Breve historia de un ciempiés, con moraleja

sábado, 21 de marzo de 2020


Al escuchar las severas críticas que se han hecho a las propuestas del Gobierno sobre la crisis inducida por el coronavirus, aprobadas a regañadientes y con enfáticas presunciones de haberse anticipado, pensé en esta magnífica fábula del ciempiés, que publiqué en septiembre de 2013 y repito ahora:

“Cuentan que un ciempiés muy preocupado por la dificultad de poder marchar correctamente moviendo a la vez y bien acompasadas sus cien extremidades, decidió visitar al animal que tenía fama de ser el más lúcido y hallar rápidamente soluciones. “Me han dicho que está muy preparado… y que hasta puede expresarse fluidamente en inglés”.

Y se dirigió a la consulta del tan renombrado lince. Le explicó el mal “estructural” que le aquejaba. El lince reflexionó durante algún tiempo y después, mirando fijamente al ciempiés, le dijo: “Ya lo tengo. Lo que debe hacer es convertirse en cuadrúpedo: cuatro patas dan una gran estabilidad y, movidas horizontal o transversalmente, permiten un desplazamiento bien controlado”.

El ciempiés escuchó con fruición la recomendación del sabio lince y se marchó agradecido y alborozado.

Pero, de pronto, se detuvo y se dijo: “Me ha dicho lo que debo hacer… pero no cómo”… Desanduvo a toda prisa –la que le permitían sus cien pies embarullados- el camino recorrido, se presentó delante del lince y exclamó: “Me ha gustado mucho la solución que me ha dado… pero se le ha olvidado decirme cómo”. El lince le miró de nuevo fijamente y le dijo (¡en inglés!): “This is not my role. I am a policymaker” (“Esta no es mi función, yo soy un político”).

Moraleja: a partir de ahora, en los programas electorales, en los debates parlamentarios, en todos los proyectos y propuestas… los ciudadanos no olvidaremos exigir que los qué vayan acompañados de los cómo. Así, verbigracia: “…la solución está en crear empleo”. ¿Cómo?; “…vamos a asegurar el bienestar social”. ¿Cómo?, etc., etc., etc.”.

Ante amenazas globales como las que suponen el cambio climático y el coronavirus todos los ciudadanos tienen el derecho y los políticos el deber de afanarse en hallar los cómo y no pretender usar los qué en su provecho.

2 comentarios

Ángeles Saura dijo...

Estimado Federico
Me ha dado gran alegría leerle porque significa que se encuentra bien de salud.
Sobre la historia del ciempiés yo conozco otra. Alguien asombrado de verle entrar y salir de la madriguera con tanta agilidad le pregunta asombrado CÓMO es capaz de mover cien pies a la vez sin tropezarse. El ciempiés le contesta que nunca se había parado a pensar CÓMO lo hacía que iría a pensarlo y luego se lo contestaría...el final de la historia es triste porque...¡Nunca volvió a salir! Pienso en tantos enfermeros y médicos atendiendo a tantos enfermos estos días...y sin pararse a pensar CÓMO. Así están salvando muchas vidas pero poniendo en riesgo las suyas y de sus familiares más cercanos. Soy optimista y pienso que el gobierno emplea todo su tiempo en trabajar para entender y conseguir que ese CÓMO sea SEGURO. Emplea su tiempo en resolver CÓMO fabricar más mascarillas, trajes de protección, respiradores y HACERLO. Me doy cuenta que tanta explicación detallada sobre CUÁNTA gente enferma y muere sobra...nos llena de miedo y nos paraliza, evita protestas y conflictos. Por el momento me gusta escuchar detalles sobre CÓMO están fabricando mascarillas, trajes de protección y respiradores, CÓMO están habilitando lugares alternativos a los hospitales para toda la gente que lo necesite, CÓMO están ayudando a tanta gente que ha quedado en paro o sin recursos para vivir dignamente. Responder al CÓMO no es fácil, espero que pensar en ello no nos paralice. Espero que el estado de emergencia mundial no cambie nuestro modo de vida, no acabe con nuestra libertad y democracia para siempre. Ánimo a todos y todas porque estando tan mal, aún podemos estar peor.

22 de marzo de 2020, 13:06

Querido don Federico:

¡Qué alegría leerle! Siempre su luz ilumina con intensidad el camino a seguir. La fábula del ciempiés y el lince es definitoria de una situación real y trágica que derivará, espero, en un aprendizaje. Toda experiencia es como las páginas de un libro que finalmente nos dará las instrucciones a seguir para mejorar la calidad de nuestras relaciones.

Un fuerte abrazo desde Málaga.

El poeta de Motril

23 de marzo de 2020, 10:09