convocada por el Secretario General de las Naciones
Unidas, que tendrá lugar el próximo día 23 de septiembre en Nueva York. El
Informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) no deja
lugar a dudas: “Para evitar que el aumento de la temperatura del planeta supere
1,5 grados centígrados respecto a la era pre industrial, será necesario reducir
las emisiones globales de dióxido de carbono en un 45% para 2030”. Todo
dependerá de la capacidad que tengamos los seres humanos para dejar de ser
espectadores impasibles e irresponsables a ser actores, a demostrar con nuestro
comportamiento cotidiano que somos conscientes del desastre que supondría para
nuestros descendientes seguir mirando hacia otro lado.
No es el Presidente Trump ni son los mandamases de
los grandes consorcios globales, ni los billonarios de la mano opaca los que
deben seguir en el timón de la gobernanza mundial. Somos, por primera vez en la historia,
“Nosotros, los pueblos” como expresa la primera frase de la Carta de las
Naciones Unidas. Ahora ya podemos manifestarnos libremente, ya tenemos voz. Ahora
ya somos mujer y hombre, ya hemos comprendido la igual dignidad de todos los
seres humanos, sea cual sea su género, su etnia, su ideología, su creencia…
Ahora ya no
podemos seguir dependiendo de gobernantes amilanados, cuando debemos hacer
frente a amenazas globales potencialmente irreversibles.
Ahora son, por fin, “los pueblos”, en los que la
mujer y la juventud tendrán un papel relevante, quienes llevarán a cabo, una inflexión tanto
tiempo imposibilitada por el poder
absoluto masculino. Ahora, por fin, grandes clamores populares, presenciales y
en el ciberespacio, para decirle al “gran dominio” (militar, energético, financiero,
mediático) que el tiempo del silencio y la sumisión ha concluido, que no habrá más poder que la voluntad de la
gente amenazada y comprometida, reforzando y poniendo a punto el Sistema de
Naciones Unidas para el pleno ejercicio de un multilateralismo democrático a
escala planetaria.
Esta es la solución en los presentes albores de siglo y de milenio tan
sombríos, que pueden todavía esclarecerse si, en poco tiempo, la humanidad es
capaz de inventar un futuro distinto al que procuran los grupos plutocráticos
neoliberales (G7, G8, G20) y quienes, olvidando lecciones de la historia que
deberían de ser inolvidables, promueven el supremacismo, el racismo, el
dogmatismo, el fanatismo…
Atentos, pues, a las conclusiones de la Cumbre Climática. Atentos a las
Naciones Unidas. Es tiempo de acción.
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