¡No puede ser! No puede ser que el "mundo desarrollado" siga protegiendo su seguridad rodeándose de caza-bombarderos y sofisticados cohetes... sin reparar en los seres humanos (el 80%!) que viven en condiciones abyectas y padecen enfermedades "lejanas"...
Pero ahora resulta -como venían alertando desoídos vigías de la ciencia y la medicina- que "lo lejano", "lo del tercer mundo" puede estar cerca y perturbar la vida de los mercaderes.
Europa, cuenta que cuenta, es incapaz de ver más allá de sus intereses cortoplacistas. Ahora reaccionará por miedo porque no ha sabido hacerlo por capacidad prospectiva ni por justicia distributiva.
Europa, ¡reacciona!. Menos OTAN, menos misiles y más atención a la salud, a la investigación. ¡Grandes fortunas del mundo, reaccionad porque podéis ayudar todavía a recomponer y enderezar los torcidos rumbos actuales y porque, siempre es bueno recordarlo, "las mortajas no tienen bolsillos"!
A ver si, de una vez, dejamos de malgastar los recursos de todos para la supremacía de unos cuantos, y podemos ocuparnos de tantos seres humanos que mueren de enfermedades que habrían podido tratarse o evitarse con la debida investigación; seres que fallecen de hambre y marginación y que, en lugar de cooperación para un desarrollo humano, son vilmente explotados, por lo que muchos deben abandonar sus tierras de origen; seres humanos que sufren los horrendos ataques de fanáticos que sólo una gobernación mundial basada en el multilateralismo democrático podría eficaz y oportunamente contrarrestar y prevenir.
Es apremiante un cambio radical, una inflexión que, por primera vez en la historia contará -lo quieran o no los poderes tradicionales- con la imprescindible colaboración ciudadana. Pasar de una cultura de imposición y violencia a una cultura de diálogo y conciliación es ya posible.
Aprendamos, antes de que sea demasiado tarde, lecciones como las que el virus del Ébola nos enseña hoy. El mejor remordimiento es actuar en lo sucesivo. "Sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena" dice el refrán. Pues ahora truena, y fuerte. Dejen de armarse -China, Japón...-; dejen de gobernar por los "Ibex"; dejen de observar el mundo a través de los cristales empañados de dinero;... Inviertan en desarrollo humano para que nadie se vea forzado a abandonar sus lugares de origen. Inviertan en educación, que es la base insustituible de una vida digna. Inviertan en investigación y en atención sanitaria...
Y escuchen la voz del pueblo. Democracia -me gusta insistir en ello- no es contar de vez en cuando a los ciudadanos en las urnas es asegurar que los ciudadanos cuentan, que son tenidos en cuenta.
No olviden que no hay "países lejanos" sino seres humanos invisibles e inadvertidos. Ya están más cerca. Quizás muy cerca. Ténganlo presente permanentemente.
1 comentario
cuanta verdad en tan pocas palabras.
18 de agosto de 2014, 18:04Publicar un comentario