¡Qué bien que la Alcaldesa de Madrid,
Manuela Carmena, cuando vuelven a sonar aciagos tambores de guerra,
haya convocado, conjuntamente con la Alcaldesa de París, Anne Hidalgo,
este Foro para que las ciudades promuevan la paz y la concordia, la
educación para la convivencia y la solidaridad!
¡Qué bien que nos eduquemos todos
para poder transitar, al fin, desde una cultura de imposición, dominio,
violencia y guerra a una cultura de encuentro, conocimiento recíproco,
conversación, conciliación, alianza y paz! Desde el origen de los
tiempos, los seres humanos confinados en espacios muy limitados
territorial e intelectualmente… temerosos, silenciosos, obedientes,
ignorantes… Pero ahora, por fin, ya serán “Nosotros, los pueblos”… como
tan lúcidamente se inicia la Carta de las Naciones Unidas, los que
tomarán en sus manos las riendas del destino común.
Educación para la paz significa, como
establece la Constitución de la UNESCO, “ser libres y responsables” y
ejercer plenamente las facultades distintivas de la especie humana:
reflexionar, imaginar, anticiparse, ¡crear! Cada ser humano único capaz
de crear, nuestra esperanza. Todos diversos, hasta el límite de la
unicidad, todos iguales en dignidad, todos unidos por la justicia, la
libertad, la igualdad y la solidaridad. Educación para la paz que nos
permita hacer frente al acoso del inmenso poder mediático que convierte a
muchos en espectadores obcecados e impasibles. Esta “arma de distracción
masiva”, en feliz expresión de Soledad Gallego, que lleva a la
globalización de la indiferencia, a la que ha aludido el Papa Francisco.
Educación para la paz, para
com-partir, para co-operar, para com-prometerse, para com-padecer…, para
con-vivir, ¡para des-vivirse! Educación que no debe confundirse con
capacitación, conocimiento que no debe confundirse con información,
información que no debe confundirse con noticia. Aprender a ser y no
aprender a tener, como promueven las hojas de ruta de las grandes
corporaciones económicas para los procesos educativos. Porque corremos
el riesgo de llegar a tener muchas cosas, a ser dueños de mucho excepto
de nosotros mismos.
¡Com-partir, partir con los demás, para convivir armoniosamente!
Este es el gran objetivo que hoy nos fijamos para, rápidamente,
terminar con la vergüenza de la Europa insolidaria que en lugar de
incrementar la ayuda al desarrollo la ha reducido hasta prácticamente
desaparecer… Europa que no cumple con el deber de acoger a los
refugiados… La Europa del Mediterráneo ensangrentado y fosa común… Hace
tan sólo unas semanas, los “cuatro grandes” –Francia, Italia, Alemania y
España- se reunieron para preparar el 60 aniversario del Tratado de
Roma. Y cuando todos pensábamos que iban a anunciar que volveríamos a
situar al frente de nuestro comportamiento cotidiano los valores y
principios que guiaron el Tratado fundacional de la Unión Europea,
cuando pensábamos que iban a favorecer una unión política, social,
cultural y económica para que se superara de una vez la vergüenza de una
unión estrictamente monetaria… cuando pensábamos que iban a reclamar
rápidamente la refundación de un sistema multilateral democrático… lo
único que se les ocurrió fue incrementar el presupuesto de seguridad
militar… ¿Y la seguridad alimentaria, de salud, del cuidado del medio
ambiente, educativa, laboral de los que viven dentro de estos
territorios cuyas fronteras están tan celosamente vigiladas?
Pero, peor todavía, al día siguiente,
el G-7 se reunía en Roma y sus miembros no sólo asentían cabizbajos a
las ínfulas guerreras del insólito Presidente Trump y elevaban así mismo
el presupuesto de defensa, sino que ¡eliminaban de la agenda el
cumplimiento de los Acuerdos sobre Cambio Climático de París y el de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible!
Y todo ello acontece cuando por
primera vez en la historia nos hallamos ante procesos potencialmente
irreversibles que nos apremian a la acción porque podemos llegar a
puntos de no retorno, porque podemos dejar un legado a las generaciones
venideras de una habitabilidad deteriorada, una calidad de vida
inferior, una Tierra “desvencijada”. Y sin embargo, inconscientes, en
lugar de exigir el estricto cumplimiento de los Acuerdos sobre Cambio
Climático y Desarrollo Sostenible, accedemos con tibieza a que sean los
mercados y los grupos plutocráticos con los que el neoliberalismo
sustituyó en la década de los ochenta a las Naciones Unidas, quienes
sigan marcando directrices que conducen al enfrentamiento, al
desconcierto conceptual y práctico en que hoy se halla sumida la
humanidad, a las acciones bélicas, con la gravedad inmensa y la
repercusión que ha tenido la invasión de Irak basada en la simulación y
la mentira… todo ello sin la anuencia del Consejo de Seguridad…
Por eso es tan importante y oportuno este Foro que se celebra en Madrid y desde Madrid, para proclamar que a partir de ahora será la ciudadanía
la que, en grandes clamores populares, se opondrá a las acciones de
guerra, y a la insolidaridad, y a los brotes de xenofobia, racismo y
prevalencia de unos sobre otros… Ahora, sí, ahora ya es posible en Madrid y desde
Madrid, porque lo más importante que ha sucedido en los últimos años y
nos llena de esperanza es que, gracias a la tecnología digital, sabemos
lo que acontece en todo el orbe y podemos expresar libremente nuestros
puntos de vista, podemos participar, para que, por fin, la ciudadanía
consiga que la democracia formal se convierta en democracia genuina.
Pero, sobre todo, la mujer.
Sobre todo la mujer, marginada desde el origen de los tiempos por un
poder absoluto masculino que, ahora, desde hace tan sólo unos años, ya
empieza con sus facultades inherentes, a tomar parte progresivamente en
la toma de decisiones a escala local, regional y mundial. La mujer,
protagonista de la nueva era. Me gusta repetir lo que el Presidente
Nelson Mandela, el hombre que demostró que muchos imposibles hoy son
posibles mañana, me dijo un atardecer de 1996 en Pretoria: “La mujer es
la piedra angular de la nueva era porque sólo excepcionalmente utiliza
la fuerza, cuando el hombre sólo excepcionalmente no la utiliza”.
Tres nuevos protagonistas, desde Madrid, en Madrid: la mujer, la ciudadanía, la ciudad.
Gracias a los centenares de
Alcaldesas y Alcaldes que se han congregado en Madrid para proclamar, en
nombre de miles de municipios del mundo, que las ciudades serán desde
ahora los grandes baluartes de la paz. “La solución radica en escuchar.
Escuchar sin límites la voz de todos y crear una conciencia colectiva”,
dijo la Alcaldesa de Madrid al inaugurar el Foro.
Ahora ya podemos sustituir el perverso adagio de “si quieres la paz prepara la guerra” por “si quieres la paz, prepara la palabra”,
la mediación, la conciliación. Ya lo dijo Blas Infante: “Nos quedará la
palabra”. Lo subrayó la Alcaldesa de París en su alocución inaugural:
“La solución es pasar de la razón de la fuerza a la fuerza de la razón,
de la violencia a la palabra”.
En Madrid, desde Madrid, Alcaldes y ciudadanía reiteran el papel crucial de las ciudades
en la gobernanza y reconducción de las presentes tendencias en un mundo
que ha perdido la brújula y necesita reinventarse con urgencia. En Madrid, desde Madrid le
enviamos al mundo un mensaje de alerta y compromiso general sobre el
principio fundamental de la igual dignidad de todos los seres humanos,
subrayando que no debe consentirse que rebroten los sentimientos de
dogmatismo, fanatismo o prevalencia. Memoria del pasado. Debemos tener
buena memoria de lo que sucedió, porque los pueblos sin memoria del
pasado son pueblos sin futuro.
Estoy más convencido que nunca de que
el poder ciudadano es tan potente como inexplotado. Constituye una
fuerza extraordinaria pero adormecida. Ha llegado el momento de
reaccionar, de que cada ser humano ocupe el lugar que le corresponde.
Han sido siglos de predominio de la fuerza sobre la razón, del músculo sobre la mente, de la imposición sobre el diálogo.
Hasta los principios universales que
guiaban el comportamiento de la gente brillando –cuando más oscura es la
noche- en su firmamento de ideas, ideales e ideologías, han sido
arrumbados hace unas décadas y sustituidos por los avatares del mercado.
Educación para la paz sí pero no sólo
en las escuelas, en las aulas, sino también en los medios de
comunicación y, sobre todo, educación para la paz en los gobernantes y
parlamentarios, porque “más vale un ejemplo que cien sermones”… y
estamos saturados de muchos ejemplos deplorables.
Quisiera terminar con estos versos extraordinarios de José Ángel Valente en su poema “Sobre el tiempo presente”:
“Escribo desde un naufragio. /
Escribo sobre el tiempo presente. / Escribo sobre la latitud del dolor, /
sobre lo que hemos destruido / ante todo en nosotros… / Escribo desde
la noche, / desde el clamor del hambre y del trasmundo, / desde la mano
que se cierra opaca, / desde el genocidio, / desde los niños
infinitamente muertos,…/ Pero escribo también desde la vida, escribo,
hermano mío, de un tiempo venidero”.
¡Es tiempo de alzarse!, exclamó proféticamente Valente. Es tiempo de grandes clamores, desde Madrid, desde París y todas las ciudades para hacer posible enderezar las torcidas tendencias actuales… ¡Alzar la voz! No hacerlo sería complicidad. Sería delito.
¡Si quieres la paz prepara la palabra!
2 comentarios
ES MARAVILLOSO QUE ENTRE TANTO RESPONSABLE POLITICO MEDIOCRE, BRILLEN PERSONAS CON LUCES, GRACIAS SR. CARMENA POR CONSTRUIR.
18 de mayo de 2017, 14:51Necesitamos políticos como Carmena.
20 de mayo de 2017, 19:29Un saludo
Publicar un comentario