Hay propuestas que, con el tiempo, permanecen de actualidad e incluso se hacen más urgentes.
He releído los “cuatro contratos” que propuse en el libro “Un mundo nuevo”, publicado en el año 2000 cuando terminaba mis funciones como Director General de la UNESCO. Conté con un excelente grupo de información y prospectiva coordinado por Jêrome Bindé. Tenía entonces, como tengo ahora, la seguridad de que se iniciaría, con el siglo y el milenio, una nueva era en que la humanidad –todos los seres humanos y no sólo unos cuantos privilegiados- podría vivir plenamente el misterio de la existencia humana, capaz de crear, de pensar, de anticiparse.
La solución está en medidas políticas, porque los políticos, en democracias genuinas, tienen que reflejar el clamor del pueblo. Por eso es tan preocupante que, en la actualidad, tras haberse cometido el gravísimo error de sustituir los principios éticos fundamentales por las leyes del mercado, fueran éstos los que acosan a los políticos de tal modo que, como ha sucedido en Grecia e Italia, son quienes designan a los gobiernos en lugar de las urnas.
La solución, no me canso de repetirlo, está en observar los principios democráticos, que con tanta precisión y lucidez establece la Constitución de la UNESCO, a escala personal, nacional y mundial. Actualmente estamos comprobando en la Unión Europea que las democracias, aunque observen las apropiadas separaciones de poder, ven disminuida o incluso anulada su capacidad de actuación porque, a escala mundial, no son las Naciones Unidas “democráticas” que integraban a todos los países de la Tierra sino un grupo de 7, 8 o 20 Estados prósperos los que han intentado, con el fracaso que era previsible, dirigir la gobernación planetaria.
Los problemas mundiales requieren, está muy claro, una institución mundial, por lo que será preciso, con apremio, refundar un Sistema de Naciones Unidas que esté a la altura de las circunstancias y pueda hacer frente a los grandes y complejos desafíos del momento.
Los cuatro contratos que proponía para un mundo nuevo eran los siguientes:
-Un nuevo contrato social. Incluía las tendencias en la población, la pobreza y la marginación; cambiar la ciudad, cambiar de forma de vivir; el porvenir de los transportes urbanos; la lucha contra el consumo de drogas y el narcotráfico;… Los objetivos eran la paz y la justicia, ingredientes indispensables para un desarrollo sostenible que asegure la igual dignidad de todos los seres humanos.
-Nuevo contrato natural. Abordaba los temas propios de la calidad del medio ambiente; ciencia; desarrollo sostenible; desertificación; las fuentes de alimentación y energéticas; … de tal manera que fuera posible la sustitución de una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra en una economía basada en un desarrollo que garantizara la habitabilidad de la Tierra a las generaciones venideras. El compromiso intergeneracional es uno de los ejes que debe guiar nuestro comportamiento cotidiano.
-Nuevo contrato cultural: de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Abordaba la revolución de las nuevas tecnologías; el futuro del libro y la lectura; el valor patrimonial mundial de las lenguas y la educación en el horizonte del año 2020. Queda claro que se trata de contribuir a la formación de ciudadanos que actúen en virtud de sus propias reflexiones, que sean “libres y responsables”, como se refiere a las personas educadas el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO.
-Nuevo contrato ético. Dentro de este capítulo junto a los “dividendos de la paz”, la seguridad planetaria y el Sistema de las Naciones Unidas, se trataba también de una manera especial, por la deuda contraída durante siglos con la raza negra, de las especiales necesidades de África, que siempre compensa con su sabiduría y creatividad los intercambios que puedan efectuarse para su desarrollo socioeconómico y plena emancipación. Este importantísimo capítulo termina con el estudio socialmente importante para este por-venir que está por-hacer, que requieren con urgencia la transición desde una cultura secular de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz.
La gran transición de la fuerza a la palabra. De la mano armada a la mano tendida.
Al final de cada capítulo se proponen soluciones concretas, basadas en la movilización popular, en la implicación personal, en expresarse libremente, en dejar de ser súbdito para “dirigir la propia vida”.
Todas las acciones que se proponen requieren ineludiblemente un contexto democrático, como ya se ha indicado, a escala personal, local y global. Es imprescindible volver a situar los valores –¡no los bursátiles!- en el centro de nuestra vida cotidiana. Y promover un inmenso clamor popular en favor de la igual dignidad humana y para encarar adecuadamente los desafíos que, juntos, podemos superar.
Ha llegado el momento de la ciudadanía mundial, de la convivencia sin fronteras, de compartir bienes, conocimientos y experiencia…
Con un Sistema multilateral reformado, necesitamos poner en práctica los cuatro contratos mencionados. Estoy seguro que daríamos un paso muy importante hacia el mundo nuevo que soñamos y que las jóvenes generaciones merecen.
He releído los “cuatro contratos” que propuse en el libro “Un mundo nuevo”, publicado en el año 2000 cuando terminaba mis funciones como Director General de la UNESCO. Conté con un excelente grupo de información y prospectiva coordinado por Jêrome Bindé. Tenía entonces, como tengo ahora, la seguridad de que se iniciaría, con el siglo y el milenio, una nueva era en que la humanidad –todos los seres humanos y no sólo unos cuantos privilegiados- podría vivir plenamente el misterio de la existencia humana, capaz de crear, de pensar, de anticiparse.
La solución está en medidas políticas, porque los políticos, en democracias genuinas, tienen que reflejar el clamor del pueblo. Por eso es tan preocupante que, en la actualidad, tras haberse cometido el gravísimo error de sustituir los principios éticos fundamentales por las leyes del mercado, fueran éstos los que acosan a los políticos de tal modo que, como ha sucedido en Grecia e Italia, son quienes designan a los gobiernos en lugar de las urnas.
La solución, no me canso de repetirlo, está en observar los principios democráticos, que con tanta precisión y lucidez establece la Constitución de la UNESCO, a escala personal, nacional y mundial. Actualmente estamos comprobando en la Unión Europea que las democracias, aunque observen las apropiadas separaciones de poder, ven disminuida o incluso anulada su capacidad de actuación porque, a escala mundial, no son las Naciones Unidas “democráticas” que integraban a todos los países de la Tierra sino un grupo de 7, 8 o 20 Estados prósperos los que han intentado, con el fracaso que era previsible, dirigir la gobernación planetaria.
Los problemas mundiales requieren, está muy claro, una institución mundial, por lo que será preciso, con apremio, refundar un Sistema de Naciones Unidas que esté a la altura de las circunstancias y pueda hacer frente a los grandes y complejos desafíos del momento.
Los cuatro contratos que proponía para un mundo nuevo eran los siguientes:
-Un nuevo contrato social. Incluía las tendencias en la población, la pobreza y la marginación; cambiar la ciudad, cambiar de forma de vivir; el porvenir de los transportes urbanos; la lucha contra el consumo de drogas y el narcotráfico;… Los objetivos eran la paz y la justicia, ingredientes indispensables para un desarrollo sostenible que asegure la igual dignidad de todos los seres humanos.
-Nuevo contrato natural. Abordaba los temas propios de la calidad del medio ambiente; ciencia; desarrollo sostenible; desertificación; las fuentes de alimentación y energéticas; … de tal manera que fuera posible la sustitución de una economía basada en la especulación, la deslocalización productiva y la guerra en una economía basada en un desarrollo que garantizara la habitabilidad de la Tierra a las generaciones venideras. El compromiso intergeneracional es uno de los ejes que debe guiar nuestro comportamiento cotidiano.
-Nuevo contrato cultural: de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Abordaba la revolución de las nuevas tecnologías; el futuro del libro y la lectura; el valor patrimonial mundial de las lenguas y la educación en el horizonte del año 2020. Queda claro que se trata de contribuir a la formación de ciudadanos que actúen en virtud de sus propias reflexiones, que sean “libres y responsables”, como se refiere a las personas educadas el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO.
-Nuevo contrato ético. Dentro de este capítulo junto a los “dividendos de la paz”, la seguridad planetaria y el Sistema de las Naciones Unidas, se trataba también de una manera especial, por la deuda contraída durante siglos con la raza negra, de las especiales necesidades de África, que siempre compensa con su sabiduría y creatividad los intercambios que puedan efectuarse para su desarrollo socioeconómico y plena emancipación. Este importantísimo capítulo termina con el estudio socialmente importante para este por-venir que está por-hacer, que requieren con urgencia la transición desde una cultura secular de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz.
La gran transición de la fuerza a la palabra. De la mano armada a la mano tendida.
Al final de cada capítulo se proponen soluciones concretas, basadas en la movilización popular, en la implicación personal, en expresarse libremente, en dejar de ser súbdito para “dirigir la propia vida”.
Todas las acciones que se proponen requieren ineludiblemente un contexto democrático, como ya se ha indicado, a escala personal, local y global. Es imprescindible volver a situar los valores –¡no los bursátiles!- en el centro de nuestra vida cotidiana. Y promover un inmenso clamor popular en favor de la igual dignidad humana y para encarar adecuadamente los desafíos que, juntos, podemos superar.
Ha llegado el momento de la ciudadanía mundial, de la convivencia sin fronteras, de compartir bienes, conocimientos y experiencia…
Con un Sistema multilateral reformado, necesitamos poner en práctica los cuatro contratos mencionados. Estoy seguro que daríamos un paso muy importante hacia el mundo nuevo que soñamos y que las jóvenes generaciones merecen.
10 comentarios
Cada día que pasa es más urgente poner en marcha estos contratos que Ud. propone, escuetos pero contundentes. El problema es trasladar a la conciencia de los políticos su necesidad imperiosa y con carácter mundial. No veo otro medio posible para ello que encabezaran este tipo de iniciativas organismos como la ONU, pero éste se encuentra fuertemente lastrado sobre todo con el derecho a Veto de los países más poderosos. ¿Hay que reinventar la ONU?
28 de marzo de 2012, 14:36Para avanzar en estos cuatro contratos...
29 de marzo de 2012, 10:55(de su escrito en el País) Sería ahora oportuno proclamar una Declaración Universal de la Democracia, único contexto en el que podrían ponerse plenamente en práctica los Derechos Humanos. Solo de esta manera podrán realizarse las grandes transiciones pendientes: de una economía
de especulación, deslocalización y guerra a una economía de desarrollo global sostenible. De una cultura de imposición, dominio y violencia, a una cultura de encuentro, diálogo, conciliación,
alianza y paz.
Seria algo similar a lo que hemos hablado algunas veces: "declarar el inicio de la Era Global" por parte de toda la Humanidad... com podria hacerse realidad semejante evento capaz de desarrollar una energia humana de cooperación sin precedentes?
Aún hallándome completamente de acuerdo con su propuesta me atrevo a sugerirle incorporar un contrato más que se refiera a los Deberes Humanos porque creo que la humanidad ha abundado en la propuesta de Derechos y olvidado que todo derecho requiere la contrapartida de un deber ¿o me equivoco?
31 de marzo de 2012, 22:50Enfocados a un nuevo New deal verde en Europa ?
2 de abril de 2012, 10:59Enfocar España hacia la innovación, la educación, la ciencia (ya seria hora)...Indices de innovación: http://www.networkedreadiness.com/gii/GII%20COMPLETE_PRINTWEB.pdf
Cuanta razón la de Federico Mayor. Los que gobiernan el mundo no quieren aceptar que acabó el tiempo de silencio y vasallismo, que nuestras voces son firmes, que ansiamos dibujar el futuro aunque sea desde la incertidumbre. Sí sabemos lo que NO queremos ni aceptaremos y somos, muchos más de los que imaginan, quienes trabajamos en el empeño.
2 de abril de 2012, 11:10Porque somos dueños de nuestras acciones y queremos serlo de nuestras vidas Derechos y Deberes. Gracias por compartir con nosotros tus conocimientos, tus desvelos.
¿Y qué nos dice del contrato de género? Más allá de la igualdad de mujeres y hombres, el contrato de género supondría revisar la estructura social basada en las dicotomía: trabajo remunerado / trabajo no remunerado; esfera privada / esfera pública; cuestión política / cuestión personal; etc. El nuevo contrato de género pone en tela de juicio los cimientos de la actual concepción de la economía así como el propio concepto de libertad.
2 de abril de 2012, 12:19Me ronda en mis pensamientos como se puede demostrar la insatisfaccion a el orden economico establecido que a raiz de la crisis margina cada vez a mas gente y propongo a quien me quiera escuchar y unirse que sumemos voluntades para designar un dia al año señalado como el dia de "La dignidad Humana Universal"
6 de abril de 2012, 11:19y que ese dia por ejemplo el 5/5 se invite a la rebelion mas multitudinaria y pacifica jamas realizada una huelga de brazos caidos mundial que se transforme en una negativa contundente a esta politicas economicas que persiguen equilibrar indices macroeconomicos sin importarles en lo mas minimo cuantos seres humanos como tu y como yo quedamos en el camino
Facebook Dignidad de los pobres Sumate intentemos algo por todos y para todos
abolicion de la guerra este siglo.
22 de mayo de 2012, 0:52Desmantelamiento nuclear del 5% para convencer a Iran
That was a VERY interesting one! Seriously interesting.
2 de agosto de 2018, 11:02Amazing Article Seriously!
12 de octubre de 2021, 22:56Publicar un comentario