He escrito
mucho, desde hace tiempo, sobre este auténtico apremio mundial. Tengo previsto
publicar en los próximos días algunos aspectos adicionales sobre este tema.
Pero hoy creo que debo insistir en la necesidad inaplazable de una “convocatoria
extraordinaria” para poder hacer frente a una serie de retos que, de otra
manera, podrían ensombrecer todavía más los horizontes actuales.
Me voy a
limitar a trasladar a este Blog algunos titulares de la prensa (“El País”) del
viernes 31 de agosto, que considero que tendrían que inducir un clamor popular
global en favor de la eliminación inmediata de los grupos plutocráticos (G8 y
G20) y la revitalización –refundación- de las Naciones Unidas. En otro caso, la
debacle política, económica y ética mundial se hará inevitable. Es imposible
aducir que debemos esperar a que gane Obama –desde luego, si pierde sería
horrible- o a que conserve el poder la señora Merkel, o que el Presidente
Hollande se mantenga firme en el cumplimiento de sus promesas electorales.
He aquí
algunos de los títulos a los que me refería: “Egipto incita a la rebelión en
Siria en la Cumbre de Teherán”; “Ban Ki Moon exigen en Teherán que cumpla con
la ONU para evitar la guerra”; “El Consejo de Seguridad, bloqueado”; “La ONU
alerta sobre los avances del programa nuclear iraní”; “Los ataques de
infiltrados en las fuerzas afganas golpean la retirada de la OTAN”; “Sudáfrica
procesa a los mineros con las leyes del apartheid”;
“El Amazonas se tiñe de sangre” (matanza de decenas de nativos yanomami en la
selva venezolana); “Un gran negocio bajo el mar: explotación de los fondos
marinos” (Europa prepara un mapa detallado que dé acceso a mineras,
farmacéuticas y energéticas); …
Ya ven: sin
una reunión extraordinaria y la urgente designación de unos “representantes de
todos los países” que fueran capaces de rápidamente proponer fórmulas
apropiadas para cada uno de estos retos, en poco tiempo podría producirse el
enorme disparate, absolutamente inmoral como fue el de Irak, de la invasión de
Irán, o dejar que se sigan violando los derechos más elementales tanto en
poblaciones indígenas o en quienes trabajan en explotaciones mineras en manos
de multinacionales que no velan, precisamente, por las condiciones de trabajo
ni medioambientales… Seguirá sin solución el drama sirio. Afganistán seguirá
produciendo el 90% de la heroína que se consume en el planeta…
La
sustitución de la justicia social por los “mercados” para orientar la economía
ha sido un terrible fracaso. Como lo ha sido la sustitución de las Naciones
Unidas por grupos plutocráticos. Ha llegado el momento de enmendar rápidamente
unas tendencias que podrían conducir, si no se atajan decidida y lúcidamente, a
una auténtica debacle a escala global.
3 comentarios
El poder del crimen económico organizado es de tal envergadura que será difícil llevar a buen término la imprescindible primacía de las Naciones Unidas. Son ellos quienes controlan los gobiernos.
3 de septiembre de 2012, 23:13Hubo quien dijo que era mejor no explicar mediante la maldad aquello que puede explicar la estupidez. Sin embargo, eso supone atribuir a la maldad una sensatez de la que siempre ha demostrado carecer.
Resulta difícil saber cual de las dos predomina en el gobierno de nuestro mundo.
Estoy totalmente de acuerdo y pongo mi granito de arena de apoyo a este planteamiento.
4 de septiembre de 2012, 15:32Pero los Mercados no van a reconocer su fracaso e intentarán, a sangre y fuego, sobrevivir y crecer.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo, pero, tal como están las cosas en estos momentos, creo imposible que la ONU alcance la autoridad que necesita, no hay más que pensar en lo que sucedió en Río+20.
4 de septiembre de 2012, 18:52La única solución que veo es decidida intervención de la sociedad civil. Solución,que, no obstante, veo todavía lejana.De todas formas, cuente con mi apoyo.
Un saludo
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