Le tengo una especial admiración. Es un maestro universal del arte literario. Pero le profeso también una especial gratitud porque me ayudó mucho a fomentar la cultura y el arte cuando era Director General de la Unesco y, como los buenos maestros, me ayudó a saber mirar.
Recuerdo un día en La Habana, cuando visité la Escuela Internacional de Cine y Televisión. Al llegar, estaba escuchando el argumento de una película que le exponía azorada una alumna colombiana: la protagonista observaba durante horas y horas lo que sucedía en la casa de enfrente, pero estaba convencida de que sólo podría cruzar la calle cuando lloviera tanto que pudiera hacerlo a través del agua. Al fin un día llovió de tal modo que pudo cruzar... pero se dio cuenta entonces que lo que le interesaba de verdad era saber quién era "la mujer de enfrente", es decir, ella misma... Al concluir su exposición, Gabriel dijo que le gustaba pero que le recomendaba que leyera la obra de una escritora argentina que tenía un argumento parecido. Contrariada, la futura cineasta exclamó: "¡Le aseguro que no he plagiado!" Gabo contestó con una amplia sonrisa: "No tengo la menor duda, pero tienes que pensar que según los ingleses solo hay una docena de variantes del drama. Y los ingleses son muy exagerados: en realidad solo hay dos: el amor y la muerte".
Otro día, en Cartagena de Indias, cerca de su casa en un pequeño bar al que solía ir Gabriel le pregunté: ¿"De dónde sacas estas historias fabulosas, estos personajes insólitos, estos lugares recónditos"?. Me contestó pausadamente: "Pues vengo aquí y tomo nota de lo que cuentan los clientes. Al escucharlos me inspiran perfiles y aconteceres tan desorbitados que tengo que "reducir" con frecuencia lo que sucede en la vida real"...
Querido "Grabiel": Tú que me decías un día en la Unesco que había una palabra, la "eternidad", que te conturbaba en extremo "porque es excesivamente larga"...
Tus reflexiones, tus mensajes, tus personajes... permanecerán muchos siglos porque ya son historia. Eres de los pocos seres humanos que no mueren, que se ausentan tan sólo, que la estela luminosa de su obra permanece siempre (¿...es siempre igual a eterno?, porque ambos términos significan lo que no tiene fin... pero "siempre " es menos enfático, es un "sin fin" más sencillo)...
Quiero reiterarte mi profundo reconocimiento por la ayuda que me prestaste, con Carlos Fuentes, para organizar la Cumbre del Pensamiento en América Latina..., para la puesta en práctica del programa "Demos"... y para rendir el primer homenaje público a Rigoberta Menchú cuando algunos "ladinos" recalcitrantes seguían sin comprender por qué se había concedido el Premio Nobel a una indígena.
Gabriel García Márquez, excelente periodista, fue un genial literato porque antes había sido un genial narrador. Sólo si se ha sabido describir bien se puede escribir mejor.
Ha fallecido una persona excepcional. Pero permanece en cada uno de nosotros. Se alojará, para que todos podamos ir a verle, en Macondo. Era "su pueblo". Ahora ya es, para siempre (!), el de la humanidad entera.
1 comentario
Tengo fotos de aquel día en la Escuela de la Habana.
21 de abril de 2014, 20:11Soy Arturo Rodríguez.
holaholaarturo@gmail.com.
Podemos hablar si usted quiere.
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