Declaración Universal de los Derechos Humanos

lunes, 19 de abril de 2010

I

Todos deberíamos leer y releer la Declaración Universal de los Derechos Humanos, para sentirnos confortados, para llenar nuestro amanecer con el convencimiento de que vale la pena seguir luchando en favor de los grandes valores éticos que deben inspirar nuestro comportamiento cotidiano. Para que nos apercibamos de que “estamos dotados de razón” para remediar la tentación de la fuerza.

Todos (“nos-otros”!) solidarios con el prójimo, para con-vivir y des-vivirnos por él “fraternalmente”, como proclama al artículo primero.

Todos iguales en dignidad: sea cuales sean el color de piel, el género, la creencia que profesemos, la ideología… .

Todos –como indica la propia Declaración en su comienzo- estudiando y recordando la letra y el espíritu de los Derechos Humanos, en los centros docentes en sus diversos grados y modalidades, en los medios de comunicación, en los parlamentos, en los consejos municipales, en todas las instancias de gobierno, en las ONGs, en los organismos internacionales… “sin distinción fundada en la condición política de los países o de los territorios”.

Es apremiante esta “lectura activa” porque no se están rectificando los rumbos. No se está yendo decididamente de la plutocracia al multilateralismo. No se está acabando de una vez con los paraísos fiscales, que hacen posibles los tráficos de toda índole (drogas, armas, personas!...). No se está regulando la especulación ni la economía irresponsable. No se está contrarrestando la excesiva concentración del poder mediático. No se están iniciando los pasos conducentes a un nuevo modelo productivo de desarrollo global sostenible. Como antes de la crisis, lo único importante es negociar, vender… producir lo más barato posible, mediante una deslocalización hacia el Este que no tiene en cuenta cómo viven los “productores” de estos países ni si se observan sus derechos humanos… Más de lo mismo… y la sociedad todavía callada, silenciosa, mirando hacia otro lado.

Las instituciones “públicas” como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como instituciones privadas de dudosa imparcialidad están –cuando no supieron prever ni prevenir la crisis- actuando de forma interesada en favor de los mismos que originaron la grave situación presente.

¿Y qué hacen las comunidades científica, académica, artística…? Siguen observando. En general, son espectadores distraídos, que no reflexionan suficientemente sobre los grandes problemas ni actúan en consecuencia.

2 comentarios

Anónimo dijo...

¡Que alegría para mi mente leer cosas sensatas en Internet¡ ->Su blog D. Federico

Excelente: "TODOS IGUALES EN DIGNIDAD"

.....estudiando y recordando la letra y el espíritu de los Derechos Humanos, en los centros docentes en sus diversos grados y modalidades, en los medios de comunicación, en los parlamentos, en los consejos municipales, en todas las instancias de gobierno, en las ONGs, en los organismos internacionales…., en la familia, ...
-porque mira si influye la familia en la educación y comportamiento del futuro ciudadano-

¿Y qué hacen las comunidades científica, académica, artística…? religiosas,...
-Tengo la sensación que hacen poco, muy poco o n...-

Primero leo y reconozco lo derechos humanos en mi, y después los ejercito en mi entorno, familia, comunidad, trabajo, ...

Por cierto, ¡háblale de derechos humanos a algunos empresarios! Cuando menos "te pueden mandar muy cerca..."

saludos

19 de abril de 2010, 15:01
Anónimo dijo...

Enhorabuena, sigue sindo un referente .

19 de abril de 2010, 23:00