La noticia ocupa poco espacio. Pero es necesario hacer cuentas de las consecuencias de aquella invasión basada en la mentira. Ha sido una vergüenza sangrienta, un hecho abominable llevado a cabo para repartirse los grandes yacimientos petrolíferos entre los “grandes”. Ya lo han conseguido.
Y ahora, ¿”carpetazo” en Iraq? ¿Y los más de 5 millones de desplazados? ¿Y los miles y miles de muertos, mutilados, torturados? ¿Y lo acaecido en las cárceles de Abu Ghraib, Begram y Guantánamo?
Se calcula en más de 4,400 soldados norteamericanos las víctimas que se han sacrificado en el altar del petróleo… para “asegurar la lealtad de Bagdad a los intereses occidentales “ (El País”, 23.10.11). Este mismo día se lee que “Washington acelera sus planes para contener a Irán tras su salida de Iraq”. Lo más inquietante ahora es la actitud de Israel, que tanta influencia ejerce sobre los Estados Unidos en los Estados Unidos, que seguirá apremiando para intervenir en Irán. Es de esperar que el horrendo balance de la experiencia iraquí les haga desistir.
¿”Carpetazo”? ¿Los “3 de las Azores” tan campantes? La historia los juzgará muy severamente.
Cumbre del G-20 en Cannes, 4 de noviembre de 2011
No se trata de “anti-sistema” sino de ciudadanos que, a la vista de los malísimos resultados de la gobernación por grupos (G-7, G-8…G-20) de los países más ricos de la Tierra, aspiran lógicamente a que la gobernación mundial esté en manos de instituciones en las que se hallen representados todos los países. En suma, se trata de volver al G-196!. Todos juntos, con votos ponderados, para darle realmente la vuelta al rumbo actual, para inventar el futuro. Es absolutamente inadmisible, desde todos los puntos de vista, que las riendas del destino común sigan estando en manos de los más poderosos.
El balance es catastrófico: sólo el 20% de la humanidad reside en el barrio próspero de la aldea global, mientras que el 80% restante, en un gradiente progresivo de precariedades, se afana en sobrevivir. Y también repito, porque es necesario situarlo en el centro de nuestra conducta cotidiana, que cada día mueren más de 70,000 personas de hambre, en un genocidio de desamparo y de olvido que constituye una auténtica afrenta moral, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares más de 4,000 millones de dólares.
Señores del G-20: hay que cambiar de modelo. Los “globalizadores” han llevado al mundo a una situación en la que, incluso económicamente, que era “lo suyo” (economía de mercado) la situación es gravísima.
Y no se trata sólo de pensar en recortes, mayor austeridad,… sino en que, al traspasarse límites con umbrales mínimos de calidad de vida, al no ofrecer ningún entresijo de esperanza y remedios para el mañana, al no aceptarse la evolución que viene impuesta por la participación ciudadana y la movilización popular gracias a las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, puede, en un momento dado, propiciarse la revolución. La revolución comporta casi siempre violencia. No es deseable, pero se debe advertir claramente que más de 1,000 millones de personas viven hoy situaciones de extrema pobreza, sin acceso al agua potable y la atención sanitaria, de tal modo que la incitación al “basta!” puede llegar a ser inevitable.
En el anuncio del G-20 de Cannes puede leerse: “Nuevo mundo, nuevas ideas”. El nuevo mundo no puede estar representado por los 20 países más ricos, cuyas ideas ya conocemos desde hace tiempo. Es la adversidad la que aguza el ingenio. Son todos los países, y no unos cuantos privilegiados, los que pueden realmente diseñar un nuevo mundo con ideas nuevas.
¿Y qué piden los manifestantes “anti sistema”?. He aquí algunas de sus reivindicaciones, que suscribo plenamente:
. Eliminación de los paraísos fiscales.
. Impuesto sobre las transacciones bancarias, para financiar programas
contra la pobreza.
. Mejor regulación de los mercados.
. Participación popular…
Sí: se trata de volver al “Nosotros, los pueblos”… que de forma tan lúcida establece en su primer párrafo el Preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas. Se trata de, juntos, refundar unas Naciones Unidas en las que la Asamblea General cuente con una nueva composición (50% Estados y el otro 50% de instituciones internacionales, ONG’s, y representación de la sociedad civil) y el Consejo de Seguridad Territorial se amplíe con un Consejo de Seguridad Socio Económica y otro Consejo de Seguridad Medioambiental.
Esto sí que representaría el principio de “un mundo nuevo”, donde “las nuevas ideas” seguramente aparecerían.
La movilización popular, por otra parte, es ahora imparable: a las manifestaciones presenciales se une el inmenso campo del ciberespacio, donde todos los ciudadanos del mundo podrán progresivamente poner de relieve sus opiniones, preferencias, discrepancias…
Hay quienes todavía ponderan las reuniones de los grupos plutocráticos y, concretamente, la del G-20 próximo, para resolver la crisis económica y para la creación de empleo! … cuando lo único que han hecho hasta ahora es establecer un “círculo vicioso” de recortes, disminución de obras públicas, privatización, reducción de efectivos de personal…
Sí: digamos todos “basta”! a los grupos plutocráticos y emprendamos, audazmente, valientemente, la refundación de un eficaz sistema multilateral. Sólo el multilateralismo, incluye a todos. Sólo de este modo podemos imaginar “un mundo mejor”…
Palestina-UNESCO
La UNESCO acaba de dar al mundo una lección magistral de democracia. Ha desoído las presiones y amenazas, absolutamente inadmisibles, de quienes se oponían -¡después de 5 décadas!- al reconocimiento de Palestina como Estado miembro de la Organización y ha respaldado escrupulosamente la voluntad mayoritaria de los países que la integran.
¡Ya era hora! Ya era hora de que Israel se diera cuenta de que el respeto y afecto no se gana por la fuerza y por la influencia y coacción sino por la concertación, la conciliación, la convivencia.
El Presidente Obama había declarado la pertinencia de que los territorios de la Autoridad Palestina fueran reconocidos como Estado. Pero, inmediatamente, la inmensa presión que es capaz de ejercer Israel, con tantos resortes del poder de los Estados Unidos en sus manos, le llevó a cambiar de opinión, aduciendo que era preferible acelerar el proceso de paz…
Y la respuesta de Israel, a través del Primer Ministro Netanyahu fue… ¡más asentamientos en los territorios palestinos! Pocas veces una insolencia de esta naturaleza ha impulsado a tantos países a expresar su apoyo a los afectados por la jactancia.
En la UNESCO, los Estados Unidos invocaban, para asegurar una votación adversa, una ley de 1994, claramente anti-Naciones Unidas, cuando el Presidente Bush padre ejercía en la Casa Blanca, que establece que los Estados Unidos no podrán abonar contribuciones a las instituciones que acepten en su seno a Palestina. ¡Una ley “local”, en el apogeo hegemónico de los Estados Unidos, para modular las decisiones de todos los demás Estados!
Quiero recordar que también fue el Presidente Bush padre quien en 1989 no suscribió –y sigue siendo el único país del mundo sin hacerlo- la Convención de los Derechos del Niño, presentada por UNICEF…
La UNESCO ha sabido poner los puntos sobre las íes. No en vano es la única institución del Sistema de las Naciones Unidas cuya Constitución refiere con precisión que son los “principios democráticos” los que deben guiar la gobernación nacional e internacional.
Estados Unidos, Israel, Alemania, Canadá… tienen que darse cuenta de que el tiempo de la imposición ha concluido, afortunadamente para todos, ellos incluidos. Sepan esto: la gente ha renunciado a resignarse… y la UNESCO ha señalado caminos de futuro.
Da pena y tristeza ver a ciertos países “doblegarse” a las amenazas intolerables de los que preconizaban el “no”. Da pena, mucha pena, ver la reacción de los que, en lugar de aceptar el veredicto de las urnas y facilitar, de una vez, los Acuerdos de Paz, amenazan con construir más asentamientos en los territorios (todavía más… porque, como he indicado, ya habían decidido ampliar las construcciones en los territorios palestinos en cualquier caso) o con no pagar más sus cuotas….
No saben el secreto de la fuerza inmensa de la UNESCO, la Organización intelectual del Sistema: su fuerza no son los dólares, son las ideas, son los ideales.