Se veía venir, a qué precio de vidas y sufrimientos. Al final, el G8, el G20, los buenos oficios de la Liga Árabe, un Consejo de Seguridad con derecho a veto... no han podido remediar uno de los conflictos más sangrientos e innecesarios de los últimos años.
Quieran o no quieran reconocerlo los que siguen teniendo ambiciones hegemónicas, la única solución es, como tantas veces he insistido en los últimos años, refundar las Naciones Unidas, dando plena validez a la Carta de 1945: "Nosotros, los pueblos"...
Podría hacerse en dos fases: una, inmediata, -ya sugerida en estos últimos días- en que la Asamblea General designara unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el Gobierno de Al Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que representaría.
En una segunda fase, proceder a la refundación anteriormente citada, que se basaría en una Asamblea General en la que hubiera una representación de Estados equivalente al 50% de sus miembros y el otro 50% integrado por representantes de la sociedad civil (instituciones, ONG, miembros expresamente elegidos a este fin). Por otra parte, al Consejo de Seguridad actual, sin derecho a veto pero con voto ponderado, se añadiría un Consejo de Seguridad socioeconómico y un Consejo de Seguridad medioambiental.
Está claro, pues, que la solución no vendrá de la deriva actual y de la marginación del multilateralismo sino de la plena puesta en práctica de unas Naciones realmente Unidas.
Quieran o no quieran reconocerlo los que siguen teniendo ambiciones hegemónicas, la única solución es, como tantas veces he insistido en los últimos años, refundar las Naciones Unidas, dando plena validez a la Carta de 1945: "Nosotros, los pueblos"...
Podría hacerse en dos fases: una, inmediata, -ya sugerida en estos últimos días- en que la Asamblea General designara unánimemente a un interlocutor para establecer los contactos oportunos con el Gobierno de Al Assad, y llegar a los acuerdos pertinentes gracias a la inmensa autoridad que representaría.
En una segunda fase, proceder a la refundación anteriormente citada, que se basaría en una Asamblea General en la que hubiera una representación de Estados equivalente al 50% de sus miembros y el otro 50% integrado por representantes de la sociedad civil (instituciones, ONG, miembros expresamente elegidos a este fin). Por otra parte, al Consejo de Seguridad actual, sin derecho a veto pero con voto ponderado, se añadiría un Consejo de Seguridad socioeconómico y un Consejo de Seguridad medioambiental.
Está claro, pues, que la solución no vendrá de la deriva actual y de la marginación del multilateralismo sino de la plena puesta en práctica de unas Naciones realmente Unidas.
2 comentarios
Usted confía mucho en las Naciones Unidas y su transformación. Pero las instituciones no pueden ser ajenas al mundo que les rodea. Necesitamos cambiar nuestro sistema económico-social, y, sobre todo, las personas.
15 de febrero de 2012, 14:27De todas formas considero que todo va junto y me parece oportuno su insistencia en unas Naciones Unidas distintas, a pesar que no soy partidaria de gendarmes internacionales
Un saludo
Sr. Mayor Zaragoza, mi nombre es Marcelo y soy ciudadano argentino hijo de españoles. Sigo su blog con regularidad y estimo mucho su opinión. Por tal motivo, me gustaría saber (de ser posible) qué opinión tiene sobre la actitud de Gran Bretaña de negarse cumplir con la Resolución de la ONU que insta a ambos países a dialogar sobre la soberanía de las Islas Malvinas. Sinceramente estoy desilusionado con la posición de Gran Bretaña que no sólo no dialoga, sino que encima envía sus destructores al Atlántico Sur muy cerca de nuestras costas. Duele decirlo, pero que un integrante del Consejo de Seguridad de la ONU se niegue a cumplir con las resoluciones de la organización deterioran totalmente el funcionamiento de la institución.
15 de febrero de 2012, 16:33Ellos expulsaron en el siglo XIX a nuestros ciudadanos que habitaban las islas y desde la década del ´60 (Resolución 2065 (XX) del 16 de diciembre de 1965) que la ONU se expidió llamando a un dialogo entre ambos países para solucionar el conflicto. Gran Bretaña nunca respondió a ese llamado. Ayer, Argentina en sintonía con su histórica postura, oficializó la aceptación de la mediación de la ONU ante la escalada de declaraciones de los últimos días entre ambos países; y sin embargo, el gobierno británico no parece interesado en dialogar sobre la soberanía de las islas.
No puedo evitar pensar que a Gran Bretaña no le interesa la ONU más que para defender sus intereses, y cuando no es así, hace caso omiso a cualquier disposición de la organización y busca una respuesta por fuera de la misma. En suma, como si la ONU fuese simplemente una herramienta de poder y no un lugar de armonía y paz entre naciones.
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