Aung San Suu Kyi ¿al fin libre?

martes, 16 de noviembre de 2010

¡Qué buena notica ver a la mujer de las alas democráticas, de la restauración de la igual dignidad con todos sus compatriotas, llevando de nuevo las riendas de un luminoso para su bellísimo país!.

¿Se repetirá en Myanmar, en Birmania, el mismo "milagro" de Nelson Mandela? Después de tantos años de cautiverio, de lucidez perseverante, ¿contará Aung San Suu Kyi con las complicidades internas y externas necesarias para dar el viraje histórico que permita a Myanmar salir del oscuro y largo túnel que la Junta Militar ha representado?

En cualquier caso, me llena de esperanza. Y reitero mi admiración profunda a esta gran "dama" del Sureste asiático y del mundo entero.

En mayo de 1988 escribía a Nelson Mandela, en el momento en que cumplía los 70 años, 26 de los cuales en prisión por el único delito de haber nacido con la piel morena:

Ahí estás, aherrojado,

dándonos libertad

a manos llenas.

Queremos hoy que sepas

que nuestras alas

tienen en cada pluma

la marca de tus rejas;

que somos tenaces arrieros

de las intransitadas sendas

que tu cautiverio inspira;

que desde tu celda

liberas y excarcelas

a tanto corazón anclado

en la tibieza,

y rompes con la fuerza

de tu ejemplo

los moldes de pactos,

de acuerdos y consensos

que no supieron

respetar íntegramente

la dignidad de todo hombre

que tus grilletes y cadenas

proclaman y procuran.

Cuatro años más tarde, la Junta Militar impedía a esta gran mujer símbolo de los Derechos Humanos y de la reconciliación, asistir a una reunión del Consejo Ejecutivo de la UNESCO a la que la había convocado. Le escribí este poema el 21 de octubre del año 1992:

Te han impedido

venir

a iluminarnos,

a consolar nuestra espera,

y dar amplitud

y vigor

a nuestras alas;

a inspirar nuestra voz

-nuestro grito quizá,

ya necesario-.

Te han amordazado

y, sin embargo,

tu pulso late hoy

con mayor fuerza

en todo el mundo

(¡No sabían

que no puede

encarcelarse

la sangre del espíritu!)

Estás

tan patente

sin estar,

porque es inútil

anudar y retener

el alto vuelo

de tu ejemplo,

de tu brisa

que invade esta estancia

y la ensancha

y dignifica

hasta el punto

del olvido

de la afrenta

de tu ausencia.

Respiramos hondo

y nos sentimos

desde ahora

indomables

en el mismo

alborear

de un mundo

que tiene tu lágrima de más

pero muchas heridas

aliviadas.

Hoy, Aung San Suu Kyi da "amplitud y vigor a nuestras alas" y nos ayuda a cumplir nuestro deber supremo que, en palabras de Pedro Salinas, es seguir.

1 comentario

Anónimo dijo...

Estaba en la gran sala del Espace Bellevue del Foro AL-UE de Biarritz hace 15 dias donde dio usted una conferencia. Fué usted el mas aplaudido de todos los ponentes; quizas porque dio usted esta esperanza de que los cuatro poderes que dominan el mundo acaban todos por fallar frente al poder del espiritu y la libertad. La liberacion de Aung San Suu Kyi puede ser una prueba.
Gracias, muchas gracias a usted.
(Escribo desde Francia , diculpe los acentos)
Olivier d'Arexy

17 de noviembre de 2010, 10:59