Es urgente enderezar los torcidos caminos del presente europeo. Es imprescindible rectificar el error histórico de una unión monetaria sin unión económica ni política. La piedra angular del edificio europeo que el mundo necesita no es el euro sino la democracia genuina, no los valores bursátiles sino los éticos.
¿Recuerdan cuándo "los nórdicos" eran los adalides del desarrollo sostenible, del apoyo a las Naciones Unidas, de la solidaridad internacional?
¿Recuerdan cuándo, más adelante, debido seguramente a los ingentes ingresos que recibían, algunos de los nórdicos ya eran menos dadivosos y democráticos, pero en Europa había un "Sur" que, a pesar de las herencias recibidas, se preocupaba del bienestar social?
Hoy el Norte-Centro es cada día más reaccionario y xenófobo y el Sur más pobre en su conjunto, con las asimetrías más pronunciadas: más millonarios (13% más) y muchos más menesterosos.
Una economía de especulación, deslocalización productiva y guerra (4.000 millones de dólares al día en armas y gastos militares, no me canso de repetirlo, al tiempo que mueren de hambre, sed y desamparo más de 60.000 personas) debe dar paso ahora a una economía de desarrollo global sostenible, que reduzca las desigualdades presentes y evite que el clamor popular se convierta en revolución.
La ausencia de liderazgo en los escenarios del poder es muy preocupante.
Es insostenible la Europa de la evasión fiscal, de los paraísos fiscales, de la insolidaridad creciente, simbolizada en el bochorno espiritual que representa Lampedusa. Los ciudadanos que estamos soportando la mayor parte de los ajustes debemos alzar la voz y exigir los radicales cambios estructurales que la UE requiere con apremio. Para empezar, no deberíamos prestarnos a concurrir ni participar en unas elecciones para el Parlamente Europeo cuya convocatoria atrae, en un número considerable de países, a unos porcentajes de votantes irrisorios. Si no votara más del 60% de la población electoral no deberían ser designados parlamentarios...
La Unión Europea, para que sea "Unión" verdadera, requiere transformaciones que sólo un Parlamento realmente representativo y democrático puede realizar y donde los euroescépticos y antieuropeos no prevalezcan.
Está en nuestras manos, en la capacidad de movilización presencial y virtual, esclarecer los horizontes hoy tan sombríos de Europa.
3 comentarios
Me temo que para esclarecer los horizontes europeos hace falta la luz de la verdad y la honestidad, en vez de la confusión de los secretos, de la criminalización de las victimas de la corrupción del sistema. Hace falta vergüenza y hace falta valentía. Hace falta lucidez, pero apenas asoma, el barro mediático vuelve a sumergirla en la máquina del fango en que se ha convertido la actuación de los poderes económicos imponiendo una impunidad vergonzosa.
4 de noviembre de 2013, 19:37Me parece excelente su propuesta de que si no votara más de 60% de la población electoral no deberían ser designados parlamentarios.
5 de noviembre de 2013, 21:05Por otra parte, debemos haber aprendido qué es una democracia representativa, en la que nuestros representantes NUNCA hacen lo que han dicho que iban a hacer: un gobierno que hace eso debe ser llevado a juicio. Prefiero una democracia participativa, como la que anuncia el PartidoX,del Futuro, Democracia y punto
Un saludo
Basta ya con el dominio del sistema bancario sobre los pueblos europeos. Hay que fundar la Confederacion de las Naciones Europeas Lo que propone JP.Chevènement , ex-ministro francés y diputado en su blog :http://www.chevenement.fr/Allons-vers-une-grande-Europe-confederale-une-confederation-de-peuples-libres_a1539.html
7 de noviembre de 2013, 14:32Olivier d'Arexy (Francia, 64990)
Publicar un comentario