Alepo, Yemen, emigrantes, refugiados, pobreza extrema, anuncio de inobservancia de las medidas sobre el cambio climático por parte del Presidente electo Trump, múltiples manifestaciones de racismo, xenofobia, fascismo…
Y silencio.
Las discrepancias o propuestas alternativas –como desarme para el desarrollo- se acallan por el inmenso poder mediático que, siguiendo instrucciones de los “mercados”, están ganando la batalla…
“Nosotros, los pueblos…” distraídos, irrelevantes…
Son necesarios grandes clamores populares, presenciales y en el ciberespacio que, apremiados ahora por procesos potencialmente irreversibles, exijan con carácter de emergencia la refundación de un multilateralismo democrático con la inmediata supresión de los ineficientes grupos plutocráticos; un nuevo concepto de seguridad, que atienda no sólo a las fronteras sino a quienes viven en su interior, contribuyendo de momento con el 10% de los gastos militares y en armamento; y que, pensando en las generaciones venideras y en las gravísimas consecuencias que se derivarían del incumplimiento de los Acuerdos de París, adviertan al señor Trump de que la mayoría de los habitantes humanos de la Tierra procederían a no adquirir productos de los Estados Unidos si no respeta íntegramente los compromisos adquiridos…
La palabra es nuestra única “arma de construcción masiva”.
O nos unimos y elevamos nuestras voces… o complicidad y delito de silencio.
“La voz / que pudo ser remedio / … y no fue nada”.
Delito de silencio.
5 comentarios
22 de noviembre de 2016, 19:55Luego, nosotros
Una vieja muere ardiendo
con gritos que no se oyeron,
esperando al electricista en paro,
que ahorcado aparece
tras un injusto desahucio
con ruegos inatendidos
con sollozos silenciados.
Nos convertimos sin remedio
en delincuentes del silencio
en cobardes y escondidos,
que mala suerte decimos
que injusto y no hacemos nada.
Luego seremos nosotros
los que arderemos y gritaremos
y alguien cobarde y escondido
con nuevo delito de silencio
susurrará que mala suerte
que injusto y no hará nada.
Sin duda es desesperante la pasividad de la mayor parte de la ciudadanía. ¿Qué ha pasado? Pienso ¿qué puedo hacer yo? Formo parte de un plataforma por la sanidad universal (soy la únuca no perteneciente al sector de la sanidad) y creo que no se consigue nada protestando: es necesario buscar y llevar a cabo alterativas, no importa que al final no den el resultado esperado. ¿Pensamos que todo es misión del Estado? Por mi parte creo que los ciudadanos ya hemos alcanzado la mayoría de edad y debemos (y podemos) construir un tipo de democracia distinto de la democracia representativa y de las mayorías. De hecho, los filosofos hablan de una democracia participativa o por consenso. No debo extenderme mas. Lo más importante: despertar a la ciudadanía.
23 de noviembre de 2016, 10:21Un saludo
Totalmente de acuerdo, Juliana. El qué querés cambiar el mundo debe empezar él mismo y otros seguirán.
24 de noviembre de 2016, 11:52Si quieres contactar conmigo, encantada.
Perdón por las erratas, no puedo rectificarías.
24 de noviembre de 2016, 11:53Publicar un comentario