No se comprende que, ante necesidades tan acuciantes de una mayoría de los seres humanos, se siga ampliando la brecha entre los más acaudalados y los más menesterosos.
Las cifras que ha dado OXFAM-Intermon son escalofriantes: menos de 70 personas poseen una riqueza superior a la de la mitad de la humanidad (¡3.500 personas!).
Recuerdo que en los años 70 en las Naciones Unidas se pronunciaba siempre la palabra clave: “com-partir”, partir con los demás, procurar que todos puedan vivir dignamente.
Después vino el vendaval de un neoliberalismo que sustituyó a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G7, G8, G20) y, lo que es peor, los valore éticos por los bursátiles. Y se deslocalizó la producción por “codicia e irresponsabilidad”, como indicó años más tarde el Presidente Obama.
Hacemos frente ahora, por primera vez, a desafíos globales –extrema pobreza, medio ambiente, amenaza nuclear- que constituyen procesos potencialmente irreversibles. Repartir mejor, ser generoso, ser solidario, es todavía más apremiante porque si se alcanzan puntos de no retorno se ofendería gravemente a todas las generaciones venideras, se afectaría profundamente el porvenir de la humanidad en su conjunto.
Hay momentos históricos, en los que hay que cambiar de rumbo. José Saramago ya advirtió que “lo malo de la paciencia es que puede ser infinita”. Por eso hay que compartir, porque en estos momentos la paciencia no será infinita. Ahora, por fin, los seres humanos ya pueden expresarse libremente. Si no hay evolución habrá revolución.
Al abordar estos temas siempre pienso en aquella frase que tanto me impresionó hace ya años en una pequeña capilla cerca de Montpellier: “Las mortajas no tienen bolsillos”.
Manos tendidas, no alzadas. Manos abiertas, no cerradas. Sin demora. Lo antes posible.
2 comentarios
Muchas gracias Don Federico por tener siempre la palabra justa en los momentos clave... por ser ésa luz de esperanza en medio del caos. Muchas gracias por estar ahí.
16 de diciembre de 2016, 15:30Usted y José Luís Sampedro han sido desde los años 80 nuestro referente ante la mediocridad y la cicatería del Neoliberalismo... y ante los autoritarios de cualquier signo.
Como siempre tiene usted más razón que un santo: “las mortajas no tienen bolsillos" y "es hora de tender la mano". Y luchar de otra manera por la Dignidad y la Libertad... mmmm más que luchar yo diría quizá mejor compartir la Libertad, extenderla imparable para que llegue cada vez a más gente, actuando cada uno en su dosis homeopática... pero todos a una y lograrlo.
Solidaridad, empatía, compartir ... frente al modelo sociológico que supone en actual sistema económico.social: el ser humano es como una "máquina de calcular", comprar y vender y trabajar, para comprar y vender. Los experimentos en Psicología y Neurociencia han demostrado que no somos "una máquina de calcular", que somo seres empáticos. Se explica así lo felices que nos encontramos cuando ayudamos a los demas y desazon e insatisfacción de la sociedad, preocupada solo en comprar y vender.
17 de diciembre de 2016, 19:50Un saludo
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