Leyendo el artículo de Johan Galtung sobre Wikileaks – titulado “Weeklyleaks”- publicado por Roberto Savio en “Other news” me iba llenando de esperanza al tiempo que se afirmaba mi convicción de que debemos, todos lo que podamos, contribuir a los cambios apremiantes que pueden iluminar los horizontes de la humanidad, hoy tan sombríos.
Reflexionemos –“bien masticaíto”, como decía el Piyayo- sobre sus análisis y propuestas, tan lúcidos, tan reconfortantes, y decidamos unir nuestras fuerzas, especialmente en el ciberespacio, para derribar los muros informativos y superar los obstáculos de toda índole que se oponen a la mayúscula rectificación que tenemos que acometer sin demora pensando en las generaciones venideras.No estamos dispuestos a permitir que sigan desoyendo a líderes como Johan Galtung, que continúen –el “gran dominio” energético, mediático, militar y económico está en muy pocas manos- forzando a la humanidad entera a discurrir por la única salida del mismo sistema que nos ha conducido a la gravísima crisis democrática, ética, social y medioambiental que estamos padeciendo.
Wikileaks descubre una diplomacia de rumores, cotilleos, intereses, presiones e influencias. “¿Dónde están las ideas positivas? ¿Dónde están las ideas sobre cómo convertir los desafíos, como el del cambio climático, en cooperación para mutuo e igual beneficio?”, se pregunta Galtung.
Existen alrededor de 2.000 naciones en el mundo y sólo 200 Estados, lo que implica que la mayoría de ellos incluyen a varias naciones.
Después de revisar las alternativas estatales y nacionalistas, describe el “sistema sostenible” que debería proteger un medio ambiente habitable y cumplir las cuatro necesidades humanas básicas: sobrevivir, bienestar, identidad y libertad.
Puesto que la violencia es la consecuencia de conflictos no resueltos, la clave de la sobrevivencia es la resolución de conflictos.
Existen los recursos necesarios para garantizar el bienestar de los pueblos, satisfaciendo sus necesidades fundamentales en alimentación, vivienda, salud y educación. El único problema es su distribución extremadamente desigual.
“Una identidad global –escribe- requiere unidad en la diversidad, apreciando la rica variedad de expresiones culturales al tiempo que se reconoce que su objetivo común es la felicidad humana”.
Libertad significa disponer de opciones para elegir, cada uno, culturas y estructuras. La libertad impulsa la creatividad sin límites de la especie humana…
Basándose en el artículo 28 de la Declaración Universal[1] –derecho a vivir en estructuras domésticas y planetarias que hagan posible el ejercicio de los Derechos Humanos- Galtung propone una Federación Mundial, principalmente de regiones y grandes Estados…
Y está claro – añade- que no es el tipo de gobernación en la que el interés nacional prima a cualquier precio, el que puede ser la solución y conducir a esta federación a escala global.
“Los diplomáticos de los documentos Wikileaks pertenecen a una era del sistema estatal que tenemos que sobrepasar, dejar atrás”. No deben seguir ocultando su incompetencia en los velos del secreto. Democracia significa transparencia y no “juegos feudales”.
Y concluye: “Gracias Wikileaks. ¡Conviértete en Weeklyleaks (información “semanal”). Te necesitamos”.
No hay duda sobre lo que debemos hacer: volver a situar los principios democráticos donde los “globalizadores” pusieron el mercado; agruparnos, todos distintos pero asociados por unos valores universales compartidos, y refundar unas Naciones Unidas que permitan ir construyendo esta federación mundial, esta coordinación que nos proporcione rumbo e ímpetu, que es hoy el sueño de tantas personas conscientes de que los caminos actuales sólo llevan al abismo. Los del mañana, los señalan personas como Johan Galtung. Sigámosle.
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