A vuela pluma (III) EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y EL ESTATUT

martes, 9 de febrero de 2010

Me consta que varios miembros del Tribunal Constitucional son juristas de primera clase. A otros no los conozco, pero presumo así mismo su gran categoría profesional. Y considero especialmente importante que los ciudadanos respeten a las más altas Instituciones del Estado. Pero, para ello, deben establecerse con meridiana claridad los siguientes principios:

i) Qué temas y cuándo son de su competencia; ii) que si bien toda norma, especialmente aquellas de gran complejidad, es “interpretable”, es inaceptable éticamente que la interpretación no dependa de los saberes, sabiduría y visión de los magistrados sino de sus tendencias “conservadoras” o “progresistas”. Ello va en contra de la credibilidad, que tanto nos importa, del Tribunal Constitucional y de las principales Instituciones.

Desde luego que habrá conceptos y palabras que deban matizarse, mejorarse, adaptarse o suprimirse en todas las leyes –incluida la del Tribunal Constitucional-, Estatutos y en la propia Constitución. Y es preciso que se lleve a efecto en el momento procesalmente adecuado.

Que en un Preámbulo –y no en la parte dispositiva- se hable de un concepto tradicionalmente utilizado en la expresión de pertenencia cultural e histórica es en mi opinión tan aceptable como que se utilice el de “patria” -“Asturias, patria querida”… en el mismo himno o “Dolça Catalunya, patria del meu cor”- sin que por ello pueda deducirse desafección alguna a la “patria común”. En todo sistema de naturaleza “federal” se aceptan unos principios compartidos por todos los integrantes y la existencia de unas diferencias que los caracteriza: así, en los EEUU, 51 Estados bien distintos –hasta el punto de que en 34 de ellos existe todavía la pena capital- dotados de gran autonomía y capacidad legislativa, constituyen la Nación Norteamericana. La diversidad es la gran riqueza. Estar unidos alrededor de unos valores reconocidos por todos, su fuerza.

Es, en consecuencia, urgente, teniendo en cuenta lo acaecido con el Estatut de Catalunya, que el Tribunal Constitucional esté a la altura de las circunstancias. Y es urgente, también, que se reponga el recurso previo de inconstitucionalidad. Cada cosa a su tiempo.

Quienes han recurrido un Estatuto que desfiló puntualmente por todos los pasos establecidos y que fue aprobado por las Cortes Generales y ratificado en Referéndum, deberían sentirse responsables de la radicalización de posturas que han originado en personas poco “radicalizables” pero cansadas de maniobras políticas y electorales. Es un grave error afectar los sentimientos más íntimos de un pueblo. Sobre todo cuando los más estrictos defensores de la Constitución son quienes con menor entusiasmo la defendieron en su día.

El sistema de Comunidades Autónomas ha dado a España un resultado realmente extraordinario. Recuerdo la España de los años 50, 60… y no puedo por menos que aplaudir lo que se ha sabido hacer en la mayoría de las Autonomías españolas. Cultivemos la diversidad unida por unos principios comunes y nunca más por la fuerza para afianzar así un futuro plural, activo, creativo. Es así como funcionan el Reino Unido, los EEUU, México, Brasil, Alemania… y querer volver a fórmulas que, no sin dificultad y grandes concesiones por parte de algunos, se superaron en la Transición constituye un gravísimo error.

Bastantes problemas enfrentamos, originados por la tozudez y miopía de un sistema económico que se olvidó de los valores y que, movido por intereses a corto plazo, originó flujos emigratorios y “burbujas” cuyas repercusiones estamos sufriendo ahora –como siempre el sufrimiento es mucho mayor en los segmentos sociales más vulnerables- para que, además, compliquemos el panorama de la convivencia española con matizadas disgresiones sobre cuestiones que cuentan con el apoyo de las dos Cámaras y del pueblo catalán… y, sobre todo, con tres años ya de “rodaje”.

Repito: los tratamientos, a tiempo. De otro modo, aunque los diagnósticos fueran perfectos, ya no poseen efectos benéficos.

4 comentarios

Anónimo dijo...

Buenos días D. Federico.

Interesantes los comentarios que hace usted hoy. ¿Puede que algo pasionales o emocionales? ¡No, no creo! Quizás en la medida justa.

Pareciendo usted un hombre culto, noble, bondadoso, pacífico y sabio; cualidades que para mi, entre otras, tendrían que tener los políticos; ¿no se ha plantado seriamente entrar a administrar alguna de las comunidades o la patria misma(España)?

“El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y un cobardía ceder el paso a los indignos.” Epicteto de Frigia (50-135)

Confío en que usted sabe bien cual es el momento o "tiempo" adecuado al que hace referencia.

Saludos

9 de febrero de 2010, 14:30
Anónimo dijo...

Estoy de acuedo con su interesante artículo con su permiso enlazarçe algunos de sus artículos en mi blog.Gracias
http://www.sintelib.wordpress.com

9 de febrero de 2010, 19:52

Hay un proverbio de la sabiduría somalí que simplifica mucho el tema del post de hoy: "No por mucho permanecer en el río, el tronco del árbol se convierte en cocodrilo".

Con esto lo único que pretendo reflejar es el hecho de que hay cosas que por su propia naturaleza, tenemos que aprender a vivir con ellas sin distorsionarlas ni forzarlas. Lo que en la práctica totalidad del Mundo admiran de España por su inmensa riqueza cultural, parece que aquí lo queremos criminalizar desde intereses paralelos, se llamen "Estatut", "Foros",.. o lo que siempre engloba a todos ellos: "dinero".

Somos vascos, catalanes, gallegos, andaluces o castellanos (entre otros), con el orgullo de estar unidos por una tradición, una historia y un idioma bajo la identidad de España. Somos un "super-ejemplo" de sociedad y convivencia en el Mundo entero, tan diverso y tan unido a la vez, que nos toca saber llevarlo con orgullo y responsabilidad. Somos lo que somos, y que nadie intente convertirnos ahora en nada más allá. Somos varios pequeños preciosos que hacen un grande maravilloso. Queda en nuestras manos (y en la de todos los jóvenes que recogerán el testigo después), el saber mantenerlo como tal.

Un abrazo muy fuerte,

Jorge Medina Azcárate
One brother World

9 de febrero de 2010, 19:54
Anónimo dijo...

En la sentencia del TC sobre el estatut de Catalunta, se apela en 14 ocasiones sobre "la indisoluble unidad de España", pues bien, flaco favor le ha hecho a España el TC ya que ahora hay el doble de independentistas que antes de la sentencia.
Sres del TC una o dos sentencias mas como esta y seran uds. los que mas hayan contribuido a que Catalunya sea independiente.

27 de julio de 2010, 11:21