POR FIN, EL DESARME

viernes, 9 de octubre de 2009

Al final de la década de los 80, los acuerdos de Reykiavik, el fin de la guerra fría y la caída del muro de Berlín permitían augurar que la amenaza nuclear y la carrera armamentística darían un paso, progresivamente, a un replanteamiento de las estrategias bélicas y, por tanto, de las armas necesarias para hacer frente a la nueva naturaleza de los conflictos, dejando un amplio margen para “los dividendos de la paz”.

Pero no fue así. Bien al contrario, la “globalización” sustituyó los valores democráticos por las leyes del mercado y los países más prósperos del planeta (G-7, G-8…) marginaron al Sistema de las Naciones Unidas, hasta el punto de situar a la Organización Mundial del Comercio fuera de su ámbito.

El resultado ha sido un fracaso estrepitoso en la economía y el mundo en su conjunto se ha visto abocado a una crisis multidimensional (social, económica, medioambiental, alimenticia, democrática, ética), con unas inversiones militares que superan los 3 mil millones de dólares al día, al tiempo que mueren de hambre y abandono 70 mil personas aproximadamente, de ellas la mitad niños de menos de 5 años.

El último periodo de la administración Bush –invasión de Irak, propuesta de los escudos antimisiles, etc.- ha conducido a un repunte cada día mayor del gasto en armamento, mientras la pobreza y el hambre de miles de millones de seres humanos se acrecentaba.

Por todo cuanto antecede,

Habiendo observado con perplejidad e indignación el “rescate” de las instituciones financieras con centenares de miles de millones de dólares, cuando las arcas de los Objetivos del Milenio permanecen semivacías,

Queremos manifestar nuestro apoyo al Presidente Obama por:

1. Tomar el liderazgo del desarme nuclear, como manifestó en Praga y ha ratificado en la sesión del Consejo de Seguridad del 24 de septiembre de 2009, donde se adoptó unánimemente la reducción de los arsenales nucleares.

2. Haber decidido cancelar el programa de escudos antimisiles que la Administración norteamericana había previsto instalar en Europa.

3. Iniciar una nueva política de defensa que sustituya, al menos parcialmente, las armas convencionales (aviones, submarinos, tanques, etc.) por las que puedan no sólo hacer frente a las amenazas de hoy sino evitarlas, detectándolas a tiempo.

Manifestamos así mismo, la urgente necesidad de:

1. Confiar la seguridad internacional a las Naciones Unidas, con todas las medidas que se requieran para la rápida y eficaz actuación de los cascos azules.

2. Revisar con apremio las obligaciones contractuales de las alianzas militares existentes, para reducir las adquisiciones de artificios bélicos propios de confrontaciones “tradicionales”, que están activando recientemente el “mercado armamentístico”.

3. Con los fondos que se liberen de las desmesuradas inversiones actuales en gastos militares, reactivar la cooperación internacional de tal modo que sustituya una economía basada en buena parte en la guerra por una economía que permita un desarrollo global sostenible (energías renovables, producción de alimentos, almacenamiento, conducción y producción de agua, salud, transporte, vivienda…)

4. Hacemos un llamamiento para fortalecer las iniciativas existentes para el desarme a escala mundial y, muy especialmente, para la preparación de la Conferencia del Tratado de No Proliferación Nuclear, que debe tener lugar la próxima primavera de 2010.

5. Así mismo, abogamos para que se establezcan con urgencia los mecanismos adecuados para la resolución de conflictos que, bajo los criterios y los mecanismos de seguimiento, control y rendición de cuentas necesarios y con la participación de todos los actores implicados, permita a las Naciones Unidas establecer los objetivos y las prioridades internacionales y desarrollar los programas para alcanzarlos.

8 comentarios

Anónimo dijo...

¡ojalá haya empezado el desarme!
desconfío de las personas y mucho de los politicos;
mi apoyo para Obama, para usted D. Federico y para cualquier persona que promueva la PAZ; lo que siempre me ha preocupado son las intenciones ocultas de "los listos" y los torpes comportamientos de los seres primitivos que vestidos con diferentes uniformes nos administran, dirigen y dicen como hay que vivir

9 de octubre de 2009, 17:14

Todo esto está perfecto, sin duda es el camino a seguir. Sin embargo, echo de menos desde las altas directrices un discurso con el mismo contenido, pero mucho más afín a los jóvenes de nuestros días. De poco sirve intentar arreglar el Mundo de hoy, si no implicamos en la tarea al Mundo de mañana.

El galardón al Sr. Obama con el Nóbel de la Paz ayuda (en parte muy grande) a combatir esa "desconfianza" de las clases sociales comunes, recogida en el comentario que me precede, y que lo considero muy oportuno. Este es el momento histórico para unir sintonías, para implicar a todas las partes implicadas en las soluciones a conseguir, y que deberán afectar a todos por igual.

Este el gran momento histórico sin ninguna duda, y las sinergias están ya sobre la mesa. No las dejemos escapar.

Tremendamente esperanzador.

Jorge Medina Azcárate
One brother World

10 de octubre de 2009, 10:18
Anónimo dijo...

He llegado por un enlace a esta página y me ha hecho mucha gracia el comentario acerca de las clases comunes y la desconfianza de las mismas.Fundamentalmente existen dos clases, la de los gobernantes y la de los gobernados. Si no pertenece usted a la primera, cada dia se toman muchas decisiciones por usted a las que necesariamente queda usted adherido.Pertenece usted a la clase común.El gobierno tiene el monopolio de la coección. Si se refiere a clases sociales tomando como indicador la pasta que tienen. Muchas la tienen porque la acumularon con malas artes. El bienestar suma cero, y lo que unos disfrutan es en perjuicio de lo que otros no tienen.No podemos culpar a las personas que amasan fortunas si es que las heredaron de ancentros dicése titulos,todo esto tan anácronico.Tampoco les vamos a matar. Pero desde luego, tienen una responsabilidad para con sus coétaneos.En fin que las clases comunes podemos cabrearnos, y hacerlo en serio.También si usted se considera clase no común debería echarle un vistazo a la clasificación DMS IV, personalidad paranoide, delirios de grandeza, en fin, eliga usted mismo que se adapta más a su perfil.Abur.

11 de octubre de 2009, 14:06
Anónimo dijo...

He llegado por un enlace a esta página y me ha hecho mucha gracia el comentario acerca de las clases comunes y la desconfianza de las mismas.Fundamentalmente existen dos clases, la de los gobernantes y la de los gobernados. Si no pertenece usted a la primera, cada dia se toman muchas decisiciones por usted a las que necesariamente queda usted adherido.Pertenece usted a la clase común.El gobierno tiene el monopolio de la coección. Si se refiere a clases sociales tomando como indicador la pasta que tienen. Muchas la tienen porque la acumularon con malas artes. El bienestar suma cero, y lo que unos disfrutan es en perjuicio de lo que otros no tienen.No podemos culpar a las personas que amasan fortunas si es que las heredaron de ancentros dicése titulos,todo esto tan anácronico.Tampoco les vamos a matar. Pero desde luego, tienen una responsabilidad para con sus coétaneos.En fin que las clases comunes podemos cabrearnos, y hacerlo en serio.También si usted se considera clase no común debería echarle un vistazo a la clasificación DMS IV, personalidad paranoide, delirios de grandeza, en fin, eliga usted mismo que se adapta más a su perfil.Abur.

11 de octubre de 2009, 14:08

Anónimo;

Leyéndole a usted me vienen a la memoria las palabras certeras de Julián Marías:

"Lo que más me inquieta es que todos se preguntan: ¿qué va a pasar? Casi nadie se pregunta: ¿qué vamos a hacer?".

Deduzco que está usted posiblemente anclado en el imposibilismo del presente, en el continuismo hacia el futuro, y en el asesinato de la oportunidad circunstancial.

Obviamente quien piense en cambios sociales y eficaces hacia "un mejor que es posible", no puede hacerlo más que desde las grandes clases comunes, y basado en principios sociales muy muy muy sólidos e igualitarios. Quien por el contrario se acomoda en las clases minoritarias privilegiadas, beneficiándose del abuso social desigual, y para un poder que no sigue las reglas del juego marcadas (ya sea heredado o desde las "malas artes" como usted recoge), nunca se le pasará por la mente intento alguno de cambio para una situación que le beneficia. Todo esto es el origen de las desconfianzas reflejadas en anteriores comentarios, y todo esto resume mi apuesta personal por Obama como la "excepción que rompe la regla" en nuestros días, y que desde luego marca una oportunidad única contemporánea que no podemos dejar escapar.

Creo que con esto contesto a su desafortunado cierre de comentario.

11 de octubre de 2009, 19:38

Y con ilusión, (releyéndome), le animo a que se pase al esperanzador "qué vamos a hacer". Necesitamos ahora esta forma de afrontar la realidad. Saludos.

12 de octubre de 2009, 9:32
Tom dijo...
Manuel dijo...

Estimado señor D. Federico Mayor,

Me parece su propuesta pertinente y razonable.

Me permito apuntar algunas consideraciones que ésta me sugiere:

Como bien dice la Cultura de Paz, “el origen de lo que los seres humanos hacen está en su mente”. Sin embargo, en cuanto a la posibilidad de cambiar la “mentalidad” armamentista y, por lo tanto y como consecuencia, que el desarme haya llegado “al fin”, disiento (y creo que todos los sabemos que esto ha sido siempre así, es así y será siempre así; que el arma es la producción suprema del ser humano en todo tiempo y lugar). Intentaré explicar su lógica:

Cuando hablamos de paz, o del fin de una guerra, realmente tenemos que asumir que una organización armada impondrá las condiciones acordadas por la fuerza gracias a su ventaja armada, sean los EEUU, o fueran las fuerzas de la ONU. En caso de guerra mundial simplemente las condiciones serán las del vencedor. Por tanto, las armas no solo actúan en la guerra cuando destruyen, sino que están actuando permanentemente.

Cuando se habla de desarme, o se mantienen conversaciones de desarme, se consideran las armas por su potencia; así se habla de las nucleares, las minas anti-personas, etc. pero se olvida/oculta su actividad en acto. En este punto el desarme es ya un sin sentido, es simplemente política/ocultamiento. Propiamente el desarme debería tratar prioritariamente la reducción de investigación en I+D, es decir, del desarme de armas que todavía no existen, porque, además, las que existen ya son antiguas.

El arma, cualquiera que sea, o nos somete o nos desafía. Por todo esto digo que no se trata de cambiar la mentalidad, esto es; reformarla, sino de IMPONER el alto el fuego, esto es; el cese de la actividad de las armas, con una voluntad más fuerte; la que manifiesta la bandera blanca.

Manuel Herranz
www.whiteflag.info

13 de octubre de 2009, 22:54