1. Contra el desvergonzado dominio de los mercados:
Es apremiante la convocatoria urgente de unas Naciones Unidas “refundadas” con un Consejo de Seguridad Socioeconómico, que detenga primero e impida después el deterioro social propio de un sistema de especulación, deslocalización productiva y guerra (3.000 millones de dólares al día al tiempo que mueren de hambre y desamparo miles de personas, la mayoría de las cuales son niñas y niños de uno a cinco años de edad)…
Es urgentísimo re-situar la OMC (Organización Mundial del Comercio) en el ámbito de las Naciones Unidas, y exigir que el FMI y el Banco Mundial (para la reconstrucción y el desarrollo) cumplan su cometido original y dejen de ser instrumentos obedientes a los más prósperos y acaudalados de la Tierra.
“Cumplir sus deberes”, dicen a Grecia los magnates y las instituciones que les representan. ¿Quiénes contrajeron la deuda? Responsables, sí, pero con “tempos” bien definidos para que no se contribuya a incrementar las desigualdades que los procesos actuales de “cumplimiento” exacerban: aumenta sin cesar el número de millonarios… pero, mucho más, el de menesterosos. Y, según OXFAM/INTERMON, ¡85 personas tienen mayor riqueza que la mitad de la humanidad!
Cumplamos todos los deberes de tal modo que todos podamos ejercer nuestros derechos.
Clamor mundial.
2. Contra el fanatismo, venga de donde venga, especialmente cuando, desde los más siniestros e intolerables posicionamientos, asesina ¡en nombre de Dios! y alienta el odio y la intolerancia.
Clamor popular para que se convoque una sesión extraordinaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la que se refundaría, con unas primeras medidas de emergencia, dotándola de un sistema que poseyera los medios y autoridad necesarios para evitar, con contundentes acciones inmediatas, que la comunidad internacional sea objeto de todo tipo de agresiones frente a las cuales los grupos plutocráticos (G7, G8, G20) creados por el neoliberalismo son totalmente ineficaces.
Este nuevo multilateralismo democrático debe disponer rápidamente de la capacidad –también militar, mediante las oportunas alianzas permanentes- de prever y erradicar cualquier actividad que afecte a la seguridad a escala mundial (terrorismo del 11 de septiembre de 2001; mortífera invasión de Irak en 2003; indebido tratamiento de la “primavera árabe”, particularmente en el caso de Libia y Egipto; guerra en Siria; terribles ataques del “Estado islámico”, que conlleva una interpretación totalmente equívoca e inaceptable del Corán…), así como regular las relaciones bilaterales y comerciales con aquellos países que siguen violando el respeto más elemental a los derechos humanos y que, todavía peor, financian a grupos terroristas…
. . .
Clamor popular. Ahora ya podemos, “Nosotros los pueblos”, exponer libremente nuestras discrepancias y nuestras propuestas de forma tanto presencial como digital. Hagámoslo. De otro modo, nos sería de aplicación la tremenda advertencia de Albert Camus: “Les desprecio, porque pudiendo tanto se han atrevido a tan poco”.
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