Hace años (en 1996 aproximadamente) hice esta pregunta, como Director General de la UNESCO, en el curso de una reunión sobre desarrollo en África.
Uno de los presentes había indicado las dificultades que se oponían, por la corrupción, al correcto uso de las ayudas recibidas.
En mi intervención, dije que podía ser cierto en algunos casos y que eran bien conocidos algunos corruptos. Pero añadí que me preocupaban mucho más los corruptores. La cuestión importante es saber quiénes son los propietarios reales y a quienes benefician de verdad los inmensos recursos naturales (oro, diamantes, petróleo, gas, bauxita, coltán, uranio) de África.
No ha cesado la explotación. Unas cuantas empresas multinacionales siguen teniendo en sus manos las fuentes de energía y la riqueza mineral del continente. ¡Otros compran tierras directamente!
La impunidad que existe en el espacio supranacional es total, porque los G-7, G-8 y G-20 no han podido sustituir, quieran reconocerlo o no, a las Naciones Unidas.
Los grandes barcos-tanques de petróleo no cumplen con las disposiciones adecuadas para garantizar que el transporte se efectúa en las debidas condiciones. Y el medio ambiente no se tiene en cuenta, especialmente en la explotación de las minas de oro…
Hace poco leíamos información sobre las minas de uranio de Arlit, en Níger, que surten de mineral a las centrales nucleares francesas, donde la rama magrebí de Al Qaeda secuestró a cinco técnicos franceses de la empresa Areva, una “multinacional estratégica”. El mismo día, en el Golfo de Guinea, secuestraron a dos rehenes más en el campo petrolero de Taddox, filial del grupo chino Sinopec, al que presta servicios marítimos la compañía francesa Bourbon…
Hagamos recuento. Hagamos el mapa real de a quiénes pertenece África en realidad. Descubriremos muchas claves para solucionar los desafíos a los que se enfrenta este continente tan puesto a prueba. Tendremos que cambiar radicalmente. Tendremos que sustituir explotación por cooperación; una economía de especulación y guerra por una economía de desarrollo global sostenible; una gobernación por la plutocracia por una gobernación por unas Naciones Unidas remozadas.
¿Corruptos? ¿Y los corruptores?El poder (financiero, militar, político, tecnológico, mediático) se halla en muy pocas manos. Progresivamente en menos. Pero “los pueblos” no tardarán en movilizarse. No tardarán en expresarse con voz alta, firme. Estamos en los aledaños de una nueva era.