Con motivo
del Día Internacional de la Democracia, el Secretario General de las Naciones
Unidas, Antonio Guterres, ha hecho público el siguiente mensaje:
“La democracia se ve sometida a más presión ahora que en ningún
otro momento desde hace décadas. Por ello, este Día debería hacernos buscar
formas de vigorizar la democracia y respuestas a los desafíos sistemáticos que
enfrenta.
Ello supone corregir la desigualdad, tanto económica como
política. Supone hacer más inclusivas nuestras democracias, mediante la
integración de los jóvenes y los marginados en el sistema político. Y supone
hacer que las democracias sean más innovadoras y receptivas a los nuevos
desafíos.
Esforzarnos por un futuro que no deje a nadie atrás nos exige
considerar interrogantes esenciales y urgentes. Por ejemplo, ¿cómo repercutirán
la migración o el cambio climático en la democracia en la próxima generación?
¿Cuál es la mejor forma de aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías
evitando al mismo tiempo sus peligros? ¿Cómo hemos de construir una mejor
gobernanza para que la democracia ofrezca mejores condiciones de vida y colme
las aspiraciones de las personas?
En este Día Internacional de la Democracia, comprometámonos a
aunar nuestras fuerzas por el futuro de la democracia”.
Estas son las palabras que deberían reproducir ampliamente los
medios de comunicación y las redes sociales porque, por primera vez en la historia,
la humanidad hace frente a desafíos globales que requieren acciones inaplazables. “Mañana puede ser tarde”, debido a que se
trata de procesos potencialmente irreversibles.
La respuesta es democracia genuina, basada en la convicción de la
igual dignidad de todos los seres humanos.
Democracia ética, social, política, económica, cultural e internacional,
tal como figura en el texto borrador de la Declaración de Democracia[1] que
se redactó hace unos años con Karel Vasak, Juan Antonio Carrillo Salcedo…y ha
sido suscrito, después, entre otras personalidades bien acreditadas, por Mario
Soares, Adolfo Pérez Esquivel, Javier Pérez de Cuéllar, Boutros Boutros Ghali,…
habiendo incorporado matices y sugerencias de
notorios expertos en este tema.
Ha llegado el momento de la democracia participativa, de la
educación para todos a lo largo de toda la vida, para que actuemos en
virtud de nuestras reflexiones y nunca más al dictado de nadie. Para que seamos “libres y responsables”, como
lúcidamente establece la constitución de la UNESCO para los “educados”.
Ha llegado el momento de la democracia, de “Nosotros, los
pueblos”, como se inicia la Carta de las Naciones Unidas. Son “los pueblos” los que deben tener en sus
manos las riendas de la gobernanza y no los grupos plutocráticos (G7, G8, G20)
que han conducido a la deriva conceptual y práctica que actualmente sufre la
humanidad.
Hay que reconocer, sin embargo, que en 1945 “los pueblos” no
tenían voz. Más del 90% de la población
mundial nacía, vivía y moría en unos cuantos kilómetros cuadrados… . Eran personas obedientes, silenciosas,
temerosas. Hoy sigue siendo alto este
porcentaje, pero son muchos los que ya pueden, gracias en buena medida a la
tecnología digital, saber lo que acontece más allá de su entorno inmediato, y
pueden expresarse libremente. Pero,
sobre todo, ahora “los pueblos” son ya hombre y mujer.
Sí: “los pueblos” están siendo acosados por el “gran dominio”
(militar, financiero, mediático, energético) para ser espectadores impasibles y
obcecados en lugar de actores diligentes y comprometidos. Miles de personas mueren al día, la mayoría
niñas y niños de 1 a 5 años de edad, al tiempo que se invierten en armas y
gastos militares más de 4,000 millones de dólares… al tiempo que se deteriora
la habitabilidad de la Tierra, incumpliéndose, sin posibilidades de retorno, nuestras
responsabilidades intergeneracionales… al tiempo que resurgen brotes
supremacistas y xenófobos, peligrosísimos precursores de las confrontaciones
más sangrientas… al tiempo que la insolidaridad se acentúa y la brecha social
se agudiza…
Por todo ello, es tan importante que resuene bien alto y en todas
las conciencias la necesidad apremiante de una democracia participativa que
permita poner en práctica lo que establece con gran clarividencia el Preámbulo
de la Constitución de la UNESCO:”La humanidad será guiada por los “principios
democráticos”…
Que el día 15 de septiembre, “Día de la Democracia”, se extienda a
todos los días y se inicie el cambio de rumbo que los jóvenes y las
generaciones futuras merecen. He
repetido el gran impacto que tuvo en mi vida la frase terrible de Albert Camús:
“Les desprecio porque podían y no se atrevieron”.
¡Debemos atrevernos!
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