Peligrosísima desinformación

martes, 20 de julio de 2010

Es un Derecho Humano (art. 19 de la Declaración Universal) la expresión irrestricta de nuestros puntos de vista. La Constitución de la UNESCO, que tiene como misión construir la paz "en la mente de los hombres", establece en su artículo primero "la libre circulación de las ideas por la palabra y por la imagen".

Pero derecho también a una información veraz, equilibrada, que no refleje de forma invariable y sin concesiones, la ideología, partido político, etc. de quienes emiten la noticia.

La concentración del poder mediático audiovisual y escrito es de tal naturaleza que no sólo influye a escala mundial para justificar acciones difícilmente asumibles por la mayor parte del público sino que, a través de los medios más adecuados del "grupo", desencadenan movimientos especulativos de la economía -"dolarzona" contra "eurozona", por ejemplo- o crean "enemigos" para que no se desacelere la inmensa maquinaria de la guerra.

En España, sin ir más lejos, los ciudadanos que no leen más de un periódico corren el peligro -salvo contadas excepciones- de formarse una idea totalmente errónea de lo que acontece. En consecuencia, sus opiniones sobre la gobernación, sobre la justicia, sobre los partidos... se van tiñendo de la misma parcialidad, de los mismos sesgos que los que caracterizan al diario. Lo mismo sucede con los canales de TV privada que, progresivamente, van perteneciendo a los mismos amos...

Con la mejor voluntad, muchas personas no conocen más verdades que las que se les presentan por quienes no dan puntada sin hilo pensando exclusivamente en las próximas elecciones.

¿Solución? Leer periódicos de tendencias reconocidamente contrarias, ver otros canales de TV y escuchar, de vez en cuando al menos, otras emisoras de radio que las "habituales"... Y hablar desapasionadamente, serenamente, de temas controvertidos con amigos de "otros cestos"... Y ver también lo que pasa más allá de nuestro entorno, fuera de España. Y tener tiempo para pensar, para reflexionar sobre los distintos temas.

He insistido en el riesgo de ser sólo espectadores, receptores impasibles, pusilánimes, resignados. Las generaciones venideras merecen algo más. No nos dejemos convencer y ahormar.

La desinformación es peligrosísima.

6 comentarios

Anónimo dijo...

Comparto la mayor parte de su escrito y por destacar algo señalo: Y hablar desapasionadamente, serenamente, de temas controvertidos con amigos de "otros cestos"...

También creo que la desinformación es peligrosísima.

En algún comentario pasado se hizo referencia a la bondad, la compasión o la buena voluntad de los seres humanos para cambiar el mundo, creo que es la base para el cambiar a mejor.

Saludos

20 de julio de 2010, 11:39
Francisco Mingorance Aranzana dijo...

La desinformación es el problema para no avanzar socialmente.
He sufrido a lo largo de mi vida la triste desinformación de otros.
Federico, no podemos dejar de luchar por el avance en Educación en todos los paises, incluido España, tenemos que hacer mucha pedagogía.
Lee mi post ¿COMO PROCESAR LA INFORMACIÓN?
http:www.pacomingorance.blogspot.com

20 de julio de 2010, 14:17

"La mayor de todas la fuerzas es la Opinión Pública" (Simón Bolívar).

Lo más triste de todo es como usted dice, que esa desinformación se utiliza para incentivar a la todopoderosa industria de la guerra. Paralelamente, la industria del cine hace a veces (contadas veces) una labor preciosa a la hora de denunciar ésto. ..Y sin embargo, seguimos siendo capaces de ver destrucción, masacre, muerte y aniquilamientos humanos comiendo palomitas,..salimos, nos limpiamos las manos y nos vamos a dormir que mañana hay que trabajar. ...Ah!, ahora también en 3D!!.

Sr. Federico, ..yo ya no puedo más. Usted sabe todo lo que llevo detrás, y sólo puedo decir que esto es una lucha de imposibles en las condiciones actuales de enanos contra gigantes. Hoy ya ingreso en el club de los pesimistas.

Un abrazo,

Jorge Medina Azcárate
One Brother World

22 de julio de 2010, 1:59

...Otra anécdota que a mí personalmente me lleva a una gravísima reflexión:

El pasado 12 de Octubre fui en Madrid por primera vez en mi vida a ver el desfile de las fuerzas armadas. Soy anti-armas, y por eso hasta el año pasado nunca he querido ir. Pero esta vez quería contrastar la reacción de la gente al ver pasar tanto armamento bélico delante de sus narices. ...Nada pudo ser más desolador; padres diciendo a sus niños "..míra el Phantom!!!!, ese es el avión más rápido y peligroso!!"... "míra ese tanque!!!, puede destruir casas!!!... "míra los soldados!!, saluda hijo!!!!". ..Esto no era un caso aislado: todo el mundo reaccionaba igual.

...Inhumano, atroz; estoy convencido que no saben que esas son las mismas armas que matan a tanta gente inocente en el Mundo. ..Esa es también nuestra "desinformación" ya perfectamente modelada. El sistema está blindado Sr. Federico, ..me parece que ya no bastan ni las palbras, ni la música, ni las ponencias, ..ni nada pacífico. Esto es ya más grave.

Un abrazo.

23 de julio de 2010, 1:05
Fernando Sánchez Amillategui dijo...

De todas las soluciones que Vd. propone, y que comparto, la que más me gusta es "pensar". Que arranca pensando "individualmente" (que no 'solo') y que tiene su consecuencia inmediata en pensar colectivamente, es decir, en "participar", conversar, comentar, estimulando a otros a pensar con nosotros. En ser, en pocas palabras, "ser humano".

Añadiría un par de pinceladas, si me lo permite:

1) Me parece muy importante "bajarnos" del ciclo obsesivo de noticias que nos bombardea no ya diariamente, como la prensa cotidiana, sino casi continuamente (internet, teléfono móvil, tweets ...). Con esa nube de sandeces aparentemente trascendentes nos saturan y nos anestesian. Tras algunos días, las pocas noticias verdaderamente importantes se van asentando, y podremos interpretarlas de una forma mucho más ponderada - y, bendición, las muchas banales desaparecen. Paradójicamente, la forma de estar mejor informados pasa por disminuir conscientemente la densidad del flujo de información al que estamos expuestos. Si profesionalmente tenemos que estar en contacto con la prensa diaria, hay que aprender la disciplina de "hojearla" en pocos minutos, no dejándose tentar por "scoops" ni "exclusivas".

2) Encuentro muy importante distinguir contenido ideológico de calidad periodística, que en buena medida es calidad de la lógica, de la exposición, del razonamiento. Por decirlo con una imagen: nada más descorazonador que ver defendidas nuestras propias ideas con argumentos torpes, con vehemencias inconsecuentes y sonrojantes. Y, en el extremo opuesto, pocas cosas más refrescantes que leer razonamientos pulcros, apoyados por datos, aunque no apunten, por posición del autor, a donde nosotros deseamos. Sobre esos razonamientos y esos datos continúa nuestro pensamiento, nuestra acción política y ciudadana.

3) Junto a la moderación que sugiero en (1), de cuando en cuando encuentro bueno "zambullirme" en un tema - buscar recursos, explorarlo desde múltiples facetas. Para ello internet resulta ser un instrumento sin precedentes (aunque también con riesgos que requieren precauciones específicas). Y ahí sí que vale la pena dedicar horas y horas. En mi experiencia, es notable como a partir de la comprensión enriquecida de "un" tema mejora nuestra comprensión de otros temas aparentemente poco relacionados con el primero. Como beneficio suplementario, nada mejor que entrar en profundidad en un argumento para advertir de primera mano las "mañas" prestidigitadoras que muchas veces se gastan los medios de masa.


Recuerdo algunos criterios sencillos (y archiconocidos, no pretendo para nada ser original) para identificar el periodismo de buena calidad (en el fondo, son los mismos que para la ciencia, sólo que aplicados de forma menos tecnificada):

1) la periodista presenta los hechos, y no mezcla la presentación de los hechos con la interpretación. Si decide añadir ésta, lo hace con prudencia, la distingue claramente de la noticia, y asume explícitamente la relativa responsabilidad personal;

2) cita fuentes, datos, de forma verificable (nunca fue más fácil que hoy en día, mediante enlaces),

3) emplea un lenguaje riguroso pero accesible; se pueden seguir los razonamientos; no hay saltos en el vacío;

4) cuando se equivoca, rectifica con claridad máxima y lo antes posible.

Todos vivimos, lo sepamos o no, en una isla condicionada por nuestras experiencias, incluso por nuestra biología. Lo importantes es reconocerlo, y no presentar a los demás esta isla como si fuera el universo, ni pretender ignorar (peor aún, conquistar y absorber) las demás islas. Se trata de construir puentes a las más cercanas, de navegar en son de paz a las un poquito más lejanas ... de visitar otras islas y de acoger en la nuestra ... Probablemente en todas haya algo que valga la pena, si sabemos reconocerlo e integrarlo en la nuestra.

Saludos cordiales,

26 de julio de 2010, 11:23
Anónimo dijo...

Cuando mi abuelo dejaba de cultivar el huerto por meses, al volver siempre había crecido mucha hierba. Más trabajoso que el cuidado diario del huerto, era ir uno a uno quitando todos los hierbajos que habían ido saliendo.

Afortunadamente mi abuelo tenía gran experiencia y sabía perfectamente distinguir una mata de tomate de un matojo.


Hoy en día se han abierto los canales del acceso a la información. Los hay que lo llaman autopista de información, todo es información, pero quizás haya demasiadas matas en esta selva. Muchos de los gigantes de esta autopista saben perfectamente por donde deben conducirnos, para hacernos sentir totalmente informados aunque nada cultivados. Wikipedia es suficiente, y Facebook imprescindible.

Me pregunto hasta que punto nos dejamos conducir por autopistas llenas de McDonald, anuncios, fantasías, y carentes de toda realidad.

La red es también información real, pero debemos crearnos nuestros mapas, quizás mas al margen de tanta autopista y tantas grandes superficies que también se han instalado en el ciberespacio.

Un cordial Saludo, Olaya Moreno

8 de agosto de 2010, 20:17