Hasta hace muy pocos años, la humanidad ha estado siempre dominada y amaestrada por un poder absoluto masculino. Unos cuantos hombres han llevado las riendas del destino común.
Confinados territorial e intelectualmente, los seres humanos han vivido sometidos, hasta el punto que tener que ofrecer su propia vida a los designios del poder. Sin discusión posible.
En 1945, al término de una guerra horrenda, con el empleo de los más abominables métodos de exterminio, se fundaron las Naciones Unidas –“Nosotros, los pueblos…”- y, unos meses más tarde, la UNESCO, cuya Constitución establece que son los “principios democráticos” –justicia, igual dignidad, libertad y solidaridad- los que deben guiar la gobernación, y que la educación consiste en contribuir a la formación de personas “libres y responsables”. Personas educadas, es decir, que actúan en virtud de sus propias reflexiones y no al dictado de nadie, ni atenazadas y atemorizadas por dogmas, amenazas, ciegas obediencias…
Por eso era tan importante que, al igual que en los países de mayor calidad educativa, se hubiera introducido en España, de forma transversal, la Educación para la Ciudadanía. La gran mayoría de los docentes –en general, excelentes y de una dedicación ejemplar- estaban muy satisfechos de ser, con los progenitores, los que contribuían a la “libertad y responsabilidad”, contrarrestando la uniformización, la gregarización, la sumisión.
Ahora se pretende eliminar la ciudadanía y volver al sometimiento. De un plumazo infausto, volvemos a la condición de súbditos en lugar de pretender alcanzar la de ciudadanos plenos.
Si no reaccionamos, se habrá dado otro paso atrás y nos dedicaremos a observar, obsesivamente, las fluctuaciones de la prima de riesgo (¡fascinante!), las cumbres europeas y las competiciones deportivas… Espectadores impasibles…
Reaccionemos. Impliquémonos. La Educación para la Ciudadanía es esencial para el cambio que, en cualquier caso, es necesario en el proceso educativo, sea cual sea la geometría del gobierno.
¿De verdad quieren que “conozcamos los valores de nuestra civilización occidental”, cuando los hemos sustituido por el mercado y por los valores bursátiles? Todas las civilizaciones y culturas tienen aspectos que conviene retener y generalizar.
No somos ciudadanos “occidentales”. Somos ciudadanos del mundo.
Somos ciudadanos y no súbditos.
Confinados territorial e intelectualmente, los seres humanos han vivido sometidos, hasta el punto que tener que ofrecer su propia vida a los designios del poder. Sin discusión posible.
En 1945, al término de una guerra horrenda, con el empleo de los más abominables métodos de exterminio, se fundaron las Naciones Unidas –“Nosotros, los pueblos…”- y, unos meses más tarde, la UNESCO, cuya Constitución establece que son los “principios democráticos” –justicia, igual dignidad, libertad y solidaridad- los que deben guiar la gobernación, y que la educación consiste en contribuir a la formación de personas “libres y responsables”. Personas educadas, es decir, que actúan en virtud de sus propias reflexiones y no al dictado de nadie, ni atenazadas y atemorizadas por dogmas, amenazas, ciegas obediencias…
Por eso era tan importante que, al igual que en los países de mayor calidad educativa, se hubiera introducido en España, de forma transversal, la Educación para la Ciudadanía. La gran mayoría de los docentes –en general, excelentes y de una dedicación ejemplar- estaban muy satisfechos de ser, con los progenitores, los que contribuían a la “libertad y responsabilidad”, contrarrestando la uniformización, la gregarización, la sumisión.
Ahora se pretende eliminar la ciudadanía y volver al sometimiento. De un plumazo infausto, volvemos a la condición de súbditos en lugar de pretender alcanzar la de ciudadanos plenos.
Si no reaccionamos, se habrá dado otro paso atrás y nos dedicaremos a observar, obsesivamente, las fluctuaciones de la prima de riesgo (¡fascinante!), las cumbres europeas y las competiciones deportivas… Espectadores impasibles…
Reaccionemos. Impliquémonos. La Educación para la Ciudadanía es esencial para el cambio que, en cualquier caso, es necesario en el proceso educativo, sea cual sea la geometría del gobierno.
¿De verdad quieren que “conozcamos los valores de nuestra civilización occidental”, cuando los hemos sustituido por el mercado y por los valores bursátiles? Todas las civilizaciones y culturas tienen aspectos que conviene retener y generalizar.
No somos ciudadanos “occidentales”. Somos ciudadanos del mundo.
Somos ciudadanos y no súbditos.
7 comentarios
Un paso atrás evidente, un intento de adoctrinamiento forzado. Me ha recordado cuando a principios de los 70 nos obligaban a "recitar" los Fueros de los Españoles, del Trabajo, y otros... dictados "por decreto ley".
3 de febrero de 2012, 13:49la educación para la ciudadanía, educación cívica o como la quieran llamar es necesaria, pero será inútil mientras las reformas educativas las siga haciendo el partido que gobierna sin debate y sin acuerdo, para que el siguiente gobierno las deshaga.
3 de febrero de 2012, 15:59Hace mucho ya que venimos necesitando una reforma de verdad, precedida del debate ciudadano y con la opinión de docentes, familias, alumnos, y todos cuantos por su conocimiento tengan algo que aportar.
Cualquier reforma que no vaya más allá de incluir la religión o la educación cívica, o del número de horas de latín o matemáticas, es perder un tiempo precioso.
No somos ciudadanos, tenemos una monarquia, por lo tanto somos súbditos. Lo votamos, y no nos importa que existan reyes cuando la constitución dice que todos somos iguales, no solo ante la ley.Un mundo gobernado por hombres y para los hombres. Una iglesia llamada madre y gobernada por hombres. Una sociedad paranoica, que pretende con todas estas injusticias, que se haga justicia.
4 de febrero de 2012, 0:04Muchas gracias, Prof. Zaragoza. Que razon tiene! Estamos regresando al feudalismo. El feudalismo tiene dos requisitos: el miedo y la carencia. El sistema de bienestar es el valor y la realidad mas importante para inpedir el regreso al feudalismo, ya que combate tanto el miedo como la carencia. Se debe de defender al maximo. En que cabeza cabe entregar cantidades inmensas de dinero a un industria que causo su propio fracaso (LA BANCA ESPECULATIVA) a costa de educacion, salud, seguridad y bienestar de millones de seres humanos? Es irracional, ridiculo y a mi parecer, no tan legal como se nos hizo creer.
4 de febrero de 2012, 19:01Estoy harto de escuchar "generar confianza para los mercados" ¿Que tal generar algo de confianza para ciudadanos?
7 de febrero de 2012, 15:24La captura de los gobiernos por parte de intereses privados, constituye la mayor amenaza en la actualidad para nuestra diezmada “democracia”.
Los mercados gobiernan, los gobiernos acatan, y los ciudadanos vivimos en una ilusión democrática, en un espejismo de libertad.
http://15mikel.blogspot.com/
estoy de acuerdo, la educación oara la ciudadania está muy bien, el que quiera adoctrinamientos que lo haga a nivel particular. educar a las personas en que aprendan a pnsar y reflexionar por si mismas, en la ética, la tolerancia, el respeto...y que todos los hombres / mujeres somos habitantes de un planeta y que somos iguales con nuestra propia cultura...
20 de febrero de 2012, 20:04los gobiernos quieren adoctrinarnos, tenernos manipuladitos a sus reglas, es hora de espabilar y exigir...
Thank you, that was just an awesome post!!!
31 de julio de 2018, 9:38Publicar un comentario