Se ha comentado estos días que en los últimos veinte años casi un 1000 millones de personas “han salido del umbral de la pobreza extrema”.
Quedan otros 1000 millones viviendo en condiciones de gran indigencia… y la mayoría de los que nazcan lo harán en zonas de extraordinarias precariedades.
Eso sí, se seguirán invirtiendo inmensas cantidades en gastos militares y armamento, porque “garantizar la seguridad es lo primero”.
China es la gran protagonista de estos “avances”… pero, ¿qué se entiende por “sacar de la miseria”? ¿asegurar que no se muere de inanición? Es necesario repetir una y otra vez a los poderosos que no se trata del derecho a la vida… sino a una vida digna, de tal modo que todos los seres humanos puedan ejercer plenamente las facultades distintivas –¡pensar, imaginar, anticiparse, crear!- de nuestra especie.
Es, pues, apremiante pasar del PIB, que tan bien conocen los más prósperos, en cuyas manos se concentra en gran medida, al FIB, es decir, del “producto interior”, en términos dinerarios y mercantiles, a la “felicidad interior”, en un contexto de convivencia apacible, sin desigualdades ni asimetrías intolerables, en el que cada uno pueda ser “libre y responsable”, como se establece en la inigualable definición de educación que figura en el artículo 1º de la Constitución de la UNESCO.
Para ello son precisas varias transiciones:
- De una gobernación mundial de grupos plutocráticos (G7, G8,…) de diseño neoliberal, basados en las leyes del mercado, a unas Naciones Unidas refundadas, fundamentadas en los “principios democráticos” universales.
- De una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra a una economía de desarrollo global sostenible y humano, en que se atienda a las grandes prioridades mundiales: alimentación; agua; sanidad; medio ambiente; educación; paz.
- De una cultura de imposición, dominio y violencia a una cultura de diálogo, conciliación, alianza y paz.
- De la fuerza a la palabra.
Ya en Butan y en algunos Estados de Brasil se está ensayando la fórmula: FIB en lugar de PIB.
En pocos años será realidad porque los del PIB cada vez serán menos y los del FIB cada vez serán más. Porque, pacífica pero firmemente, los “pueblos” pueden ahora ya expresarse libremente. Porque en el ciberespacio la movilización de los que, como John Lennon, quieren el FIB, quieren ser felices y no, aunque estén bien comidos, vasallos de un sistema en el que son simples números, consumidores y operarios anónimos, invisibles, será imparable.
En pocos años, !muera el PIB y viva el FIB!
5 comentarios
Totalmente de acuerdo.
18 de junio de 2013, 15:59No se puede estar creciendo al 2, 3... 5% toda la vida.
Y además... ¿Para qué?
Un abrazo.
Ojalá se cambiase el PIB por el FIB, habríamos entendido que vivir no es poseer sino ser, cuanto más humanos mejor. Poco sentido tiene crecer sin que todos los ciudadanos del mundo podamos disfrutar de una vida cualitativamente similar.
18 de junio de 2013, 20:12Crecer, en un planeta sobrexplotado es un sinsentido que solo lo tiene en la visión del neoliberalismo dominante para el que sólo somos cifras y beneficios o pérdidas.
Totalmente de acuerdo en todos los cambios que propones, un abrazo.
Excelente, como todo lo que usted escribe y analiza. Por favor siga, nos ayuda a gurdar la esperanza.
20 de junio de 2013, 16:35Totalmente de acuerdo
21 de junio de 2013, 10:25Además me gustaría añadir que el PIB se utiliza para calcular el IDH (Índice de Desarrollo Humano), cuando es absurdo considerar este PIB por sí solo sin tener en cuenta la deuda externa de los países.
24 de junio de 2013, 15:38El IDH resultaría mucho peor en los países pobres de lo que se piensa cuando lo poco que puedan producir ni siquiera es para ellos.
A menudo también ocurre que todo el valor monetario de la producción (PIB) se concentra en latifundios (Sri Lanka, Indonesia, India,...)sobre tierras muy fértiles con mano de obra muy barata y con el único objeto de exportar artículos de lujo (te, cafe,...) a los países ricos para pagar la deuda. Lo que queda para el pueblo autóctono son las migajas.
Saludos. Luis
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