Baltasar Garzón escribe hoy en “El País” un magnífico y oportuno obituario de quien quiso “llenar de estrellas el corazón del hombre”, que termina con unos versos del poeta-espíritu libre-comprometido-ejemplar Marcos Ana:
“… al mundo le dejo todo,
lo que tengo y lo que siento,
lo que he sido
lo que soy, lo que sostengo:
una bandera sin llanto, un amor, algunos versos…”
Leamos y releamos esta “Pequeña carta al mundo”. Marcos Ana se ha ausentado pero nos queda para siempre su voz. Nos queda la palabra.
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