Desolación en Haití...

martes, 23 de noviembre de 2010

y todo sigue igual: el G-20, la OTAN, el mercado acosando a los políticos...

El terremoto... Y luego, en un mundo armado hasta los dientes pero incapaz de disponer de la tecnología y el personal capacitado para hacer frente a las catástrofes naturales, en un gran servicio conjunto coordinado por las Naciones Unidas, el decaimiento de la asistencia internacional, siempre precario, y ahora, por si fuera poco el sufrimiento inenarrable de este pueblo, una epidemia de cólera.

No puedo observar esta fotografía de una mujer contagiada, desnuda en medio de la calle, imagen de desamparo total, de insolidaridad éticamente aborrecible, sin sentir una profunda repulsión por la "normalidad" con que tienen lugar acontecimientos en el mundo del bienestar, donde los saciados protestan por tener que reducir un poco los límites de su prosperidad; donde los grandes líderes deciden ampliar la maquinaria bélica con los "escudos antimisiles" frente a Irán, que conlleva una mayor inversión todavía en la maquinaria de guerra; donde los cardenales se reunen entre ellos en lugar de hacerlo, con hábitos y zapatos más sencillos, con los fieles progresivamente confusos; donde las instituciones financieras, una vez "rescatadas" con dinero público, siguen condicionando la acción política, guiadas por las leyes del mercado en lugar de hacerlo por la justicia social y los Derechos Humanos; donde el medio ambiente se sigue deteriorando irresponsablemente, sin pensar en las generaciones venideras; donde el poder mediático, concentrado en muy pocas manos favorece la uniformización de la sociedad civil, reducida a ser espectadora impasible y resignada; donde el poder energético no acepta alternativas sostenibles a pesar del visible deterioro de las condiciones de habitabilidad del planeta; donde siguen imperturbables los paraísos fiscales y la desregulación bancaria; donde se siguen oponiendo a los fondos complementarios procedentes de tasas sobre las transacciones electrónicas y las tarjetas de crédito; donde se siguen poniendo reparos, a pesar de haberse demostrado la total ausencia de efecto disuasorio por el precio, a la "legalización" del uso de drogas que terminaría con el terror del narcotráfico; donde la desmesurada industria del entretenimiento impide la movilización ciudadana; donde los grupos plutocráticos siguen "gobernando" al mundo, en lugar de poner a punto unas Naciones Unidas eficaces, dotadas de los recursos personales, técnicos y financieros adecuados; donde...

Todo sigue igual. Con lo que hoy se invierte en armas y gastos militares en 20 días (4.000 millones de dólares al día = 80.000 millones de dólares) podría hacerse frente a la inanición y a la pobreza extrema... y atender debidamente, como se merecen, a nuestros hermanos de Haití vapuleados por múltiples desastres...

Debemos movilizarnos contra este curso aparentemente inexorable de los acontecimientos. Debemos tomar medidas -con los medios de comunicación, con el consumo- que adviertan claramente a los gobernantes que ha llegado el momento de poner en marcha una economía de desarrollo global sostenible en lugar de la actual economía de especulación y guerra; de que ha llegado el momento inaplazable de consolidar las democracias, hoy tan frágiles y vulnerables; de que queremos gobernarnos por un sistema multilateral y no por grupúsculos plutocráticos.

Ha llegado el momento de la gran transición de una cultura de obediencia y silencio, de una cultura de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz.

Hagamos como Forges en sus magníficas viñetas: pongamos a Haití en el centro de nuestra vida cotidiana... porque, al no olvidarnos de Haití no nos olvidamos tampoco de nuestras responsabilidades como ciudadanos plenos. Nunca más súbditos silenciosos.

Es tiempo de acción. "Tiempo de alzarse", como escribió José Ángel Valente.


El 10 de septiembre de 1991, escribí en Puerto Príncipe el siguiente poema:

¿Cómo pudo

consentirse?

¿Cómo pudo

tolerarse

esta miseria,

esta injusticia?

¿Qué conciencia tuvieron,

tenemos hoy,

yo, tú,

nosotros?

Esclavos antes.

Ahora esclavos.

Un día

lograremos

cortar

estas largas

cadenas.

Un día

cambiaremos

el desamor

por cobijo,

y las cañas

por ladrillos.

¿Cómo ha podido consentirse? ¿Cómo seguimos consintiéndolo?

Memoria del pasado para tenerla del futuro

viernes, 19 de noviembre de 2010

Hemos de saber lo que acaeció.

Ahora resulta que al Juez Garzón se le persigue por procurar la "memoria histórica" en España (y se le convierte de golpe en juez mundial) mientras que Argentina debe tomar la delantera en proclamar la justicia universal!.

Durante 35 años, los vencedores tuvieron la oportunidad exclusiva de conocer la realidad, de identificar y anunciar incluso los "muertos por Dios y por España", de beatificarlos cuando correspondía.

¿Cómo oponerse ahora, después de tantos años desde los desventurados sucesos y de más de 30 años de democracia, a que los vencidos puedan hacer lo mismo con sus víctimas? Ya nadie puede invocar riesgos de venganza o de violencia de ningún tipo. Se trata de conseguir, de una vez, la "normalización" ciudadana que permita, todos distintos, cada cual con sus culturas, creencias e ideologías, un "nuevo comienzo" en España.

Sólo si la "memoria histórica" permite equilibrar una situación desgraciadamente tan asimétrica, será posible hacer lo que realmente importa: diseñar juntos el futuro. Me gusta repetir que el por-venir en el que quepan todos, sin exclusión, está por-hacer. Ésta es la auténtica tarea, el gran reto.

Del pasado hay que extraer las lecciones de un devenir a la altura de la grandeza humana.

Memoria del pasado para, desde ahora, tener en el presente buena memoria del futuro.

Pueblo saharaui: ayudarle de verdad

jueves, 18 de noviembre de 2010

Desde hace 35 años el problema del antiguo protectorado español sigue pendiente de solución. El pueblo, como todos los pueblos, sufre las consecuencias de la carencia de un Sistema Internacional dotado de la autoridad necesaria para resolver rápida y eficazmente cuestiones de esta naturaleza.

Lo cierto es que las Naciones Unidas, sobre todo desde el término de la “Guerra Fría” y el principio de la “globalización”, han sido progresivamente marginadas por las grandes potencias, que las han sustituido por grupos integrados por los países más ricos de la Tierra (G-6, G-7, G-8... G-20). Como era de esperar, la gobernación plutocrática a escala mundial ha sido un fracaso enorme tanto desde el punto de vista económico y medioambiental como político y ético.

Se han invadido países sin el acuerdo del Consejo de Seguridad (Kosovo, Irak...) y se ha impedido el normal funcionamiento de la “casa de todos los pueblos”, cuyas Resoluciones han sido reiteradamente ignoradas. Lo mismo ha sucedido con las Sentencias de la Corte Internacional de Justicia.

Israel, arropado indefectiblemente por Norteamérica, ha conseguido hacer vanos todos los intentos de solución de su sexagenario conflicto con Palestina, dificultando con todo tipo de maquinaciones el establecimiento del Estado palestino.

Al igual que Israel en Cisjordania Marruecos ha construido un largo muro en el Sáhara. Y ha impedido a continuación que se alcancen los acuerdos necesarios... que, hay que insistir en ello, únicamente el arbitraje de las Naciones Unidas podría llevar a buen puerto, porque conocen la realidad (mucho más compleja de lo que parece y se empeñan en mostrarnos, con ambiciones geo-estratégicas de países colindantes...) y pueden interpretar correctamente las lógicas aspiraciones del pueblo saharaui sin caer en fórmulas que no beneficiarían en realidad a quienes deben ser los auténticos y únicos beneficiarios de las mismas.

Sólo unas Naciones Unidas dotadas de los recursos de personal, técnicos y financieros precisos tendría la autoridad jurídica y moral para actuar en favor de los pueblos más agraviados. Sólo a estas instancias superiores y plurales corresponde decidir sobre la autonomía, autogobierno, referendum... con la celeridad y rapidez que es necesaria y apremiante.

España, después de la “Marcha Verde” y el contexto en que finalizó el Protectorado, debe fomentar el fortalecimiento del multilateralismo al tiempo que condena enérgicamente el uso de la violencia –el mismo día en que se reunían en Nueva York representantes del Gobierno de Marruecos y del Frente Polosario- así como la prohibición a los medios de comunicación para describir fidedignamente lo que sucedía.

Es lógico y plausible que los ciudadanos españoles muestren su amistad con los saharauis para que, por fin, se resuelva su largo litigio y puedan vivir con dignidad y paz, deslindando, en toda la medida de lo posible, las distintas facetas de una cuestión con múltiples dimensiones. Lo que es ilógico es que los pescadores de aguas revueltas aparezcan entre la muchedumbre cuando nunca hicieron nada para acortar distancias y favorecer procesos, siendo además firmes partidarios en España de un sistema centralista, de un nacionalismo españolista en lugar de federal.

Reaccionemos todos ayudando de verdad al pueblo saharaui a alcanzar justicia, rehuyendo presiones que podrían ensombrecer su futuro en lugar de esclarecerlo. Y, además de gritar en su favor, actuar generosamente y exigir a los gobiernos que promuevan, de forma inmediata y en primer lugar para estos casos que llevan tantos años esperando una solución justa, la adecuada actuación de las Naciones Unidas y de la Corte Internacional de Justicia.

Los “globalizadores” ya han demostrado su completa incapacidad. Ahora debemos pasar del G-20 al G-196!

Incorregibles: mayor privatización, menos Estado...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Pero cuando, por exceso de codicia y falta de regulación, llegan momentos de zozobra -como en noviembre de 2008- es el Estado el que, con fondos públicos, debe correr a socorrerles... para que, luego, ya "revividos" acosen a los empobrecidos "rescatadores", reduciendo la política a los designios del mercado.

El "mercado" -los catalanes sabemos algo de ésto- no existe. Existen los mercaderes, buenos, regulares y malos. A los buenos hay que ayudarles, a los regulares hay que facilitarles que mejores y a los malos, cuando concurren maniobras indevidas y transgresiones, hay que juzgarlos severamente. Admiro a los empresarios y he repetido, como científico, que es preciso "aprender a emprender", ya que el conocimiento debe ser aplicado para el progreso y el bienestar.

Pero considero, al mismo tiempo, que los servicios públicos deben tener siempre el 51% como mínimo asegurado por el Estado (agua, sanidad, educación...).

Han hecho pasar progresivamente los buenos negocios a manos privadas (lo que significa, en muchos casos, a multinacionales), mientras que los malos negocios no apetecidos por el "mercado" siguen perteneciendo al Estado hasta que, eventualmente, se convierten en buenos negocios (como ha sucedido, por ejemplo, con RENFE).

Lo mismo ocurre con los servicios sanitarios y educativos, que sólo deberían ser lucrativos de forma muy limitada y bien regulada. De hecho, en su mayor parte, por fortuna, la seguridad social y la atención médica son gratuitas (aunque sería bueno que los beneficiarios supieran lo que representan las prestaciones que reciben). Y lo mismo sucede con la educación, pilar esencial del mundo distinto que anhelamos (también sería bueno que los padres y, más tarde en la Educación Superior los estudiantes, conocieran el importe de los servicios educativos).


En resumen: los ciudadanos deben ser conscientes de la realidad que viven, deben comparar libremente y tener su propio criterio, para así ser capaces de juzgar de forma apropiada, incluso en medio de la algarabía que los circunda y distrae... y los cantos de sirena.

Cantos que, en poco tiempo, como ha sucedido en el Reino Unido se traduce en matrículas muchos más costosas, por ejemplo. Los "globalizadores" deberían reconocer sus errores y ante una actitud ciudadana muy severa con ellos, por las múltiples crisis a las que nos han conducido, rectificar.

Pero no lo hacen. No lo harán. Son incorregibles.

Aung San Suu Kyi ¿al fin libre?

martes, 16 de noviembre de 2010

¡Qué buena notica ver a la mujer de las alas democráticas, de la restauración de la igual dignidad con todos sus compatriotas, llevando de nuevo las riendas de un luminoso para su bellísimo país!.

¿Se repetirá en Myanmar, en Birmania, el mismo "milagro" de Nelson Mandela? Después de tantos años de cautiverio, de lucidez perseverante, ¿contará Aung San Suu Kyi con las complicidades internas y externas necesarias para dar el viraje histórico que permita a Myanmar salir del oscuro y largo túnel que la Junta Militar ha representado?

En cualquier caso, me llena de esperanza. Y reitero mi admiración profunda a esta gran "dama" del Sureste asiático y del mundo entero.

En mayo de 1988 escribía a Nelson Mandela, en el momento en que cumplía los 70 años, 26 de los cuales en prisión por el único delito de haber nacido con la piel morena:

Ahí estás, aherrojado,

dándonos libertad

a manos llenas.

Queremos hoy que sepas

que nuestras alas

tienen en cada pluma

la marca de tus rejas;

que somos tenaces arrieros

de las intransitadas sendas

que tu cautiverio inspira;

que desde tu celda

liberas y excarcelas

a tanto corazón anclado

en la tibieza,

y rompes con la fuerza

de tu ejemplo

los moldes de pactos,

de acuerdos y consensos

que no supieron

respetar íntegramente

la dignidad de todo hombre

que tus grilletes y cadenas

proclaman y procuran.

Cuatro años más tarde, la Junta Militar impedía a esta gran mujer símbolo de los Derechos Humanos y de la reconciliación, asistir a una reunión del Consejo Ejecutivo de la UNESCO a la que la había convocado. Le escribí este poema el 21 de octubre del año 1992:

Te han impedido

venir

a iluminarnos,

a consolar nuestra espera,

y dar amplitud

y vigor

a nuestras alas;

a inspirar nuestra voz

-nuestro grito quizá,

ya necesario-.

Te han amordazado

y, sin embargo,

tu pulso late hoy

con mayor fuerza

en todo el mundo

(¡No sabían

que no puede

encarcelarse

la sangre del espíritu!)

Estás

tan patente

sin estar,

porque es inútil

anudar y retener

el alto vuelo

de tu ejemplo,

de tu brisa

que invade esta estancia

y la ensancha

y dignifica

hasta el punto

del olvido

de la afrenta

de tu ausencia.

Respiramos hondo

y nos sentimos

desde ahora

indomables

en el mismo

alborear

de un mundo

que tiene tu lágrima de más

pero muchas heridas

aliviadas.

Hoy, Aung San Suu Kyi da "amplitud y vigor a nuestras alas" y nos ayuda a cumplir nuestro deber supremo que, en palabras de Pedro Salinas, es seguir.

Cuando se acepta lo inaceptable. Honduras... luego, Ecuador... ¿Luego?

martes, 2 de noviembre de 2010

El golpe de Estado de Honduras, con todas las situaciones atípicas que se quieran poner como excusa, constituye un antecedente peligrosísimo, porque pone de manifiesto el inmenso poder que retienen los que "mandan desde siempre". Se hizo lo indebido. Se autorizó y desautorizó después a mediadores. Se trivializó el papel fundamental que correspondía a la OEA. Y, por las presiones que han quedado bien patentes en Colombia, los EEUU consintieron "iuxta modum", pero consintieron.

Luego le ha tocado el turno a Ecuador, uno de estos grandes pequeños países que viven con los miedos del pasado tan presentes que la democracia sólo autoriza mandatos de cuatro años, improrrogables, para beneficio de los pescadores en aguas turbias. Es muy difícil enderezar el rumbo tradicional de estos países en tan poco tiempo. Y cuando sale un político con visión y carisma... se intenta, incluso, reducir su mandato, no vaya a ser que realice cambios que no convienen a la inercia secular.

Aviso, pues, "para barcos pesqueros y navegación de cabotaje": reforzar las alianzas intra-continentales y favorecer la transparencia y la información nítida para fortalecer la democracia y sus capacidades de anticipación y reacción. "Únanse, ayúdense", como proclamó hace años Rubén Darío. Estén vigilantes -con la antorcha encendida día y noche- como querían Oswaldo Guayasamín y Miguel Ángel Asturias, porque no aceptarán verse por fin, desposeídos, desprovistos de poder. La democracia es lo que tiene: o se la disfraza a tiempo u ocupa el escenario de tal forma que ya es muy difícil desplazarla.

El Presidente Rafael Correa ha podido sobreponerse a la rebelión de sectores de la policía ecuatoriana que no sólo pretendían derrocarle sino asesinarle. Lo imprescindible ahora, es tratar de desvelar quién hay detrás, quién promueve las revueltas, quiénes, cercanos y lejanos, impulsaron los sucesos de Honduras y ahora de Ecuador.

Deben darse cuenta que el tiempo del dominio y las imposiciones ha concluído. Y que ahora ha llegado el momento de los "pueblos" liberados, permanentemente atentos a los que maquinan desde la sombra, tomando resueltamente las riendas de su destino.

Es inaplazable corregir los desgarros del tejido social, fruto de la oligarquía, incrementados en años recientes por los "globalizadores", que desmantelaron el sector público y concentraron mucho poder en pocas manos. Es inaceptable que un país con una gran riqueza bananera y "camaronera", con petróleo y un formidable atractivo turístico deba ver su economía comprometida por unas cuantas compañías y consorcios multinacionales.

Si no se consigue una consistente evolución -aconsejable especialmente en el país en el que Darwin, en las Islas Galápagos, descubrió el "secreto de la naturaleza"- viene la revolución. Y las acciones golpistas que deben condenarse y contrarrestarse vengan de donde vengan.

Después de diez presidentes en una década y los tres últimos depuestos por asonadas y golpes de Estado, el país requiere ahora reformas en profundidad escuchando a todos pero, en particular, a las clases populares y las notorias comunidades indígenas. Hay que repartir mejor y los que más tienen, de una vez por todas, deben comprender que sólo con una actitud solidaria lograrán una razonable estabilidad para el cumplimiento de sus propios objetivos, pero ya no podrán seguir disfrutando de privilegios, sin agravios, como corresponde a un contexto de justicia y libertades públicas.

La OEA y UNASUR deben adoptar medidas estrictas en defensa de la calidad política de las repúblicas americanas, haciendo ver sin ambages a las oposiciones -sobre todo cuando se trata de militares de trayectorias autoritarias y opacas- que velarán con todos los medios a su alcance para evitar cualquier alteración en el camino de América Latina y El Caribe -después de los amargos años de la "Operación Cóndor"- hacia su emancipación. Una importante fracción del otro mundo posible que anhelamos depende de esta intrépida, imaginativa, plural, consciente de su inmenso potencial, América Latina...