paraísos fiscales, que facilitan y consienten el incumplimiento de las normas básicas de solidaridad y justicia distributiva. La gobernanza de los G7, G8 y G20 debe ser contrarrestada por un clamor popular de gran intensidad y alcance en favor de un multilateralismo democrático y eficaz². Debemos ahora, antes de que sea demasiado tarde, recordar y reaccionar. Deber de memoria. Delito de silencio.

-Si algo debe conmovernos y llevarnos a la acción diligente de atender a los más vulnerables, a los más necesitados, a los inmigrantes, a los jóvenes sin horizontes de manos tendidas y ayuda es el progresivo desencanto y distracción de buena parte de la sociedad. Sólo con una gobernanza democrática multilateral pueden asegurarse los cambios esenciales que son precisos, y que ahora son posibles, desde hace poco, por el progresivo reconocimiento de la igual dignidad y de la participación de “los pueblos”, “compelidos a la rebelión”, según se establece en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

-Solidaridad material e intelectual y moral, como establece la Constitución de la Unesco.

-Cada vez que un emigrante o refugiado se ahoga o muere de desamparo se apagan los esfuerzos de compartir y de justicia para una nueva era y se vuelven más sombríos los horizontes colectivos. Cada ser humano capaz de crear, nuestra esperanza. Todos deben tener las mismas oportunidades y es radicalmente intolerable que cada día se inviertan en gastos militares y armamento más de 4.000 millones de dólares al tiempo que innumerables personas se hallen desplazadas, abandonadas, sin recursos. Una de las principales reivindicaciones de “Nosotros, los pueblos” debe ser un nuevo concepto de seguridad, que aúne la seguridad territorial con la de quienes habitan estos territorios tan bien protegidos, asegurando su alimentación, agua potable, servicios de salud, cuidado del medio ambiente, educación a lo largo de toda la vida y los sistemas preventivos de catástrofes naturales… Es perentorio este recuerdo diario de la “seguridad humana”. Deber de memoria. Delito de silencio.

-Especial atención merece la protección de la especie humana dotada de las extraordinarias facultades distintivas que la caracterizan: pensar, imaginar, anticiparse, innovar, ¡crear!

-Estos son los más importantes valores que tenemos que proteger y que desde el origen de los tiempos se han tratado de reducir o anular por la sumisión o el envilecimiento. Ahora el riesgo es mayor, porque se pretende que la inteligencia artificial —que tiene muchos aspectos positivos como coadyuvante— domine y robotice a la inteligencia natural. He leído con espanto que el magnate Musk prevé “poner en seis meses el primer chip en el cerebro humano” (prensa del 2 de diciembre de 2022) y que para ello “espera la aprobación del Gobierno de Estados Unidos”. Esta aprobación deberá, de forma insoslayable, depender de un acuerdo de grupos científicos de gran relieve que, conociendo las grandes realizaciones presentes y la posibilidad de utilizarlas para detectar y prevenir afecciones neurológicas y visuales, puedan asesorar debidamente en materia de tanto interés. ¡Pero otra suplantación de la inteligencia humana por la artificial, no! Deber de memoria. Delito de silencio.

-Ahora sí, ”Nosotros, los pueblos”, podemos. Ahora debemos movilizarnos para recordar las perversas tendencias actuales y poner en práctica, gracias a una gobernanza multilateral democrática, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible “para transformar el mundo

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¹Eisenhower Dwight, discurso, enero, 1961

Source: Public Papers of the Presidents, Dwight D. Eisenhower, 1960, p. 1035- 1040

²Proyecto de Declaración Universal de Democracia.