Este es el
título de la I Conferencia de la AEAC (Asociación Española para el Avance de la
Ciencia) que se celebrará los días 5 y 6 de noviembre en Madrid. Ha llegado
el momento –que la irreversibilidad potencial hace apremiante-
de reducir las sombrías tendencias actuales propias de la deriva neoliberal que
ha sustituido el multilateralismo por la plutocracia (grupos G7, G8, G20), ha favorecido
una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra (todos
debemos ser conscientes de que cada día se invierten más de 4000 millones de
dólares en armas y gastos militares al tiempo que mueren de hambre miles de
personas, la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad) y ha desoído
los llamamientos de la comunidad científica para la oportuna adopción de
medidas contra el cambio climático y la puesta en práctica sin dilación de los
ODS ( Objetivos de Desarrollo Sostenible, Agenda 2030) adoptados por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 2015 “para transformar
el mundo”.
Hasta hace
poco, la inmensa mayoría de la humanidad
se hallaba sometida a un poder absoluto masculino que imponía el perverso
adagio de “si quieres la paz, prepara la guerra”. Y los seres humanos,
incapaces de ver más allá de su entorno inmediato, eran obedientes, temerosos,
silenciosos… El “gran dominio” (financiero, energético, militar, mediático) ha
impuesto sus designios y, progresivamente, el supremacismo, la insolidaridad,
la codicia, la indiferencia… se han globalizado.
Ahora, por
fin, podría convertirse en realidad el protagonismo que la primera frase de la Carta de las Naciones
Unidas asigna a “los pueblos”. En 1945 era prematuro: todo fueron Estados y
hombres en lugar de “pueblos”. Pero ahora hace tres décadas que, con la
tecnología digital, los seres humanos saben lo que acontece y, sobre todo, pueden
expresarse libremente. Los pueblos ya tienen voz. Y voz no sólo masculina sino
también femenina porque la mujer, progresivamente, está alcanzando, en total
pie de igualdad, el lugar y el ejercicio de las funciones que le corresponden.
La sociedad
ya se halla ahora facultada para tomar en sus manos las riendas del destino
común y hacerlo con la fuerza de la razón y no con la razón de la fuerza, con
la fuerza de la palabra, germinando la cultura de paz en donde siempre lo hizo
la cultura de la guerra, y favoreciendo la solidaridad, las manos abiertas y
nunca más alzadas ni armadas.
Ahora ya
podemos unir las voces y hacer frente al “gran dominio” con inmensos clamores
populares, tanto presenciales como, particularmente, en el ciberespacio. El
silencio puede ahora convertirse en el cómplice de la inacción y de la
degradación de la calidad de vida. Delito de silencio. Corresponde a las
comunidades académica, científica, artística, literaria, intelectual en suma,
liderar la movilización ciudadana y llevar a cabo, antes de que sea demasiado
tarde, los cambios radicales que son exigibles. Es urgente el mayor número
posible de entidades en este Acuerdo para favorecer esta inflexión que, de otro
modo, no tendrá lugar. El texto completo del Manifiesto puede hallarse en https://aeac.science/pacto2019/ .
Con mucha dificultad –por el cambio abrupto que representa-
la gente se ha ido dando cuenta de que los retos globales requieren respuestas
globales y, con mayor dificultad todavía si cabe, de la irrelevancia
cuantitativa de la mayoría de países y asociaciones regionales que, como
sucedió en Europa hace unos años, pueden representar, no obstante, un gran
valor cualitativo (democracia, derechos humanos universales, solidaridad,
fomento de la ciencia y la innovación…).
Es inaplazable un nuevo concepto de seguridad que atienda no
sólo a la defensa de los territorios sino de las necesidades básicas de los
seres humanos que los habitan (alimentación, agua potable, servicios de salud,
cuidado del medioambiente, educación). Y un nuevo concepto de trabajo que dé
servicio a la sociedad en su conjunto, de tal modo que el progreso científico
no actúe en detrimento sino muy a favor de la dignidad de cada ser humano.
Los tiempos actuales se caracterizan por ser convulsos y
llenos de sobresaltos. La crispación se contagia y el nivel de autocontrol
disminuye. La espiral de protesta se acelera porque representan a sociedades
progresivamente conscientes que se movilizan porque aspiran a otro nivel de
vida, a otro estilo de vida y a otro futuro. En especial se han movilizado los
jóvenes ante la urgencia de medidas que mitiguen el cambio climático, y también
las mujeres reclamando igualdad y más oportunidades de ser protagonistas de la
historia.
La ciencia
debe ayudar al ciudadano para que no quede a merced de unos grandes consorcios
internacionales y de unos pocos gobiernos. El difícil equilibrio radica en cómo
gestionar social y éticamente la ¿inevitable? Globalización.
Es
imprescindible no confundir educación con capacitación, conocimiento con
información e información con noticia. Es, pues, preciso, verificar bien las
informaciones tan rápidamente asequibles en la actualidad, para que, en breve
plazo, la humanidad sea capaz de que sean los conocimientos y no los intereses
los que orienten la brújula del mañana.
Hace un año y medio, un grupo de científicos y
ciudadanos creamos la Asociación para el Avance de la Ciencia, AEAC, como un
movimiento cívico que plantea la aplicación del método científico al análisis
de la realidad y de los retos globales que tiene planteados esta generación. En
la conferencia que se va a celebrar próximamente, se plantean temas como: ¿de
qué forma actuar frente a la emergencia climática?; la dinámica / equilibrio
ciudades y el medio rural; servicios sanitarios de calidad como gran prioridad…
Deseamos
unirnos a la mayor brevedad posible con
otras asociaciones y federaciones nacionales e internacionales para, bien
unidos y concertados, poder reaccionar a tiempo y favorecer el “cambio
de rumbo y nave”, como tan lúcidamente recomendó José Luis Sampedro.
Invitamos a
todos a unirse a este movimiento ciencia-sociedad que nos permitirá alinearnos
con los Objetivos de Desarrollo Sostenible patrocinados por la ONU como
esenciales si queremos transmitir a nuestros descendientes un futuro mejor que
nuestro presente.
Ver en el siguiente enlace: https://aeac.science/presentacion-federico-mayor-cys/
2 comentarios
Acabo de hacerme socio de AEAC. Un abrazo
8 de noviembre de 2019, 20:57En mi opinión leer el tarot si es bueno, ya que nos muestra nuestro destino, saber de las personas que nos rodean y tener en cuenta lo que piensan de nosotros y las vibras que nos tienen. Me gustaría que me brinden información sobre el tetragramaton, una palabra que he encontrado en muchos libros pero no sé a que sé refiere.
22 de enero de 2020, 19:24Publicar un comentario