1. ¡Hambre!
Esta es la gran vergüenza colectiva, éste es el gran desafío. Y todos mirando hacia otro lado. Todos sin sentirse diariamente conmovidos por la gran tragedia que viven miles y miles de seres humanos. No me cansaré de repetirlo: estamos al final de un sistema cuyo balance trágico es el gasto de 4.000 millones de dólares diarios en armas e inversiones militares al tiempo que mueren de inanición, desamparo y olvido 70.000 personas, de ellas unos 35.000 niños, la mayoría de edades comprendidas entre cero y cinco años.
Ahora, otra vez, como si se tratara de algo nuevo, los periódicos nos hablan de una situación de extrema precariedad y de hambruna que aflige, especialmente, a los habitantes de los países de África oriental, que tienen que hacer frente a una gran sequía.
Y nosotros… únicamente mirando si sube o baja la bolsa, si nos ponemos de acuerdo o no para hacer frente al “acoso de los mercados”, reclamando más bienestar, … sin decidir un desarme progresivo y centrarnos en nuevas estrategias bélicas para hacer frente a los conflictos de hoy y dejar de vender armas que pertenecen a confrontaciones pretéritas… Nosotros, preocupados por las calificaciones de agencias obedientes a los designios del “gran dominio”…
El caso de Somalia es especialmente intolerable éticamente: se ha dejado que, desde los 80, el país se halle en manos de “señores de la guerra”, abiertos a todos los tráficos y mafias, sin ninguna capacidad de estructuración nacional ni acción que permita avanzar en libertades públicas ni de vertebración de un Estado.
Y es que, quieran o no quieran reconocerlo los que reclaman nuestra atención hacia cosas banales y nos hacen caminar por senderos vecinales en lugar de darnos cuenta de los grandes retos que hoy debemos abordar resueltamente, el G8 y el G20 han fracasado estrepitosamente en su ambición de sustituir las funciones de unas Naciones Unidas respaldadas por el conjunto de los países.
Esto es lo que hay que hacer ahora con urgencia: en un primer paso, acordar, como solución mundial de emergencia, dotar al Sistema de las Naciones Unidas de los recursos humanos, financieros y técnicos necesarios para afrontar los aspectos más urgentes de la actualidad mundial: único interlocutor en conflictos como los de Libia, Yemen, Siria, Afganistán… ; coordinador a escala planetaria de las ayudas intensivas a las zona más afectadas por la pobreza extrema y de las acciones que deben adoptarse frente a las catástrofes naturales o provocadas, poniéndose simultáneamente en práctica medidas inaplazables relativas a la conservación del medio ambiente…
Y, desde ahora, iniciar los cambios necesarios, con el consenso de todos los países y el apoyo incondicional de los más poderosos, para disponer de las “nuevas Naciones Unidas”, realmente unidas, con una Asamblea General que represente a los Estados, a la sociedad civil y a las instituciones internacionales y un Consejo de Seguridad que, además de los conflictos territoriales resuelva los medioambientales y socioeconómicos.
Prioridad, urgencia máxima, compromiso máximo cotidiano de todos, el hambre. Hay que disminuir rápidamente el número de personas que hoy fallecen por una insolidaridad inexplicable y éticamente intolerable. Hay que reducir las armas y la fuerza. Hay que atender a los más menesterosos. Las vergüenzas colectivas requieren acciones colectivas.
2. Secuestro de la política por los mercados
Las reacciones europeas frente al acoso del “gran dominio” reflejan la des-unión europea, las enormes debilidades de la euro zona, y, sobre todo, la incoherencia de algunas de las reacciones: me ha llamado la atención, porque me parece absolutamente inadmisible, que cuando se decide “examinar” a las instituciones bancarias algunos países sólo presenten a examen a los que previsiblemente saldrán mejor calificados. No es tiempo de jugar y de engañarse: o todos o ninguno. Países como España, por lo visto, han hecho una presentación generalizada, frente a otros países en los que han comparecido únicamente los bancos más “aventajados”.
Las normas deben ser iguales para todos. En otro caso seguiremos haciendo el ridículo y, lo que es más triste, seguirán los más débiles, los más vulnerables, pagando unas facturas que no les corresponden.
¿Por qué se ha consentido este examen “parcial”? ¿Por qué se consiente que algunos bancos anuncien que sus directivos ganarán aproximadamente 3 millones de euros al año, es decir, diez veces más que lo que se critica, con razón, a la Presidenta del Fondo Monetario Internacional?
Es necesario un “volantazo”. Es necesario que Europa haga un gran pacto de seriedad, de coherencia, de democracia genuina, de emancipación. Y que tenga sus propios sistemas de seguridad y de evaluación económica y financiera; y que diga, con energía y firmeza, que el tiempo del amilanamiento y de la interferencia y de los “grandes poderes” ha terminado.
3. La avaricia rompe el saco
En los años 90 se sabía muy bien que se estaba produciendo una gran “burbuja” con las TIC. En los años 2000, se sabía igualmente, que era irresponsable seguir incrementando la fantástica “burbuja inmobiliaria”… ¿Por qué no nos alertaron entonces las agencias de calificación? ¿Qué decían entonces el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional?
Cuando veían que, por codicia e irresponsabilidad, se producía una deslocalización productiva desmesurada, y no se tenían en cuenta los derechos humanos ni las condiciones laborales de los países que se convertían en “fábricas del mundo”… ¿por qué no hubo instituciones que alertaran sobre las consecuencias que tendrían, sobre todo para el empleo, estos comportamientos impulsados por los “globalizadores”?
¿Por qué nadie entonces –ni ahora- recomienda moderación y buen sentido a los bonos y retribuciones de directivos, deportistas, …?
La avaricia rompe el saco. Ahora hay que recomponerlo rápidamente. El tiempo para hacerlo como se debe, pacíficamente, no sobra. Ténganlo en cuenta los líderes del mundo. La paciencia de los ciudadanos tiene también límites. Sobre todo cuando la perplejidad y la confusión les atenazan.
4. ¡Medios de comunicación de allí … y de aquí…!
Estos días, todos estamos siguiendo el tropiezo del imperio Murdoch en el Reino Unido. Es una parte importante, ciertamente, del inmenso poder mediático que ha concentrado en sus manos Rupert Murdoch. Se han puesto de manifiesto los métodos absolutamente delictivos utilizados por los medios de comunicación dependientes de su Compañía.
Lo más sobresaliente, lo que no debemos ahora pasar por alto es que se ha puesto de manifiesto, así mismo y sobre todo, hasta qué punto debemos todos revisar, en nuestros países, la fiabilidad de la información que recibimos. Hay un derecho a la libre expresión. Pero también a la información veraz. Cuando contemplamos con espanto lo que sucede actualmente en Inglaterra, volvamos los ojos hacia Norte América… hacia Italia… y, muy especialmente, hacia España.
La desinformación que hoy reciben la mayoría de los españoles, las noticias sesgadas, las interpretaciones partidistas, dan como resultado, junto a unas grandes y frecuentes exhibiciones de espectáculos deportivos que atraen y distraen a una parte considerable de la población, un desconocimiento generalizado de los graves problemas que enfrentamos. Como científico, me gusta insistir en que la realidad no puede cambiarse si no se le conoce en profundidad. El conocimiento que hoy tienen la gran mayoría de los españoles de la realidad tanto local como regional y mundial, es muy escaso, precisamente porque la mayoría de los medios de comunicación, escritos y audiovisuales son, en realidad, “la voz de su amo”.
Hagamos objetivamente el análisis de los periódicos que llegan a nuestras manos, de los canales de la televisión, especialmente los de las comunidades autónomas, de las emisoras de radio… y nos daremos cuenta de que, inmediatamente después de asistir al “espectáculo Murdoch”, debemos reflexionar sobre nuestra propia situación y adoptar las medidas adecuadas, reclamando especialmente antes de los procesos electorales una información fidedigna sobre los problemas a los que debemos hacer frente, conociendo bien las soluciones que proponen los distintos partidos para solucionarlos.
En otro caso, seguiremos como hasta ahora: en “la luna de Valencia”. Nunca mejor dicho…
5. Todos con Palestina
La Liga Árabe ha solicitado el reconocimiento del Estado de Palestina a las Naciones Unidas. Se había prometido al pueblo palestino, tratado de forma tan inclemente, esta “otoñal” consideración y aprobación de sus reivindicaciones.
Todos con Palestina. Todos a favor de un reconocimiento que no debe postergarse una vez más. Después de 60 años largos, ha llegado el momento de reconocer este Estado y , a través de las Naciones Unidas “refundadas”, asegurar la paz y la concordia en el Próximo Oriente.
Todos con Palestina.
Recuerdo cuando Isaac Rabin estuvo a punto de concluir felizmente el proceso de paz, con Yasser Arafat. Le costó la vida.
Como a Anuar El Sadat.
Como a muchos –John F. Kennedy, Robert Kennedy, Martin Luther King, Mahatma Ghandi..- que tuvieron el coraje de hablar de paz cuando resonaban los tambores seculares de la guerra.
Ya es tiempo de incorporar plenamente al Estado Palestino al concierto de naciones y de, entre todos, facilitar, con gran tolerancia, la amistad y convivencia entre entre Israel y Palestina.
Siendo Director General de la UNESCO, dediqué en el recinto del edificio principal de la Organización en París, una plaza, la Plaza de la Tolerancia, a Isaac Rabin.
Que esta tolerancia, que significa el respeto y la aceptación del otro, que significa cambiar la cultura de la violencia y de la fuerza por la de la conciliación y la paz, sea finalmente una realidad.
¡Todos con Palestina!