José Saramago

lunes, 21 de junio de 2010

Estará ahora navegando en su imaginada balsa de piedra por el Océano Atlántico. Este mar que tanto le inspiró, en Lanzarote, en el último tramo de su vida, junto a Pilar. Y en su infancia. Soñó tantas veces frente a las olas, envió tantos mensajes hídricos!...

Se ha vuelto invisible, pero está aquí. Se ha quedado en su obra colosal, en sus escritos. Nos deja su legado formidable de compromiso personal, de tener en cuenta a todos en su igual dignidad humana.

Saramago me honró con su amistad-docencia. Recuerdo que en una de las últimas veces que le vi (hablé con él por teléfono no hace muchos días todavía) me dijo: "El gran debate hoy, el más apremiante, es el de la democracia auténtica. Éste es el secreto, el reto, el único camino".

Sí, hay que cambiar de ruta y de trazado.

Riguroso, valiente. Decía lo que pensaba y escuchaba a los que pensaban de otra manera. Procuró conocer a todos, acercándose, con-viviendo, porque nadie le era ajeno, gracias a su propia trayectoria tan bellamente expresada en la frase que Fernando Pessoa, su admirado poeta, puso en boca del heterónimo Ricardo Reis: "La luna se refleja por igual en el lago, en el estanque y en una charca de agua recién llovida... porque suficientemente alta se sitúa".

A cada ser humano. A cada uno. A todos!

Alta y luminosa, su estela nos seguirá orientando, como las estrellas que físicamente ya no existen, en la noche. Cuanto más cerrada, cuanto más oscura, más patente.

Insumiso. Ciudadano del mundo. Ciudadano pleno. Severo... pero esperanzado a fin de cuentas. Pero clemente.

Se esforzó hasta el último día de su "vida llena" en transformar, en promover y procurar cambios radicales.

Seguiremos contigo, iluminados por tu presencia ausente. Como escribí en 1992, seguiremos, gracias a ti, "ganando / espacio / a la penumbra, / dando vida / a inéditos senderos / y sentido / a cada hora".

5 comentarios

Anónimo dijo...

Viviendo despierto el sueño

21 de junio de 2010, 13:53
Anónimo dijo...

Ese Reto actual expresado por Samarago, de la democracia autentica, es el resumen de una vida y una voz que hay que escuchar.Toca un ideal, la democracia verdadera, que debemos buscar, y que en esa busqueda, quizas el mismo ideal se transforma, perfecciona, y al hacerlo , el puerto final nunca se alcanza, pero extrañamente, misteriosamente en ese andar alcanzamos mayores grados de perfeccion, muchos mas que si la meta fuese fija, quizas el relativismo de Einstein, y la democracia verdadera tienen mas en común de lo sospechado, y debemos preguntarnos cuanto contribuimos individualmente, a esa democracia verdadera, esbozada por el Conde de Montesquiu, de los tres Poderes, separados, independientes, haciendose contrapesos.

21 de junio de 2010, 15:12

"Nuestra única defensa contra la muerte es el amor", dijo Saramago.

Creo que entendió que "hay que morir antes de morir y descubrir que no hay muerte" (Tolle).

21 de junio de 2010, 21:18

Precioso homenaje, muy sentido Sr. Federico.

Siguiendo el hilo del debate, animo a todos a recuperar la Democracia como tal en sus principios fundadores, y olvidarnos de la Democracia "auténtica" (..el helado cuando se derrite, a mi entender ya no es "helado").

Democracia "es o no es". Y me temo que lo que estamos empezando a vivir en este principio de Siglo XXI está tristemente más vinculado a lo segundo que a lo primero. Intuyo que la democracia nos la han podido robar poco a poco sin darnos cuenta, y queda ya sólo el querer recuperarla o no entre todos y para todos. El primer paso hacia este "cambio radical", será el ser plenamente conscientes de esta situación ya tan peligrosa en un Mundo armadísimo hasta los dientes. la Historia se puede estar repitiendo:

"No estamos ante una época de cambios; estamos ante un cambio de época" (Leonardo da Vinci).

Un abrazo muy fuerte. La luz de Saramago no se apagará nunca. Nunca.

Jorge Medina Azcárate
One Brother World

22 de junio de 2010, 1:12

Gracias Federico por tu hermosa oda a Saramago, tu amigo, al que conocí de tu mano. Me impactó su mirada, su sencillez, su calidad humana. También su pensamiento fiel a favor de una sociedad humana, la de los hombres-mujeres que trabajan por la dignidad, la equidad.
Se fué el hombre pero nos queda su obra, perenne, no tiene caducidad.

26 de junio de 2010, 1:05