Nueva lección para dotar a las Naciones Unidas de la autoridad que es indispensable para el cumplimiento a tiempo de su misión, que es "evitar el horror de la guerra".
Los actuales poderes, que sólo conocen el empleo de la fuerza, las llaman siempre al final -cuando se las llama, como ahora, que es mejor que marginarlas como sucedió en Irak- cuando ya no queda más remedio que hacer la guerra.
El G8 y el G20 deberían desaparecer de una vez del escenario internacional, porque sólo sirven para llegar tarde, mal y nunca.
Si hubieran, hace 20 días, respaldado unánimemente a las Naciones Unidas, se habría negociado la paz porque todos los países del mundo están en contra de la brutal reacción de Gadafi. Ahora ya sólo queda emplear, una vez más, el lenguaje de las bombas. Eso sí: como hace muy pocas semanas todos se afanaban en vender armas al "dictador", las que se usan por uno y otro bando son las mismas y se conocen bien...
Acabemos de una vez con la vergüenza que producen unos gobernantes "saltimbanquis" que, sin brújula ni rumbo, un día abrazan y al siguiente repudian. Y es que, aunque no quieran reconocerlo, se trata de una crisis sistémica y lo que deben hacer, si más aplazamientos, es darle la vuelta a la gobernación mundial, con valentía y lucidez, pasando del G20 al G-196, a todas las naciones... porque todas sufren las consecuencias de la plutocracia actual.
No podía consentirse lo que estaba pasando, es cierto. Nadie puede disparar impunemente sobre el pueblo... pero donde era necesaria la determinación política de utilizar con apremio y unanimidad el cerco diplomático y económico, se utiliza la contundencia -de resultados siempre imprevisibles y con notables "efectos colaterales"- de la fuerza.
Con la misma diligencia con que hace un mes vendían armas sin sonrojo ahora llevan a cabo acciones bélicas. Es preciso aprender la terrible lección y tomar medidas para que no se repita este oprobio.
Miren lo que está pasando en Bahrein y Yemen. ¿No es ya tiempo de acabar con el sueño hegemónico de Reagan y Thatcher, y de los grupos plutocráticos, para volver a unas Naciones Unidas de las que se fueron y hacerlas rápidamente, fuertes, eficientes y respetadas por todos?
3 comentarios
TÁNTALO O PREDICAR EN EL DESIERTO,PERO TENEMOS QUE SEGUIR A BRECHT.
22 de marzo de 2011, 11:58ACABO DE ESCRIBIR SOBRE EL CONSEJO DE SEGURIDAD Y LA FALTA DE DEMOCRACIA.
DE ACUERDO TOTALMENTE CON LO DE LOS "G",MÁS PIEDRAS EN EL CAMINO PARA EVITAR QUE SE OIGA A UNA MAYORÍA.
LO firmo, pero una pregunta: ¿mientras llega esa ONU qué se hace con Libia? ¿No era necesario para al loco de Gadafi? Sí, hagamo0s esa ONU, pero ¿qué se hace hoy allí para parar al asesino que no sea lo que se está haciendo?
22 de marzo de 2011, 13:47A esta pregunta nadie contesta...
¿Después de Irak, y de los muchos miles y miles de víctimas civiles, de un país desbaratado en todos los sentidos de la palabra, todavía hay alguien tan ingenuo que piense que con un clavo se saca otro clavo? ¿Que con guerra se combate la guerra?
22 de marzo de 2011, 15:42Personaje repugnante donde los haya, Gaddafi. Pero también repugnantes quienes hasta ayer mismo le han vendido armas, y hecho salameleques, e implicado en sus negocietes. Los tenemos mucho más cerca, y no hace falta ninguna autorización de la ONU para ir -electoralmente- a por ellos. ¿Lo haremos?
Cordiales
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