60 Aniversario de la Unión Europea (¿Unión?)

jueves, 27 de mayo de 2010

Queremos la Europa faro de la democracia, la Europa torre de vigía.

No la Europa deslocalizada.

No la Europa dependiente. La Europa del Atlántico Norte y Sur, del Mediterráneo, del Pacífico.

La Europa aliada de los EEUU, sí, pero con seguridad independiente y con su propia autonomía, bien visible a escala mundial.

"La paz mundial sólo puede salvaguardarse mediante esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan", podemos leer en la Declaración de Schuman con la que se inició el largo recorrido de la Unión Europea hace 60 años. Ésta es la Europa que queremos. La que sabe que no hay nada que sea ineluctable, que no pueda cambiarse, que no pueda reinventarse, como el día 9 de mayo de 1950 hicieron Schuman y Monnet.

El Año Europeo de la Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, el de 2010, se ha convertido en año europeo de desestabilización, de explotación, de zoco excluyente que cambió valores por dinero.

Hoy formamos parte de este barrio próspero de la aldea global en el que viven no más del 18% de los habitantes de la Tierra. Tenemos que abrir puertas y ventanas para ser solidarios, conscientes de la vergüenza colectiva que representan el hambre, la pobreza, la falta de servicios sanitarios e higiénicos, en tantos y tantos lugares del planeta.

La pobreza material de muchos tiene su origen en la pobreza espiritual de pocos.

Ésta no es la Europa de la Unión que pretendemos y que debemos procurar afanosamente cada día.

A las instituciones financieras que fueron "rescatadas" por el G-20 -plutocracia- en lugar de hacerlo por las Naciones Unidas -democracia- y que ahora desestabilizan al mundo, con noticias falsas, con evaluaciones sesgadas, con argucias de toda índole disfrazadas de "mercado"..., hay que juzgarlas como delincuentes.

Hay que poner fin a una economía irresponsable de especulación, de paraísos fiscales, de deslocalización productiva guiada por la codicia.

Y hay que poner en marcha mecanismos protectores de los segmentos más vulnerables de la población, con fuentes alternativas de financiación (como las tasas sobre transacciones electrónicas, cambio de divisas, tarjetas de crédito, etc.) y la fijación de una Renta Básica que permita a todos disponer de las compensaciones que les permitan alcanzar el salario mínimo interprofesional.

Y sobre todo -no me cansaré de reiterarlo- hay que pasar de una economía de guerra (3.000 millones de dólares al día) a una economía de desarrollo sostenible (energías renovables, producción de alimentos, agua, protección de la salud, medio ambiente, vivienda, transporte...)

Que nadie se engañe: la caridad más justicia, sí; la caridad sin justicia, no. Porque la solución está en el reconocimiento pleno y efectivo de la igual dignidad humana.

La sociedad civil debe comprometerse, pero no asumir responsabilidades que corresponden a los Estados. A sus gobiernos que, en un sistema democrático, son los representantes genuinos de los ciudadanos.

Y los ciudadanos ya no permanecerán como testigos impasibles, resignados...

El tiempo del silencio ha concluido.

Es tiempo de educación a todos los niveles.

Es tiempo de no distraerse.

Es tiempo de seguir, tiempo de "alzarse", como nos dice José Ángel Valente en uno de sus versos.

El desarrollo es cooperación y no explotación.

Es ayudas y no préstamos condicionados.

Es com-partir.

Es extender la mano y nunca más alzarla.

Es inventar los caminos del mañana.

Es incluir.

Es comprometerse.

Es involucrarse.

Es ser nosotros mismos construyendo, con nuestro comportamiento cotidiano, una cultura de paz. Con el espíritu solidario y fraternidad que establece el artículo 1º de la Declaración Universal.

2 comentarios

Esta mañana de lunes he sido sorprendida por la lectura de dos artículos: el suyo "60 Aniversario de la Unión Europea (¿Unión?)" y "Altruistas de nacimiento" de Pablo Herreros ambos publicados el 27 de mayo.
He tenido el privilegio de saber que las muy deseables declaraciones de principios, que para nuestra Europa manifiesta, así como los compromisos que pide a la ciudadanía, parece que no han de ser simples utopias.
Experimentos científicos confirman que es posible, se acabó el gen egoísta.
Me satisface comprobar como el mundo dela ciencia, la ética, la economía, el arte... cada vez más, se relacionan con respeto y convergen en la búsqueda de la paz.
Quiero darle las gracias por compartir sus ideas, por hacerlas accesibles, involucrándonos con el pensamiento y el debate, para saber defender que otro mundo es posible.
Atentamente Eva

31 de mayo de 2010, 20:46
Kevin Stuttgart dijo...

Sr. Federico, estoy de acuerdo con casi todo lo que ha escrito en su artículo, sobretodo en lo de la renta básica aunque discrepo en dos puntos: 1.-que considere democrácia a las Naciones Unidas. En mi opinión, nada dista más de la realidad de la democrácia que la ONU cuando solamente cinco países tienen derecho a vetar cualquier acción de los restantes.
2.-creo que los gobiernos ya no son los representantes genuinos del pueblo. La política está podrida a todos los niveles, desde el municipal hasta el mundial; pienso que los ciudadanos nos enteramos superficialmente de los intereses económicos que propician las acciones de los políticos.

Igual que Eva, le agradezco sus comentarios y el poder expresar los míos.

1 de junio de 2010, 18:20