La silla vacía de Liu Xiaobo

miércoles, 15 de diciembre de 2010

La silla vacía de Liu Xiaobo. "Yo no tengo enemigos", es el mensaje del Premio Nobel chino ausente. Oslo ha recriminado "cautelosamente" a las autoridades chinas recomendándoles que mejoren sus hábitos democráticos, y los poderosos -!que pretenden gobernar el mundo!- han realizado su gesto habitual de mirar hacia otro lado.

Son demasiados los intereses -financieros, productivos...- para que se atrevan a encararse al gigante inexpresivo que ellos mismos han generado. Las "grandes marcas" también producen allí, con una codicia ilimitada. Y todos calladitos y sonrientes. Como los centenares de millones de personas del pueblo sometido.

Liu Xiaobo: gracias, porque su silla no estaba vacía. Somos muchos los que la hemos visto llenísima. Los que pensamos que, a partir de ahora, nuestros esfuerzos en favor de un cambio radical desde una economía basada en la especulación y la guerra a una economía de desarrollo global sostenible; desde una cultura de imposición y fuerza a una cultura de diálogo, conciliación y paz, se redoblarán... porque su silla estaba sólo aparentemente vacía.

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