Intolerable
acción militar antes de que los inspectores designados por las Naciones Unidas
dictaminen sobre el uso de las armas químicas en uno de los últimos reductos
rebeldes. Como en Irak, antes de que los inspectores liderados por Hans Blix
indicaran que no habían armas de destrucción masiva, se produjo la
invasión… ¡Lo más trágico de los presentes sucesos es que el Presidente Trump
ha dicho que los misiles que iba a emplear eran “nuevos, bonitos y elegantes”!
¡Es demencial e intolerable! Se arguye con razón contra las armas químicas al
tiempo que se afirma la sinrazón de las atómicas….
El poder
del “gran dominio” (financiero, energético, militar, mediático) está debilitando
uno tras otro los que eran baluartes de la democracia genuina. Y la situación
es tal que el Papa Francisco exclamó el pasado Viernes Santo –sin que haya
tenido el eco que estas palabras merecían- lo que refleja nítidamente la
indignación generalizada de muchos seres humanos: “¡Vergüenza de no haber
tenido vergüenza!”.
Es
apremiante, y todos debemos alzar la voz, reforzar el multilateralismo
democrático. No podemos seguir permitiendo la marginación del Sistema de las
Naciones Unidas que inició el tándem Reagan-Thatcher y que ha conducido, a
través de la detestable gobernanza de los grupos plutocráticos (G6, G7, G8,
G20) a la invasión de Irak basada en la mentira, interminables enfrentamientos
en Siria, Yemen… y a la discrecionalidad dictatorial en países que la
“primavera árabe” soñó mejorar.
Hay que
escuchar bien el hondo sentido de esta síntesis reflexiva y reconducir con
firmeza los rumbos actuales, empezando por Siria, donde en medio de una gran
confusión entre “insurgentes”, terroristas, adictos y discrepantes, ya han
transcurrido siete años sin que las Naciones Unidas hayan podido jugar el papel
que les corresponde, actuando de vez en cuando las “potencias extranjeras” con
acciones bélicas puntuales que nada resuelven, infringen al pueblo sirio un
horroroso e inmerecido calvario y alimentan el sufrimiento y víctimas,
incluyendo a muchos niños y jóvenes. Es atroz. Es horrible pero aleccionador
detenerse un instante y mirar a los ojos de estos niños atrapados en el inmenso
remolino de esta locura guerrera que no sabe controlar la gobernanza
oligárquica, dedicada más bien a los
asuntos financieros y económicos.
En febrero
de 2012 escribí:
“Fue
de
los niños
la
mirada hambrientos,
de
aquel niño afligidos,
de
aquella guerra en
medio de cualquier
la
que cambió guerra.
de
golpe Estoy
seguro
el
rumbo de
que habría
de
mi vida. ya
para siempre paz
Ruego
en
la tierra”.
a
todos
que
miren
los
ojos
Es preciso
y urgente que un gran clamor popular a escala mundial exija el reconocimiento
por parte de todos los países de la Tierra de la autoridad de las Naciones
Unidas debidamente refundadas. Sólo el multilateralismo democrático podría,
todavía, esclarecer los sombríos horizontes actuales.
Ha llegado
el momento de “Nosotros, los pueblos…” que –prematuramente entonces, porque no
podían expresarse- figura en la primera frase de la Carta de las Naciones
Unidas. “Nosotros, los pueblos… hemos resuelto evitar a las generaciones
venideras el horror de la guerra”.
La voz de
los pueblos deviene imprescindible porque los plutócratas y sus acólitos (entre
los que se encuentra España, lamentablemente) se preocupan mucho del uso de la fuerza y no de
la palabra.
La voz de
la gente, que ahora se puede expresar sin cortapisas: ha llegado el momento.